En el Hospital Italiano | 23 SEP 10

Lo trasplantan gracias a un hígado artificial

El tratamiento le permitió la espera.

Fabiola Czubaj

Héctor tiene 67 años y, de no haber llegado al país una nueva tecnología para pacientes que necesitan un trasplante hepático urgente, no podría haber mantenido la esperanza de sobreponerse a una descompensación grave debido a una cirrosis causada por el virus de la hepatitis C.

En su caso, una sola sesión de tratamiento con un hígado artificial extracorpóreo, que reemplaza las funciones hepática y renal, fue suficiente para "limpiar" su sangre de las toxinas y otras sustancias dañinas que el hígado y el riñón ya no podían eliminar. Y esto le permitió el tiempo de espera hasta que recibió el trasplante del nuevo órgano en el Hospital Italiano.

"Podemos decir que Héctor hoy vive gracias a esta máquina, que elimina todas las toxinas nocivas para el propio hígado, el riñón, los pulmones, el corazón y el cerebro, que se acumulan en pacientes con falla hepática grave. Además, pudimos mejorar la calidad de su salud y esperar más tranquilos el órgano necesario para el trasplante", explicó ayer a LA NACION el doctor Adrián Gadano, jefe de la Sección Hepatología y Trasplante Hepático del Italiano.

Aunque comúnmente se lo conoce como hígado artificial, este nuevo sistema llamado Prometheus reemplaza transitoriamente el trabajo que habitualmente realizan el hígado y los riñones para mantener al organismo libre de sustancias desechables como los ácidos biliares (ayudan a eliminar el colesterol), la bilirrubina y otras toxinas.

Cuando Héctor llegó al hospital el 20 de agosto pasado, derivado del Hospital Churruca, la cirrosis le había reducido al 20% la función hepática y su estado general tenía mal pronóstico. "El paciente tenía muy poco tiempo de vida y estaba en lista de espera para el trasplante -recordó Gadano-. Pero estaba tan grave que, a la vez, no podía trasplantarse."

En el Italiano, la indicación de utilizar el sistema fue inmediata en la Unidad de Diálisis de Fresenius Medical Care, la empresa que creó Prometheus.

"El paciente no tiene que estar permanentemente conectado al equipo, sino que se utiliza en sesiones de que van de 4 a 6 horas por día para liberar la sangre de las sustancias tóxicas que son críticas en las personas con fallo hepático. La frecuencia del tratamiento depende siempre de la respuesta del paciente", precisó el doctor Guillermo Rosa Diez, subdirector médico de la unidad e integrante del Servicio de Nefrología del mismo centro de salud. El 3 del actual, Héctor pudo ser trasplantado y salir de terapia intensiva.

Finalmente, en buen estado de salud, ayer por la tarde recibió el alta médica. Como su esposa y sus hijas, no dejó nunca de agradecerles a los médicos, los técnicos y los enfermeros que lo atendieron en estos últimos 30 días.

 

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