Estudio con 450.000 personas | 07 SEP 10

El dinero nos deja satisfechos, pero no felices

Las personas con más ingresos no tienen más emociones placenteras Dicen poseer mejor nivel de vida, aunque no lo muestran en el día a día.


Emisión de billetes de euro.| Corbis /Ángel Díaz | Madrid

Tener mucho dinero no da la felicidad, aunque no tenerlo puede hacernos muy desgraciados. La sabiduría popular siempre ha intuido lo que diversas investigaciones sobre la felicidad venían mostrando y un nuevo estudio, tras analizar las respuestas de más de 450.000 personas, acaba de confirmar: por encima de cierto nivel de ingresos, no somos necesariamente más felices, incluso cuando nos creamos que sí lo somos.

La nueva investigación, realizada en el Centro para la Salud y el Bienestar de la Universidad de Princeton y publicada en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), ha analizado una encuesta de la compañía Gallup en la que residentes en EEUU mostraban su nivel de satisfacción con su vida y señalaban las experiencias agradables o tristes que habían tenido el día anterior.

A partir de estos datos, los científicos han diferenciado entre dos conceptos: el bienestar emocional, que da cuenta de las sensaciones felices que suceden en el día a día, y la evaluación de la vida, que se refiere al concepto que los participantes tenían de su propio nivel de satisfacción. Para medir el primero, se tuvieron en cuenta sensaciones positivas, como risas y sonrisas frecuentes. Para el segundo, los voluntarios calificaban su vida con una nota del cero al 10.

Como muestra de que el dinero contribuye a la felicidad, los resultados reflejan que ambos términos crecen a medida que los ingresos del hogar aumentan, y ambos son dramáticamente bajos cuando se sufre escasez económica. Sin embargo, a partir de cierto punto, tener más dinero sólo mejora la evaluación de la vida, pero no incrementa las experiencias positivas que se viven a lo largo del día. Es decir, los encuestados valoraban mejor su felicidad, pero lo cierto es que no reían más, ni pasaban más ratos de disfrute o alegría.

"El bienestar emocional también incrementa con la renta, pero ya no progresa a partir de los 75.000 dólares anuales [algo más de 58.000 euros]", explican los investigadores. El ingreso medio por hogar al comenzar la encuesta era de 71.500 dólares, y un tercio de los hogares estaban por encima de este umbral. "Concluimos que un salario alto compra la satisfacción, pero no la felicidad". Eso sí, el caso contrario, el de las rentas más bajas, tiene difícil remedio: "Se asocia tanto a una baja evaluación de la vida como a un bajo bienestar emocional".

 

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