Biología y psicoanálisis | 31 OCT 07

"Somos individuos únicos, porque así lo determina la genética"

Lo afirma el biólogo Pierre Magistretti, que rescata el aporte del psicoanálisis.

“Si el descubrimiento del genoma fue algo así como el hallazgo de nuestro alfabeto interior, ahora viene lo mejor: descubrir la manera en que cada ser humano escribe con esas mismas letras su propia novela, ya que estamos genéticamente determinados para ser únicos.”

El hombre que enuncia con tanta claridad cuál será el desafío de la ciencia en los próximos años se llama Pierre Magistretti. Experto en neurobiología, con significativas contribuciones al estudio del metabolismo de la energía cerebral, este científico suizo que obtuvo en 2002 la medalla Emil Kraepelin del instituto alemán Max Planck pasó hace algunas semanas por Buenos Aires y ofreció una conferencia en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Codirector del Brain Mind Institute y director del Center for Psychiatric Neuroscience en la Universidad de Lausana, Suiza, Magistretti no vino solo. Lo acompañó otro investigador cuyo campo de acción podría resultar, a simple vista, incompatible con el suyo: el psicoanalista François Ansermet. Ambos son autores de A cada cual su cerebro (Katz Editores), un ensayo que deja de lado el prejuicio de la incompatibilidad y propone, en cambio, un encuentro posible: el de la neurobiología y el psicoanálisis.

Su propuesta parte de una idea muy clara: así como para el psicoanálisis el sujeto ha sido, históricamente, un ser único "como excepción a lo universal", también ahora debería ser único para las neurociencias. ¿Por qué? "Porque, a diferencia de lo que se creía antiguamente, los últimos hallazgos indican que el cerebro es un órgano dinámico que ya no puede ser considerado como una organización definida y fija de redes de neuronas". Por lo tanto, funciona en cada persona de un modo singular.

Ahora, el sujeto del psicoanálisis y el de las neurociencias es el mismo, afirman los autores del libro. Y lo es en tanto que existe un concepto que une ambas miradas: el de la plasticidad neuronal.

-¿Podría explicar en qué consiste esa plasticidad?

-En cada uno de nosotros, la experiencia deja una huella. Y existe un puente claro entre la huella psíquica y la huella sináptica, es decir, la que se produce en la instancia de intercambio de información entre las células cerebrales. En otras palabras: antes pensábamos que el cerebro era un órgano genéticamente determinado, con ciertos mecanismos fijos de tratamiento de la información. Ahora sabemos que, gracias a la plasticidad, nuestra red neuronal es modulable por los acontecimientos y por la experiencia y que esa experiencia modifica en forma permanente las conexiones entre las neuronas. Los mecanismos de plasticidad operan durante toda la vida. El acontecimiento y la experiencia siempre pueden modificar un estado anterior.

-¿Esa concepción otorga espacio a lo singular, como lo hace el psicoanálisis, pero desde el punto de vista biológico?

-Sí. Podemos decir que el individuo está genéticamente determinado para no estar genéticamente determinado. O que estamos genéticamente determinados para ser únicos, en tanto que, como lo expresan científicos de la talla de V. G. Cheung y R. S. Spielman, dentro de la realización del programa genético de cada persona hay un lugar reservado a la experiencia y, por lo tanto, a la contingencia y a lo imprevisible.

-Desde mediados del siglo XX se habla mucho de la predisposición genética, que luego es moldeada por el entorno, el medio ambiente, la cultura. Se dice que un individuo puede tener una predisposición genética que lo lleva a sufrir una depresión y que esa enfermedad podrá desarrollarse, o no, según la participación de otros factores. ¿En qué se diferencia esta visión de la que usted plantea?

-Desde cierto enfoque de la genética, la aparición de una enfermedad dependerá de la interacción entre el genotipo y el medio ambiente. Es un modelo de interacción: la expresión genotípica está modulada por el afuera. En cambio, para nosotros el concepto de interacción debería ser reemplazado por el de plasticidad, que integra genoma y ambiente en un mismo nivel lógico: genotipo y ambiente se combinan por medio de esa plasticidad para producir un genotipo único e irrepetible. La diferencia es que la determinación genética no es mayor que la ambiental o la psíquica; todas se articulan en forma permanente y durante toda la vida.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024