Hospital Fernández | 12 MAR 07

Empieza la era del termómetro digital

El Hospital Fernández se suma a la campaña para eliminar los equipos con mercurio, altamente contaminantes del medio ambiente.

Por Pedro Lipcovich

Los termómetros de mercurio, tarde o temprano, se rompen y el metal va a parar al medio ambiente. El ocaso de los termómetros de mercurio –ya reconocidos como tóxicos– tuvo otro capítulo ayer, cuando el Hospital Fernández formalizó la decisión de reemplazar sus 450 aparatos por termómetros digitales. Ese establecimiento sustituirá también los tensiómetros y otros aparatos que utilizaban ese metal líquido. El problema de los termómetros de mercurio es que, tarde o temprano, se rompen, y el metal va a parar al medio ambiente. Las móviles bolitas de mercurio (esas que tan divertidas resultaban cuando uno era chico) emiten vapores, imperceptibles pero tóxicos. Por eso los especialistas recomiendan, también para el hogar, pasarse a los termómetros digitales. En cuanto a los hospitales, el cambio en el Fernández se anota en una carta de intención suscripta por el Ministerio de Salud porteño, que se propone suprimir el mercurio en todos los centros de salud. En los próximos seis meses, quedarán libres de ese metal todos los servicios de neonatología, que albergan a los pacientitos más vulnerables. Estas medidas se enmarcan a su vez en una política mundial establecida por la OMS; en la Unión Europea ya se prohibió el mercurio en termómetros médicos o domésticos. Por último y mientras tanto, si se rompe un termómetro en casa, para limpiar el mercurio conviene tomar precauciones que incluyen el uso de guantes y jeringas.

“A lo largo de esta semana, los 450 termómetros de mercurio del Fernández serán reemplazados por termómetros digitales, que ya han sido comprados –anunció Carlos Damin, jefe de la Unidad Toxicología de ese hospital–. En cuanto a los 23 tensiómetros a mercurio que todavía quedan, serán reemplazados en unos 15 días, en cuanto lleguen los nuevos aparatos.” Medidas similares ya empezaron a tomarse en los hospitales Rivadavia y Elizalde. Los termómetros así descartados se almacenarán hasta que “una firma especializada en residuos patogénicos se ocupe de eliminarlos, mediante la desnaturalización del mercurio”, precisó Damin.

Adriana Grebnicoff, de la Coordinación de Salud Ambiental porteña, señaló que “dentro del sistema de salud de la ciudad venían comprándose casi 40 mil termómetros de mercurio por año, lo cual quiere decir: casi 40 kilos de mercurio que, cuando los aparatos finalmente se rompían, se volcaban al medio ambiente”. En julio del año pasado, el ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Alberto De Micheli, firmó una carta de intención para eliminar progresivamente el uso de mercurio en los efectores de salud. Por de pronto, “en el primer semestre de

 

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