Insuficiencia Venosa Crónica | 09 MAR 04

Un elevado porcentaje de pacientes de insuficiencia venosa crónica no está diagnosticado

Nueve de cada diez expertos considera que un elevado porcentaje de la población española con insuficiencia venosa crónica (IVC) está sin diagnosticar. Esta situación podría agravarse en los próximos años debido al aumento de la prevalencia de esta patología en España. La IVC es una enfermedad que implica la existencia de una disfunción del sistema venoso de las extremidades inferiores y que engloba una serie de signos y síntomas, entre los que se encuentran edema, dolor, sensación de calor, pesadez, cansancio, hinchazón y calambres.

Éstas son algunas de las conclusiones de la I Ola del "Macro-Estudio Prospectivo Delphi sobre Costes Sociales y Económicos de la Insuficiencia Venosa Crónica. Los tratamientos de futuro y el coste y el beneficio generados por su aplicación en el horizonte del año 2010 en España". Elaborada por el Gabinete de Estudios Sociológicos Bernard Krief, esta investigación fue iniciada el año pasado por la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV) y con el Capítulo Español de Flebología de esta entidad, contando con el patrocinio los Laboratorios Servier.

El estudio señala que los pacientes con IVC sin signos visibles pueden atribuir sus síntomas -pesadez de piernas, cansancio, calambres- a la edad, el sobrepeso u otros factores, sin asociarlos al hecho de que pueden padecer una patología, por lo que no acuden al médico hasta que la enfermedad se encuentra en un estadio muy avanzado.

Los especialistas consultados -más de 200- consideran que los principales factores de riesgo de la IVC, en el horizonte del año 2010, serán el sobrepeso y la edad avanzada, seguidos por el desempeño de profesiones que impliquen permanecer mucho tiempo de pie o sentado o con exposición al calor, la vida sedentaria y la falta de ejercicio físico.

El tratamiento de la IVC depende del estadio de desarrollo de la enfermedad. Existen diversos abordajes terapéuticos, pero los que tenderán a ser más utilizados en los próximos años son las medidas higiénicas y posturales y los cambios en el estilo de vida -practicar ejercicio, evitar el sobrepeso, llevar ropa y calzado adecuados-, así como la terapéutica de compresión. También serán más utilizados la terapia farmacológica, la cirugía y la escleroterapia.

Con relación a la duración del tratamiento compresivo, el 72% de los expertos considera que éste debería ser crónico o, al menos, mientras haya sintomatología (66%). El tratamiento farmacológico tendría que ser adm

 

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