Seguridad | 03 FEB 04

Bioseguridad: Un tema siempre vigente

Sin la unión de profesionales de la salud y la industria farmacéutica, autoridades y educadores sanitarios, técnicos en alimentación, comunicadores sociales y la población general, la tarea de asegurar la vida se torna muy difícil.
Autor/a: Dra. Marta Papponetti * 
INDICE:  1. Bioseguridad Tecnológica | 2. Bioseguridad Tecnológica | 3. Bioseguridad Tecnológica
Bioseguridad Tecnológica

Técnicamente, existen tres tipos de riesgos biotecnológicos:

1- Los riesgos para el medio ambiente:
(a) que los cultivos manipulados se conviertan en malezas;
(b) que se produzca un flujo de genes hacia parientes silvestres;
(c) que los organismos manipulados impacten en otras poblaciones asociadas  y
(d) que se provoque la erosión genética de las variedades locales. En este caso no es la manipulación en sí misma sino los sistemas de producción intensivos (uniformes) los que serían responsables (por ej., los cultivos que han sido desarrollados por la agricultura moderna (revolución verde) desde sus inicios)

2- Los riesgos para las actividades socioeconómicas.
Una conclusión importante es que para que los sistemas de bioseguridad sean relevantes y efectivos, y no se conviertan en un desestímulo a la innovación tecnológica, es necesario que se refieran específicamente al impacto de los rasgos transferidos, a las propiedades de la planta a la cual le han sido transferidos dichos rasgos y a las relaciones de esta planta u organismo con los ecosistemas aprovechados y circundantes La evaluación de los riesgos socioeconómicos -entendidos como los posibles perjuicios- sin embargo, no es suficiente para sustentar una decisión. Es indispensable realizar también una evaluación de los posibles beneficios que podrían generarse con la introducción del material transgénico, y analizar el balance correspondiente.

3- Los riesgos para la salud humana:
Los impactos especialmente valorados son los aspectos relacionados con el desarrollo de la resistencia a los antibióticos.

Por su parte los alimentos-o mejor dicho, los microorganismos que se consumen con ellos- pueden provocar enfermedades (sus efectos pueden ir desde una incomodidad relativamente trivial hasta manifestaciones y síntomas más serios como fiebre, diarrea, vómitos, deshidratación e incluso la muerte) debido a fallas en el proceso de elaboración, conservación o distribución; o contaminación originada en el interior del alimento (carne o pescado), encima de él (cáscara del huevo o productos agrícolas), del agua no potable o de las heces humanas o animales.

En estos aspectos las biotecnologías de alimentos no aumentan sino que disminuyen los peligros, pero incorporan nuevos riesgos como:
a) La resistencia a los antibióticos. Para modificar el genoma de la planta se utiliza el gen que se quiere insertar y otros genes auxiliares. Algunos de estos genes auxiliares confieren resistencia frente a determinados antibióticos, para poder seleccionar las células modificadas. Así, el maíz modificado genéticamente tiene también el gen de la beta-lactamasa, que confiere resistencia al antibiótico ampicilina.
b) La alergenicidad. La incorporación de un gen extraño agrega -además de la cualidad intrínseca deseable- características no esperadas; como en el caso de la frambuesa transgénica, la anexión de un gen animal (de resistencia al frío) a una planta provocó en los consumidores de la fruta, reacciones alérgicas típicas, motivadas por las proteínas animales. Otro caso reciente es el hallazgo en el cultivo modificado genéticamente que más

 

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