disminuyen considerablemente entre el quinto y el séptimo día después de la lesión. La eliminación de estos restos celulares necrosados marca el comienzo de la regeneración, pues se activan las células satélites y se transforman en mioblastos.
Unos días después de la lesión los mioblastos se fusionan entre sí para formar un miotubo, que a la vez se unen entre sí para formar una nueva fibra muscular (rápida o lenta). Al mismo tiempo que se origina la regeneración muscular, el hematoma es sustituido gradualmente por los fibroblastos y los componentes de la matriz extracelular, que restauran la integridad del tejido conectivo.
Estos dos procesos de reparación se apoyan el uno en el otro, aunque también entran en competencia. Según Hurme, al séptimo día de la lesión los miotubos habían crecido sobre la lámina basal dañada y se
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