La conducta suicida

Se ha propuesto que la intervención precoz en grupos de riesgo, por ejemplo ancianos, podría prevenir el suicidio.

Por lo cual se sugieren las siguientes recomendaciones:

1. La organización de acciones para identificar y prevenir la conducta suicida en adolescentes. En relación con la prevención primaria, los esfuerzos para reducir la prevalencia de abuso y dependencia de sustancias podría ser una excelente intervención, junto al entrenamiento del adolescente en destrezas psicosociales para resolver problemas y mejorar su autoeficacia. También son beneficiosos los programas que incluyen educación en salud mental, promoción de salud y fomento a la búsqueda de ayuda del joven con dificultades, por ejemplo aquel que sufre una ruptura amorosa (7). Los programas de apoyo familiar también se orientan hacia los problemas asociados con el suicidio, buscando mejorar la capacidad de las familias para enfrentarse a diversos estresores, como la pobreza, la uniparentalidad,  la emigración, el abuso de sustancias y el embarazo de la adolescente. La evaluación de aquellos programas está aún poco desarrollada, pero varios estudios han demostrado que el apoyo social a las familias puede mejorar el ajuste y el desarrollo de los niños. Una investigación indicó que las intervenciones infantiles precoces reducían significativamente las conductas antisociales posteriores e incrementaban las destrezas sociales (32). Estas intervenciones son efectivas, porque  las conductas delictivas están fuertemente asociadas con el suicidio y el consumo de drogas. En general, se recomienda que las actividades preventivas sobre la conducta suicida, por ser ésta multideterminada, deberían estar integradas en programas más amplios de promoción de la salud e insertas en los servicios de salud, con el fin de prevenir otras conductas de riesgo, como el embarazo de la adolescente y violencia interpersonal (2, 10). 
La educación sobre el tema para profesores y el equipo de salud es efectiva y no acarrea el mismo peligro de imitación que aquellos programas dirigidos a los adolescentes (10).
El incremento en el suicidio de adolescentes ha sido atribuido en parte a los medios de comunicación masivos. De hecho, varios estudios han confirmado el aumento de las tasas después de reportajes efectuados en la televisión o los diarios. También se ha encontrado que las novelas sobre el tema incrementan tal conducta: el llamado " efecto Werther". Por lo tanto los profesionales de estos medios deben ser educados respecto de estos temas 2, 20.) 
Después de producido un acto suicida es esencial realizar esfuerzos para identificar a los jóvenes con riesgo de imitar tal conducta. Por ejemplo, si ocurre un suicidio en un colegio, los amigos y familiares de la víctima junto con aquellas personas con historia de depresión, deberían ser evaluados por un docente entrenado y si es necesario ser referidos para tratamiento. En relación a los métodos de rastreo del suicidio, por ejemplo cuestionarios, estos deben investigar el estado de salud en general incluyendo, obviamente, la posibilidad de autoeliminación. Lo anterior permitiría disminuir el riesgo de que a través de su lectura, surjan conductas de imitación y falsos positivos que puedan determinar consecuencias adversas, tales como la estigmatización del joven sano (2, 13).
A pesar de la baja adherencia al tratamiento de estos jóvenes, es esencial estructurar en diversas instituciones programas