Introducción |
El cáncer de mama continúa siendo el segundo tumor más frecuente y la segunda causa de muerte por cáncer entre las mujeres. Solo en 2023 se estimaron más de 43.000 muertes en Estados Unidos. Frente a este panorama, la US Preventive Services Task Force (USPSTF) actualizó en 2024 sus recomendaciones de tamizaje, reafirmando el valor de la mamografía y ajustando la edad de inicio.
La decisión se basa en una revisión sistemática y modelizaciones comparativas, que evalúan beneficios, riesgos y equidad en la implementación de estrategias de detección.
Población y metodología |
La guía aplica a mujeres cisgénero y personas asignadas mujeres al nacer de 40 años o más, con riesgo promedio de cáncer de mama. Incluye también a quienes tienen factores moderados como antecedente familiar de primer grado o mamas densas, pero excluye a portadoras de mutaciones BRCA1/BRCA2, antecedentes de radiación torácica o lesiones de alto riesgo.
Se analizaron los efectos del tamizaje según edad de inicio y finalización, frecuencia (anual o bienal) y modalidad (mamografía digital o tomosíntesis). También se exploró el impacto en poblaciones racialmente diversas, dada la mayor mortalidad observada en mujeres negras.
Recomendaciones principales |
El USPSTF concluye con certeza moderada que la mamografía bienal entre los 40 y 74 años ofrece un beneficio neto moderado al reducir la mortalidad por cáncer de mama.
Para mujeres mayores de 75 años, la evidencia es insuficiente para establecer una recomendación firme. Del mismo modo, no se dispone de pruebas concluyentes sobre el uso de ultrasonido o resonancia magnética complementaria en mujeres con mamas densas y mamografía negativa.
En síntesis: la frecuencia bienal optimiza el equilibrio entre beneficios y daños, reduciendo falsos positivos y sobrediagnóstico en comparación con el cribado anual.
Modalidades y frecuencia de cribado |
Tanto la mamografía digital como la tomosíntesis (DBT o 3D) son eficaces para la detección. Los estudios muestran beneficios similares en términos de sobrevida, aunque la DBT genera menos resultados falsos positivos.
El análisis de los consorcios de vigilancia estadounidenses sugiere que el cribado cada dos años ofrece la mejor relación beneficio-daño, mientras que los estudios que compararon intervalos anuales no demostraron una reducción significativa de mortalidad.
El sobrediagnóstico estimado oscila entre 11 y 19% de los casos detectados, lo que subraya la importancia de evitar intervenciones innecesarias en lesiones no progresivas como el carcinoma ductal in situ (CDIS).
Equidad y disparidades |
Uno de los ejes más relevantes del documento es la inequidad racial en los resultados del cáncer de mama. Las mujeres negras presentan una mortalidad 40 % mayor que las mujeres blancas, pese a tasas de tamizaje similares o superiores.
Esto se atribuye a diagnósticos más tardíos, tumores más agresivos (triple negativos) y diferencias en la calidad del tratamiento. La USPSTF enfatiza la necesidad de garantizar acceso equitativo a estudios, seguimiento y terapias eficaces, incluyendo la reducción de barreras económicas y geográficas.
Comparación con otras guías |
Las nuevas recomendaciones acercan la posición del USPSTF a la de otras sociedades científicas:
- American Cancer Society (ACS): inicio a los 45 años (anual hasta 54, luego bienal).
- American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG): ofrecer desde los 40 años, con decisión compartida y periodicidad anual o bienal.
- American College of Radiology (ACR): recomienda inicio a los 40 años y continuidad sin límite etario mientras la salud lo permita.
La coincidencia general se orienta hacia una detección más temprana, pero difieren los intervalos y la edad de suspensión del cribado.
Implicancias clínicas para América Latina |
Aunque las recomendaciones provienen del contexto estadounidense, su racional científico puede extrapolarse parcialmente a sistemas sanitarios latinoamericanos. En la región, donde la cobertura de tamizaje es heterogénea, la prioridad debería centrarse en ampliar el acceso, estandarizar la calidad de imagen y mejorar el seguimiento diagnóstico.
El inicio del tamizaje a los 40 años podría ser particularmente relevante en países donde el cáncer de mama aparece a edades más tempranas y los sistemas de salud presentan retrasos diagnósticos estructurales.
Conclusiones |
La actualización del USPSTF 2024 reafirma el valor de la mamografía como herramienta de detección precoz e introduce una recomendación más inclusiva y equitativa, al comenzar a los 40 años.
Persisten áreas de incertidumbre —mujeres mayores de 75 años y mamas densas— que requieren investigación adicional. Sin embargo, el mensaje central es claro: el tamizaje bienal salva vidas, y su impacto depende tanto de la evidencia como de la equidad en la atención.
Garantizar el acceso oportuno y el seguimiento adecuado es tan importante como decidir cuándo empezar a tamizar.