Este efecto, según investigadores italianos, se comprueba ya a los 3 meses de tratamiento, y apoya la noción de que añadir ácidos grasos poliinsaturados n-3 a la dieta reduce el riesgo de arritmia en casos graves que pueden conducir a parada cardíaca.
El estudio incluyó a 11.323 pacientes infartados. Aquellos que recibieron suplementos de dichos ácidos grasos presentaron un riesgo de muerte por cualquier causa un 41% inferior sólo a los 3 meses de tratamiento.
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