Congreso Mundial de Oftalmología.

Buenos resultados con implantes capaces de devolver la visión.

Podrían ser útiles por lo menos para 100.000 personas con ceguera por retinitis.

SAN PABLO, Brasil.- Aunque muy lejos del escenario que podría plantear una película de ciencia ficción, el futuro de la oftalmología ya vislumbra la posibilidad de restablecer la visión con microchips inalámbricos, predecir el riesgo de sufrir alguna enfermedad, fabricar prótesis oculares con la misma composición del tejido humano para evitar el rechazo orgánico y hasta implantar cápsulas del tamaño de un grano de arroz para liberar medicamentos durante meses.

Sin embargo, el paso más importante que está dando la ciencia es tratar de descifrar las funciones sensoriales que tiene la vista.

"La visión no es lo que podemos ver, sino lo que nos permite sentir. Esto es un cambio de dirección en el conocimiento hacia las neurociencias y muchos estudios están intentando entender el procesamiento cerebral, ya que hasta ahora se conoce un campo limitado de la visión, que es la visión central y que se corrige fácilmente con lentes o cirugía. Pero cuando empezamos a utilizar procesos más complejos, aparecen imperfecciones visuales que el cerebro se encarga de corregir automáticamente", comentó a LA NACION el doctor Paulo Schor, coordinador de Bioingeniería Ocular del XXX Congreso Mundial de Oftalmología, que se realiza en esta ciudad.

Pero mientras la ciencia logra identificar los mecanismos involucrados en la corrección de la percepción visual, el avance de la informática y la integración de disciplinas como la matemática, la medicina y la ingeniería comienza a dar sus frutos: los diagnósticos a distancia, la "construcción" de redes neurales, el seguimiento de la condición de un paciente mediante imágenes en tres dimensiones, las cirugías con láser dirigidas por un frente de ondas que permite diagnosticar alteraciones mínimas, las primeras experiencias con implantes microelectrónicos que transmiten imágenes al cerebro de manera inalámbrica o crear tejidos a prueba de rechazo.

"Con la ingeniería molecular, por ejemplo, se puede fabricar con colágeno humano un lente del espesor del epitelio corneal, imperceptible para el ojo humano -explicó Schor-. Sólo hay que mezclar un conjunto de aminoácidos, darle información a una máquina y ella se encarga de entrelazar las sustancias hasta formar una película transparente con las mismas características de la córnea humana."

Esto, según se animó a afirmar, en el futuro reemplazará al trasplante de córnea. "Ya se cambian distintas partes del ojo, como el cristalino o fragmentos de la retina, con muy buenos resultados", agregó.

En cuanto a las cirugías, el uso del láser y del ultrasonido describe un panorama basado en la preservación de los tejidos y su mínima destrucción para contribuir con la calidad de vida del paciente. "Ya el 50% de los pacientes no consulta para cambiar los anteojos, sino para deshacerse de ellos, y ahí es donde entra el avance de la tecnología -dijo el doctor Claudio Lottemberg, director del Hospital Albert Einstein, de Brasil-. Sin embargo, la tecnología es más que una máquina: es la combinación de técnicas y procedimientos que tiendan no sólo a mejorar la salud de los pacientes, sino también la calidad de la atención."

Ante un auditorio ávido de conocer los adelantos en bioingeniería, consideró que, de lo contrario, todo avance será en vano.

Ojo biónico

La posibilidad de restablecer la visión a ojos que la han perdido parecería estar, en parte, encaminada. "Desde la superficie del ojo hasta la retina, la ciencia sabe todo. Pero de allí hacia adentro, nada. Y para fabricar un chip que devuelva la visión se necesitan más datos", afirmó Schor.

Sin embargo, dos prototipos de implantes microelectrónicos desarrollados por investigadores de los Estados Unidos y de Alemania comenzaron a dar los primeros resultados en pruebas realizadas a un grupo aún reducido de pacientes.

Ambos funcionan a partir de una pequeña cámara que capta la imagen y la envía a un receptor que la trasmite a un chip implantado en la retina, que estimula las células nerviosas que envían información al cerebro.

"Unas cien mil personas con ceguera causada por retinitis pigmentosa se podrían beneficiar en el futuro con estos implantes", aseguró el doctor Mark Humayum, de la Universidad de California del Sur, Estados Unidos, donde dirige la investigación de estos chips, que están a prueba en seis pacientes, con buenos resultados. "En la vida diaria, a la imagen se suma la agudeza auditiva de estos pacientes que obtienen mejores resultados que en el laboratorio", agregó.

Para el doctor Eberhart Zrenner, del Grupo de Implantes Subretinales de la Universidad de Tubinga, el cable de 28 centímetros de largo que contiene el implante desarrollado en Alemania permitió que dos pacientes no videntes pudieran ver imágenes tres meses después de recibirlo. "El implante estaba estabilizado y los pacientes comenzaron a ser estimulados", dijo Zrenner.

"Hacer un chip que reciba luz y produzca una imagen es muy fácil. Hacer que la imagen se transforme en energía, también. Pero lograr que esa energía sea tan organizada como lo es la retina, eso sí que es muy difícil -señaló Schor-. Esa es justamente la barrera denominada silicio-carbono, por el computador y la materia orgánica, y que la ciencia demorará en derribar."

Por Fabiola Czubaj
Enviada especial