Arte & Cultura

/ Publicado el 19 de octubre de 2025

Metáforas, analogías y simbolismos cardíacos

Corazón delator

Es el primer órgano en adquirir sus funciones y el último en perderlas, es la manifestación de la vida y representante de sentimientos y emociones profundas. ¿Qué delatan nuestros latidos?

Autor/a: Edgardo Ciro Pianigiani

"…Corazoncito al viento, como una brasa..."

(Coplas del valle, del cancionero popular)

En los comienzos de la vida, un milimétrico punto embrionario comienza a latir a más de 100 pulsos por minuto, con la cadencia de un tren a vapor. Nos acompañan durante toda la vida en su función biológica esencial, pero también adquieren una proyección simbólica que dio origen a múltiples manifestaciones artísticas y expresiones literarias a lo largo de la historia.

En 1843, el escritor Edgar Allan Poe publica su famoso cuento de terror The Tell-Tale Heart (El corazón delator). Es considerado un clásico de la literatura gótica. La historia, narrada en primera persona, trata sobre un asesino que escucha el latido del corazón de su víctima, experimentando una intensa culpa. Este tormento lo lleva a confesar el crimen, al no poder soportar sus alucinaciones auditivas pulsátiles. El cuento explora y cuestiona la percepción de la realidad, la culpa y las formas desbordadas en la que irrumpen las emociones; fue adaptado a diversas expresiones artísticas, como el cine, el teatro y hasta videojuegos. Gustavo Cerati y Soda Stereo, poéticamente lo recrearon en el tema homónimo:

"…un señuelo, hay algo oculto en cada sensación… un suave látigo, una premonición…

¡Oh, mi corazón se vuelve delator, traicionándome!"

La necesidad de un trasplante cardíaco cobra un dramatismo inusitado, por la especial transcendencia personal, familiar y social que la situación genera. Actualmente, en NETFLIX se puede ver el título del cuento de Allan Poe plasmado en una película donde se aborda la problemática del donante y del receptor cardíaco, centrado en el cruce de las historias de vida de ambos.

Parece existir una gran relación entre la salud y enfermedad cardiovascular con la forma en la que nos vinculamos y socializamos con los demás, con el otro. Recientemente, en la sección Conversaciones de domingo, el diario La Nación publicó una entrevista al Dr. Carlos Tajer, médico cardiólogo que presidió la Sociedad Argentina de Cardiología, y que actualmente dirige la Sociedad Argentina de Medicina Narrativa. Nos advierte: "Las vivencias emocionales, para el organismo son vivencias corporales. El infarto es una enfermedad letal con un gatillo invisible, emocional". Asevera que "uno de los factores de riesgo cardiovascular más relevantes y más pesados es vivir solo, o con poca red social. Los factores llamados psicosociales tienen tanta potencia como para duplicar el riesgo". Recomiendo la lectura del reportaje (ver enlace al pie), en el que se abordan la profesión médica, la consulta y la enfermedad desde distintas perspectivas.

Siguiendo la línea que plantea el Dr. Tajer, junto a los aspectos biológicos y la galería personal de emociones, la construcción del concepto de “otro” cobra una gran relevancia psico-bio-social. Alteridad y otredad intentan reconocer a los sujetos desde las diferencias, respetando sus propias particularidades, pero reconociendo la necesidad humana de vínculos positivos y afectos compartidos.

Son varios los filósofos del siglo XX que han entendido la alteridad como una manera esencial de ser y estar en el mundo, y de la importancia de pensar cómo nos relacionamos entre los seres humanos. Emmanuel Lévinas (1906-1995) realizó una compilación de ensayos bajo el título Alteridad y trascendencia. El filósofo francés Jean Luc Nancy (1940-2021) escribió El intruso. A causa de una enfermedad cardíaca degenerativa, necesitó un trasplante; en un congreso en Europa, Nancy decidió narrar en público su experiencia personal, preguntándose frente al auditorio: "¿cuál corazón es el intruso? ¿el propio, que estaba enfermo? ¿o el trasplantado, que me devolvió la vida?". Jacques Derrida (1930-2004) publicó en 1997 La hospitalidad, donde resume en una frase: "Yo no soy el otro, pero necesito del otro para ser yo".

Las emociones positivas, la empatía, transitar la vida acompañado, son situaciones que protegen a nuestro corazón. Acaso fue Atahualpa Yupanqui quien pudo expresar con cercanía gauchesca el saludable sentimiento de amistad en sentido amplio:

"Un amigo es uno mismo con otro cuero".

 

 


* Edgardo Ciro Pianigiani (pianigiani@intramed.net) es médico (UBA), especialista en Tocoginecología y Ultrasonografía, docente adscripto (UBA). Miembro titular de la Asociación Médica Argentina (AMA) y otras asociaciones profesionales. Se formó como periodista médico en la Sociedad Argentina de Periodismo Médico (SAPEM).


Fuentes consultadas:

· Diario La Nación 24/08/25. Reportaje al Dr. Carlos Tajer “El infarto es una enfermedad letal con un gatillo invisible”. https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/carlos-tajer-el-infarto-es-una-enfermedad-letal-con-un-gatillo-invisible-nid24082025/

· Maglio Francisco. La dignidad del otro: puentes entre la biología y la biografía. Buenos Aires. Libros del Zorzal, 2008.