La obesidad es más prevalente en los enfermos mentales en comparación con la población general, lo que hace que aumente la mortalidad en este colectivo. Además, aunque la propia enfermedad y los factores genéticos determinan las tentativas suicidas, el colesterol aparece también como un factor implicado en el suicidio.
· Ana Vallejo - 03/04/2007
A pesar de que el 84 por ciento de los psiquiatras europeos considera que la salud física de sus pacientes es importante o extremadamente importante, menos de la mitad (un 42 por ciento) hace un seguimiento regular de los indicadores de salud física de los enfermos con esquizofrenia durante sus consultas. Estos datos, que se extraen del “Estudio sobre salud pública en esquizofrenia”, y que fueron presentados con motivo del XV Congreso Europeo de Psiquiatría, son más relevantes de lo que, a priori, puede parecer. “El sobrepeso y la obesidad están sobre representados en los pacientes mentales graves y esto conlleva más riesgos, más mortalidad y un acortamiento de la vida de los enfermos. Estos pacientes tienen una esperanza de vida menor que la población general y un perfil de riesgos de salud equivalente a personas diez años mayores que ellos” (ver gráfico 2), explica Julio Bobes, del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo y miembro del comité científico y organizador del congreso. En este sentido, las personas que sufren esquizofrenia tienen el doble de posibilidades de fallecer por una enfermedad cardiovascular que la población general.
Según Pilar A. Saiz, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y ponente del congreso, “la obesidad se correlaciona con un mayor riesgo cardiovascular y un mayor riesgo de mortalidad en estos pacientes. Por este motivo, se está intentando tener presente estas variables y establecer protocolos de consenso para evaluar a estos enfermos y disminuir este riesgo“. En este sentido, durante el congreso se puso de manifiesto la necesidad de “refinar” los criterios diagnósticos y “desarrollar el proyecto DSM5, que es el próximo sistema de clasificación de enfermedades que la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) tiene previsto publicar en 2011. Junto a él se publicará la undécima revisión de la ACIE (clasificación internacional de enfermedades)”, precisa Bobes.
Riesgo de suicidio
Aunque el riesgo de suicido está directamente relacionado con el perfil genético de los enfermos mentales (la genética supone el 45 por ciento del riesgo de comportamientos suicidas), los factores ambientales vuelven a aparecer como variables que incrementan las tentativas de suicidio. En este sentido, el colesterol tiene una relación indirecta con la serotonina, neutrotransmisor implicado en el riesgo de suicidio. “Los niveles bajos de serotonina están relacionados con los comportamientos suicidas. El receptor serotoninérgico 2a puede diferenciar a las personas que hacen tentativas de suicidio de forma impulsiva o de forma más planificada”, explica Saiz. De esta forma, las personas con niveles más bajos de colesterol tienen más riesgo de realizar tentativas suicidas que quienes tienen niveles más altos de colesterol (ver gráfico 1). Según Saiz, el siguiente paso era determinar la acción de los genes relacionados con el aporte lipídico así como de las sustancias implicadas en el transporte del colesterol, como la apolipoproteína. Según los estudios hechos, “no hay diferencias entre el grupo control, de personas sanas, y el grupo de tentativas suicidas en relación con estos factores”, señala la especialista.
Por otro lado, el estilo de vida está implicado también en el desarrollo de demencia y alzhéimer. De esta forma, según el estudio CAIDE (siglas en inglés de demencia, edad y factores de riesgo cardiovascular), la elevada presión arterial, el colesterol alto y la obesidad duplican el riesgo de desarrollar estos trastornos.