¿Qué ocurre cuando un médico se atreve a cruzar fronteras entre disciplinas, países y paradigmas? En esta entrevista, el Dr. Luis Eduardo Pino Villarreal comparte su recorrido desde la medicina militar hasta la innovación tecnológica, pasando por la resiliencia y la creación de comunidad. Pino es médico colombiano, emprendedor, fundador de Oxler y del centro de pensamiento Alpócrates.
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Pino relata su primer contacto con la inteligencia artificial en 2004, durante una misión militar en la selva colombiana. Un sargento estadounidense le mostró un dispositivo que respondía preguntas mediante un sistema de recomendación. Años más tarde, ese recuerdo se transformó en acción: durante sus estudios de posgrado fundó Maia Health, una plataforma de asistencia médica basada en IA. Aunque esto es solo el principio. Luego vino el estudio formal sobre la inteligencia artificial y más emprendedurismo, al fundar nuevos proyectos.
En plena pandemia lanzó una convocatoria en redes sociales para crear un centro de pensamiento sobre IA y salud en español. Así nació Alpócrates, un espacio colaborativo que hoy reúne a decenas de profesionales de la salud comprometidos con la difusión crítica y accesible del conocimiento tecnológico. La plataforma publica semanalmente contenidos que combinan rigor, análisis y accesibilidad, con el objetivo de formar una comunidad hispanohablante informada y activa en el campo de la inteligencia artificial aplicada a la salud.
OxLER, por otro lado, es su su empresa actual, que ofrece servicios tecnológicos para el sector salud. Nació de la convicción de que los médicos deben participar activamente en la transformación digital, no como espectadores, sino como protagonistas. Pino defiende que la inteligencia artificial no reemplazará a los médicos, pero sí transformará profundamente su rol.
A propósito, en 2023, presentó una charla TED en el MIT titulada: "¿Y si ya no necesitamos médicos?". El objetivo no era alarmar, pero sí provocar reflexión. Su mensaje es claro: la inteligencia artificial avanza con velocidad exponencial y los profesionales de la salud deben comprenderla, integrarla y liderarla.
Para Pino, la inteligencia artificial ha dejado de ser una curiosidad académica para convertirse en una competencia transversal. No solo en medicina, sino en todas las profesiones. La velocidad de cambio, la producción científica y la aparición de nuevas herramientas exigen que los médicos tengan al menos un mínimo vital básico de comprensión tecnológica.
Esto se enmarca en la capacidad que deben desarrollar los médicos para, en la actualidad, integrar conocimientos diversos (biología, economía, tecnología, humanismo), con el fin de crear una huella profesional única. En un mundo donde los motores generativos pueden simular inteligencia, el valor humano estará en hacer mejores preguntas y conectar saberes. Es decir, pasar de un médico que tiene imaginariamente todas las respuestas a uno que sabe qué preguntar.
Una de las conclusiones de Pino es que la innovación necesita un propósito. Su historia personal es una invitación a pensar la medicina desde una perspectiva amplia, interdisciplinaria y comprometida. Su recorrido muestra que la innovación es técnica, ética, emocional y comunitaria.