En lo que va del año 2013

Buenos Aires registra más de 300 casos de triquinelosis

Algunos de ellos graves, que afectaron a niños que debieron ser internados en terapia intensiva.

En lo que va del año se registraron en la Provincia de Buenos Aires más de 300 casos de triquinelosis en humanos, algunos de ellos graves, que afectaron a niños que debieron ser internados en terapia intensiva. Esa cantidad de casos es calificada como “importante” desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia, que ayer advirtió sobre la necesidad de mejorar los controles y la concienciación de la población en torno a la prevención de esta enfermedad. Sobre todo, teniendo en cuenta que a esta altura del año se incrementa el riesgo de que aparezcan nuevos brotes.

La mayor parte de los contagios de triquinelosis registrados año a año en la Provincia se asocia al consumo de chacinados caseros elaborados con carne de cerdo que no pasa por controles bromatológicos, según la advertencia del mencionado colegio profesional.

“El problema –dijo Mario Carpi, presidente del Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires, con sede en La Plata– no es que tengamos este año más casos de triquinelosis que otros años o que los que se registraron sean más graves. El problema es que año a año tenemos un número estable de casos que se puede considerar importante y que demuestra que no se están instrumentando las medidas necesarias para evitarlos”.

Según los datos manejados por el organismo, más de 300 personas resultaron afectadas por la triquinelosis en lo que va del año en brotes que se produjeron en Brandsen, Junín, Chacabuco, Lobería, Azul, Salto y Maipú. Entre los contagiados se contaron niños, algunos de los cuales debieron ser internados en terapia intensiva.
“La aparición de los brotes de esta enfermedad pone de manifiesto la dificultad y debilidad de los controles bromatológicos y la desinformación y la negligencia” de quienes comercializan chacinados caseros “sin los recaudos sanitarios correspondientes”, indicó el comunicado difundido ayer por la entidad.

Todo esto sucede cuando, al decir de las autoridades del colegio que nuclea a los veterinarios, “los responsables de la salud pública conocemos el origen y las causas de la enfermedad, la frecuencia de los brotes y las zonas de mayor riesgo. El ciclo es el mismo siempre: carne cruda sin diagnóstico previo y distribución irresponsable de un producto no apto para el consumo. Y aun así se intensifican las faenas ‘no oficiales’ o familiares y los mini emprendimientos artesanales potenciados por un mercado que garantiza el funcionamiento de estos emprendimientos, una demanda cada vez más grande y la distribución de chacinados a nivel nacional”.

Carpi destaca que es en esta época del año cuando los riesgos de nuevos brotes de triquinelosis crecen. Indica, en ese sentido, que “hay toda una cuestión cultural que hace que durante el invierno, en época de heladas, se hagan la mayoría de las faenas caseras de cerdos y los productos derivados de ellas (jamones, pancetas, bondiolas, longanizas y salamines) procedentes de esas faenas caseras, mayoritariamente no controladas, que se comercializan en estos meses del año”.

A través del comunicado, los veterinarios se preguntan qué medidas es necesario tomar para lograr establecer un control eficaz de la triquinelosis, una enfermedad que se considera invalidante y que es especialmente peligrosa y puede llegar a ser mortal en niños, ancianos y personas inmunodeprimidas.

Para eso convocan a la sociedad, al gobierno y a los veterinarios a evitar la difusión de la enfermedad “cada uno desde su lugar”, evitando contradicciones tales como el apoyo a fiestas regionales que estimulan el producto de chacinados caseros sin acompañarlos por el refuerzo y el respeto de los controles bromatológicos.

Desde el lugar del consumidor, hay una forma de reconocer el chacinado casero que fue controlado y es a través de la etiqueta, donde tiene que aparecer la certificación de algún organismo competente de control.

Desde el punto de vista de la salud pública, los veterinarios recomiendan la implementación de políticas para concienciar a las comunidades y hacer efectivas medidas de prevención y control. Evitar los controles aislados y homologar las normas preventivas que permitan una vigilancia alimentaria más eficaz, además de continuar trabajando sobre la capacitación de profesionales responsables dentro de los municipios para cada proceso de vigilancia en la cadena del cerdo y reforzar las inspecciones bromatológicas.

“Mientras sigan apareciendo casos de pacientes diagnosticados con triquinelosis todos habremos fallado. Hasta que se tome a la Salud Pública en serio y se parta de ella para generar políticas y toma de conciencia efectiva; hasta que entendamos que tenemos el conocimiento y las herramientas pero no, al parecer, la voluntad para controlarla, la enfermedad nos va a seguir venciendo”, concluyó el comunicado.