'European Heart Journal'

Mapa de la mortalidad CV en Europa

España, uno de los países europeos con menos muertes por ictus y problemas cardiacos.

Un estudio refleja las grandes diferencias existentes entre comunidades autónomas

MARÍA VALERIO

MADRID.- De norte a sur y de este a oeste. El mapa de las muertes que las enfermedades del corazón provocan cada año en Europa esté teñido de colores. Un estudio demuestra que existen enormes diferencias nacionales (e incluso regionales) en la mortalidad que causan los accidentes cerebrovasculares (ictus) y las patologías isquémicas (ataques cardiacos, anginas de pecho...).

Una investigación de la universidad berlinesa de Luisenstr (Alemania), que esta semana publica la revista 'European Heart Journal', ha descubierto que esta disparidad de mortalidad entre los países estudiados (entre ellos España), puede llegar a ser hasta 14 veces superior entre dos vecinos comunitarios.

Concretamente, el equipo dirigido por la doctora Jacqueline Müller-Nordhorn dividió los datos epidemiológicos (obtenidos de los diversos registros nacionales) entre mortalidad por accidentes cerebrovasculares y por patologías isquémicas, que se caracterizan porque no llega suficiente flujo sanguíneo al corazón, generalmente a causa de la obstrucción de las arterias coronarias.

En el primer caso, los autores señalan que existe una zona con un número reducido de muertes en el centro de Europa (Suiza, Noruega, Holanda y Francia, fundamentalmente), que alcanza también a ciertas zonas del norte de España. Alrededor de esta área de poco riesgo la tasa de muertes va aumentando hacia las regiones del este y el sur del continente (el sur de España, Grecia, Italia y Portugal, por ejemplo).

De hecho, en el caso de España, el mapa de la mortalidad por ictus refleja una amplia variabilidad entre comunidades autónomas. En el caso de las mujeres, toda la mitad sur está 'pintada de amarilla' (un color que significa entre 37 y 50 muertes por 100.000 habitantes), mientras que las regiones del norte se sitúan en el siguiente grupo, el verde claro (entre 28 y 37 por 100.000). Sólo Cataluña, Madrid, Navarra, Cantabria y el País Vasco mejoran hasta el grupo 'verde oscuro' (menos de 28 muertes por cada 100.000 habitantes). Por su parte, en la mortalidad masculina la variación es aún mayor, con comunidades pintadas en cuatro colores diferentes.

En lo que respecta al otro grupo de enfermedades cardiacas el patrón geográfico es algo diferente. Según explica Müller-Nordhorn, en este caso las mayores tasas de mortalidad se observaron en los países del centro y el este de Europa, con cifras mucho más reducidas en el sur. Concretamente Francia, Portugal, Italia y España tienen la estadística más reducida de defunciones por esta cardiopatía isquémica junto con Suiza y Noruega.

Un "círculo verde" en el centro de Europa

Para elaborar su mapa europeo, este equipo analizó las cifras de mortalidad entre los 45 y los 74 años obtenidas de la base de datos Eurostat del año 2000. Una vez obtenidas las cifras de muertes por cada 100.000 habitantes las dividieron en cinco grupos, en función de su frecuencia, que relacionaron con diferentes colores. Rojo oscuro para el más numeroso, naranja, amarillo, verde claro y verde oscuro

De esta manera, pudieron comparar, por ejemplo, que en Letonia la mortalidad por enfermedades isquémicas en varones era siete veces superior a la francesa; mientras que en Estonia las muertes por un accidente cerebrovascular eran 14,5 y 12 veces superior a Suiza, en hombres y mujeres respectivamente.

Los autores recuerdan que el diseño de este patrón europeo es importante a la hora de definir cuáles son países de alto o de bajo riesgo para ver qué estrategias preventivas pueden funcionar en cada uno de ellos. De hecho, añaden, serán necesarios nuevos trabajos para indagar en las posibles causas de estas disparidades geográficas. "Porque las estrategias preventivas deberán centrarse en estos aspectos (...). Una mala clasificación podría tener un gran impacto en la población, con independencia del número de personas no tratadas de forma adecuada. Por exceso o por defecto".

Entre los posibles 'sospechosos' que ellos apuntan, destacan los típicos factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, el sobrepeso o la diabetes; además de otros de tipo más psicosocial y cultural, como el estrés, el nivel de actividad física, el tabaco, el tipo de dieta o la calidad de los servicios médicos. "En Polonia, por ejemplo, los cambios introducidos en el consumo de grasa a través de la dieta introducidos en la década de los noventa, conllevó un descenso de aproximadamente un 25% en la mortalidad por problemas isquémicos", explican.

En general sus datos demuestran que los fallecimientos por accidentes cerebrovasculares y enfermedad cardiaca han descendido en todo el continente desde la década de los noventa.