Carlos Galván
Algunos datos de diferentes estudios deberían bastar para describir lo que viven las personas que tienen trastorno bipolar: se separan de sus parejas dos veces más que el resto de la gente, tienen 20 veces más riesgo de suicidarse que la población general y el 40 por ciento de ellas están desocupadas. Los pacientes, para peor, pasan hasta 10 años deambulando por diferentes consultorios médicos hasta que reciben el diagnóstico adecuado.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental que se caracteriza por cambios extremos en los estados de ánimo. Los que la padecen pasan de fuertes momentos depresivos a picos de euforia. Afecta a alrededor del 3 por ciento de la población, según coinciden los especialistas consultados. En otras palabras: involucra a más de un millón de argentinos.
"Pero en la Argentina la cantidad de pacientes diagnosticados no llega al 20 por ciento", advirtió el médico psiquiatra Marcelo Cetkovich-Bakmas, jefe del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Uno de los mayores problemas para tratar a este trastorno es lo complicado de su diagnóstico. Es que muchas veces los profesionales confunden sus síntomas con los de otras enfermedades y, así, terminan medicando a sus pacientes con fármacos equivocados.
El psiquiatra Sergio Strejilevich, jefe del Programa de Trastornos Bipolares del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, hizo un estudio para determinar qué diagnósticos previos habían tenido. Hizo una encuesta entre 100 pacientes. El 57 respondió "depresión mayor"; el 53 por ciento, "esquizofrenia"; el 12 por ciento, "psicosis", el 17 por ciento, "crisis nerviosa".
La investigación reveló, además, que "las personas que informaron retrasos y errores diagnósticos reportaron un número significativamente mayor de problemas socio-laborales y haber sufrido un mayor núme ro de internaciones e intentos suicidas".
La demora en dar en la tecla hace que muchas veces los pacientes terminen medicados con fármacos para enfermedades que en realidad no padecen.
"Lo más común es que se diagnostique depresión. Y ahí el tratamiento con antidepresivos resulta perjudicial, porque puede precipitar al paciente a un episodio de euforia", explicó el doctor Gerardo García Bonetto, quien la semana pasada presidió las segundas Jornadas Latinoamericanas sobre Trastorno Bipolar.
Una vez que se determina que la persona padece de trastorno bipolar lo habitual es que se la trate con "estabilizadores del humor". El más antiguo, y el que tiene más evidencia científica que respalde su uso, es el carbonato de litio.
La medicación es para siempre y su costo promedio mensual es de 302 pesos, de acuerdo a un relevamiento del doctor Strejilevich. Aunque medicado, el paciente puede igualmente sufrir desestabilizaciones. "Pero le pueden durar menos tiempo y ser menos intensas. En esos casos, se ajustan las dosis o se puede cambiar el fármaco", dijo Cetkovich-Bakmas.
El tratamiento tiene, además del farmacológico, otros dos pilares, según explicó el psiquiatra Marcelo Garbini:
"Uno es el tratamiento psicoterapéutico que apunta a tomar conciencia de la enfermedad y la necesidad de tratamiento. Esto es difícil, porque cuando el paciente está arriba, se siente eufórico y desbordante de energía y no es fácil comprender que ese bienestar es parte de la patología".
"El otro es la psicoeducación, que consiste en brindarle al paciente información sobre el trastorno y pautas de detección temprana y manejo de síntomas para el mejor afrontamiento de la enfermedad",
Sergio Strejilevich añadió: "La gente consulta cuando está deprimida. Cuando está eufórica tenés que ir a buscarla a la casa". Por eso, coincidió el especialista, es importante que el paciente se transforme en un experto en su enfermedad.
Esquizofrenia
En un ensayo clínico con 200 pacientes, una droga experimental redujo los síntomas de la enfermedad sin provocar los efectos secundarios de los tratamientos actuales, según publicó la revista "Nature".
Acortar los tiempos
Oscar Finkelstein
Hay enfermedades para las que no hay tratamiento eficaz. El éxito científico, entonces, radica en lo que la investigación de hoy logre de cara al futuro. Otros casos -los menos, entre ellos el trastorno bipolar- parecen tener más suceso en el tratamiento que en la etapa diagnóstica. Un estudio reciente revela que en los Estados Unidos (y todo indica que aquí ocurre algo similar), un paciente con trastorno bipolar pasa en promedio por 4,4 especialistas antes de recibir su diagnóstico preciso.
Esta particularidad, que vuelve dificultoso un aspecto esencial de la salud, debería obligar a quienes tienen el deber de y las herramientas para hacerlo, a capacitar en serio a los profesionales del área. Sería el modo de acortar los tiempos de diagnóstico y, por lo tanto, los del sufrimiento.
Cifras
6 será el lugar que tendrá en 2020 como causa de mayor discapacidad después de depresión, accidentes, anemia, cataratas y alcoholismo.
302,97 pesos es el costo mensual promedio en medicamentos que tienen los pacientes bipolares en la ciudad de Buenos Aires.
Testimonio
"Me creía Superman, pero terminé fundido"
A Jorge -56, casado, dos hijas, pide que no se publique su apellido para no quedar estigmatizado como "un loquito"- el trastorno bipolar se le manifestó por primera vez cuando tenía 29. Recién 17 años después pudieron diagnosticarlo de manera correcta.
En su pico de euforia, Jorge se creyó "un Superman para los negocios, pero la realidad es que terminé fundido y perdiendo mi fortuna. Ahora soy un empleado", cuenta. Y para graficar a qué velocidad vivía a causa del trastorno agrega: "En una semana fui capaz de comprarme tres autos caros. Creía que podía con todo".
Desde que está medicado no tuvo más picos de depresión ni de euforia. "Hace rato que no estoy deprimido. La verdad es que estoy muy bien".
-¿Los fármacos le cambiaron la vida?
-Más que los remedios, lo que me hizo bien fue asumir y aceptar la enfermedad. Yo me cuido de ella porque es muy traicionera. Si vas al psiquiatra y estás medicado, la enfermedad es controlable.
Nuevo estudio
Son los males no contagiosos más extendidos
A pesar de que un tercio de los países no cuentan con un presupuesto específico, los trastornos mentales se convirtieron en la enfermedad no contagiosa más extendida en el mundo e incrementan el riesgo de otras dolencias. Estos trastornos, con una incidencia del 28%, superaron al cáncer en el ranking mundial de enfermedades no contagiosas y son causa del 14% de las dolencias mundiales.
Así lo recoge uno de los informes publicados en la revista científica británica "The Lancet", que dedica un número entero a la salud mental con el fin de presionar a las instituciones mundiales para que la incluyan en su agenda, dado que de media cuenta tan sólo con un 3,76% del presu puesto sanitario total.
Dirigido por el profesor Martin Prince, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, el primero de los artículos prueba que los problemas de salud mental, que van desde la depresión hasta la esquizofrenia, incrementan el riesgo de desarrollar enfermedades físicas, como problemas del corazón, diabetes, sida o malaria, al tiempo que complican sus tratamientos.
"Más que de tecnologías avanzadas, la resolución de los problemas de salud mental depende de disponer de buenos profesionales", dice el informe. Añade que el costo para hacer frente a estas enfermedades sería de sólo 2 dólares por persona en los países subdesarrollados y de 3 a 4 en los de rentas medias.
LONDRES. EFE
CLARIN