Introducción |
La migraña es una enfermedad crónica debilitante con significativa afectación individual y social. La migraña sin aura y con aura son los dos subtipos principales de cefalea primaria. Se relaciona con diversas afecciones, como estrés, trastornos del sueño e incluso tendencias suicidas.
Los procesos que subyacen al desarrollo de la migraña han llevado a la identificación de diversos factores de riesgo sociales y biológicos, como desequilibrios hormonales, influencias genéticas y epigenéticas, así como enfermedades cardiovasculares, neurológicas y autoinmunes.
Los mecanismos fisiológicos que vinculan los patrones alimentarios irregulares con las migrañas implican fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre que provocan hipoglucemia, lo que desencadena la liberación de hormonas del estrés, como cortisol y adrenalina. Estas hormonas pueden aumentar la excitabilidad neuronal, lo que favorece la aparición de la migraña.
Además, los desencadenantes de migraña más frecuentemente reportados son alimentos y bebidas, que frecuentemente incluyen chocolate, queso, nueces, cítricos, carnes procesadas, glutamato monosódico, aspartamo, alimentos grasos, café y alcohol. El ayuno o la omisión de comidas también se reportan como factores desencadenantes.
Algunas personas con migraña presentan hipoglucemia reactiva debido al hiperinsulinismo inducido por la dieta. Además, existe una correlación entre los antecedentes familiares de migrañas y el consumo de chocolate y alcohol como posibles desencadenantes.
Si bien la fisiopatología de la migraña no se comprende por completo, la evidencia sugiere que los factores dietéticos pueden influir en varios mecanismos posibles. La dieta puede afectar la modulación de neuropéptidos, neurorreceptores y canales iónicos; el sistema nervioso simpático; y el metabolismo cerebral de la glucosa; o causar inflamación, liberación de óxido nítrico y vasodilatación.
Esta revisión presenta un mapa completo de la asociación entre la migraña y la alimentación irregular, incluyendo saltear u omitir comidas (horarios de comida no intencionales o inconsistentes) y el ayuno (restricción alimentaria prolongada e intencionada), para proporcionar una comprensión más clara de cómo los patrones de alimentación influyen en los ataques de migraña.
Resultados |
El análisis completo incluyó 55 estudios. Se excluyeron 19 estudios debido a resultados poco claros. Por lo tanto, se recuperaron los textos completos de 36 estudios potencialmente elegibles. Todos los incluidos se realizaron entre 2002 y 2023.
Los estudios mostraron efectos preventivos y desencadenantes de las comidas o dietas en la migraña. Un estudio de cohorte retrospectivo y dos estudios transversales demostraron que el ayuno puede empeorar y desencadenar migrañas al reducir los niveles de glucosa en el cerebro y causar despolarización neuronal. De igual manera, cuatro estudios transversales, siete revisiones, dos estudios de caso y dos revisiones hallaron que la omisión o salto de comidas predispone a la migraña.
Saltarse el desayuno, por ejemplo, puede provocar hipoglucemia, un desencadenante conocido de migrañas. En particular, la omisión de comidas no solo puede exacerbar las migrañas generales, sino también provocar tipos específicos, como las migrañas retinianas. Además, las migrañas abdominales pueden desencadenarse por factores como la omisión de comidas.
La hipoglucemia se citó a menudo como un factor desencadenante clave de estas cefaleas. Por el contrario, un estudio de casos y controles, una revisión y un estudio transversal no informaron una relación significativa entre saltarse una comida y la migraña.
El rol de los factores dietéticos como desencadenantes de la migraña sigue siendo un tema controvertido, con investigaciones que arrojan resultados no concluyentes. Si bien algunos estudios sugieren una posible relación, la evidencia general es mixta.
En general, la mitad de los resultados de una revisión sistemática de estudios observacionales mostraron una asociación positiva entre la regularidad de las comidas y las migrañas. Las comidas regulares sirven como factor protector contra las migrañas, ayudando a prevenir los ataques. Evitar saltarse comidas es esencial para la prevención, ya que los patrones de alimentación persistentes contribuyen a un mejor control de la afección.
Garantizar que las comidas no solo sean regulares, sino también equilibradas en calidad y cantidad, es crucial para reducir la frecuencia y la gravedad de los episodios de migraña.
Discusión |
Los resultados de este estudio indicaron que el ayuno puede exacerbar y desencadenar migrañas al reducir los niveles de glucosa en el cerebro e inducir la despolarización neuronal. La ICHD-3 indicó que el ayuno puede desencadenar cefaleas en personas que ya padecen un trastorno de cefalea primario, incluida la migraña.
Aunque las cefaleas pueden ocurrir en condiciones de disfunción cerebral inducida por hipoglucemia, no hay evidencia concluyente que respalde una asociación causal. La cefalea atribuida al ayuno puede ocurrir en ausencia de hipoglucemia; la hipoglucemia inducida por insulina no desencadena cefalea en pacientes con migraña, y la cefalea no es una queja frecuente en los pacientes que acuden a urgencias con hipoglucemia sintomática.
Según la Fundación Americana de Migraña, retrasar o saltarse comidas suele provocar una hipoglucemia relativa, lo que desencadena el cuadro clínico. De forma similar, este estudio arrojó el mismo resultado.
Los ataques de migraña pueden desencadenarse o empeorar por saltarse comidas o hacer dieta, y la omisión del desayuno suele provocar hipoglucemia, un desencadenante conocido. El horario de las comidas es crucial, ya que el ayuno o saltarse comidas puede provocar tipos generales y específicos de migrañas, como la retiniana y la abdominal.
La hipoglucemia se cita con frecuencia como un factor clave en estos ataques. Sin embargo, el rol de los factores dietéticos como desencadenantes de la migraña es controvertido, con evidencia mixta e inconclusa. Aun así, se justifican estudios de intervención para evaluar estas asociaciones. Pese a esto, los estudios sugieren que la omisión de comidas, junto con la falta de sueño, son desencadenantes clave.
Las mujeres pueden experimentar un empeoramiento de los síntomas de migraña en los primeros 3 a 6 días después del parto, debido a factores como alimentación irregular y disminución en los niveles de estrógeno. Además, los patrones de alimentación desorganizados son predictores clave de los ataques de migraña. Los patrones de alimentación constantes ayudan a controlar la afección y a reducir la frecuencia y la gravedad de los ataques.
En general, los hallazgos subrayan el importante papel de la regularidad alimentaria en la prevención y el manejo de la migraña, lo que enfatiza la necesidad de hábitos dietéticos estructurados como parte de las estrategias clínicas y de salud pública. Se debe educar a los pacientes, especialmente a aquellos con migraña crónica, sobre los riesgos asociados con los horarios de alimentación erráticos y fomentar un horario de comida constante para estabilizar los niveles de glucemia. Se debe prestar especial atención a los grupos vulnerables, como las mujeres en posparto.
Conclusión |
La mayoría de los estudios sugieren que el ayuno puede exacerbar y desencadenar migrañas al reducir los niveles de glucosa en el cerebro e inducir la despolarización neuronal. Saltarse comidas, especialmente el desayuno, suele provocar hipoglucemia, un desencadenante conocido de migrañas.
El horario de las comidas juega un rol crucial, ya que el ayuno o la omisión de comidas pueden provocar diversos tipos de migrañas, como la retiniana y la abdominal, siendo la hipoglucemia un factor clave. Además, los horarios irregulares de las comidas, especialmente en personas con migrañas crónicas, son fuertes predictores de ataques, y las mujeres pueden experimentar un empeoramiento de los síntomas en los primeros días después del parto, debido a la alimentación irregular y a una disminución de los niveles de estrógeno.
El papel de los factores dietéticos como desencadenantes de la migraña sigue siendo controvertido. Las investigaciones futuras, con un mayor tamaño de muestra o un diseño de estudio más pertinente, deberían tener como objetivo aclarar la relación entre los patrones dietéticos específicos, en particular el horario de las comidas (frecuencia de las comidas, composición de macronutrientes, impacto glucémico) y la fisiopatología de la migraña.
Resumen objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol