CRISTINA DE MARTOS
MADRID.- Una de cada tres mujeres sufrirá a lo largo de su vida la caída excesiva del cabello, un problema de causas difusas, diagnóstico complejo y costosa solución. Esta situación, que muchas definen como un infierno, es un drama que altera profundamente la vida y la autoestima de estas mujeres.
"Seguiré luchando para recuperarme porque no soy solo mi pelo, no soy solo mi pelo, no soy solo mi pelo...". Así relata su batalla contra la alopecia una de las participantes en el 'Women’s Hairloss Project', una bitácora respaldada por la Asociación Estadounidense de la Caída del Cabello creada para "ayudar a que las mujeres que sufren este devastador trastorno se unan", según relata a elmundo.es Yvette, su creadora.
"Como mujeres, nuestro pelo lo es todo, crecemos dándole gran importancia, es parte de nuestra belleza, lo que nos define –explica Yvette, de 29 años-. Cuando empecé a perder mi pelo, empecé a perderme".
La causa más común de caída del pelo en mujeres es la alopecia androgénica, un trastorno con componentes genéticas en el que se da un exceso de transformación de la testosterona, una hormona sexual masculina presente en pequeñas cantidades en el cuerpo femenino, en dihidrotestosterona (DHT) debido a un exceso de la enzima que cataliza esta reacción.
La DHT se une a los folículos pilosos y los debilita dificultando el crecimiento del pelo que se hace cada vez más fino y ralo. Entonces, el cabello va clareando y poco a poco sobreviene la calvicie, principalmente en parte central de la cabeza.
Falsos diagnósticos
Sin embargo, los especialistas en tricología (el estudio del pelo) advierten de que el 90% de las consultas son alopecias falsas y sólo un pequeño porcentaje culmina en un diagnóstico de alopecia androgénica femenina, según ha explicado a elmundo.es Ramón Grimalt, profesor de dermatología de la Universidad de Barcelona y miembro de la junta directiva del Grupo Español de Tricología.
El principal problema para Grimalt es que algunas mujeres tienen tendencia a tener pelo pobre y esto "no es una enfermedad sino una situación que no se puede curar. Es un modo de ser que puede provocar mucha frustración". La preocupación de estas personas llega en épocas en las que se produce mayor caída de forma natural (con los cambios de estaciones, etc.).
Son las denominadas alopecias estacionales o efluvio telógeno. "Existe una gran confusión entre lo que es cambio y lo que es pérdida", señala Grimalt. "Hay momentos en los que existe un mayor desprendimiento sin que haya un problema". En las mujeres con pelo pobre se nota más y por eso se alarman.
Normalmente, en todos estos casos hay una causa hormonal detrás, "pero no necesariamente una enfermedad hormonal", subraya este especialista. "Es una sutil diferencia".
Curiosamente, las mujeres que padecen una alopecia androgénica diagnosticada "no suelen quejarse de que se les cae el pelo". El problema de estas pacientes se conoce como miniaturización, una disminución de los folículos que hace que el pelo pierda grosor. El pelo se va clareando y, además, el recambio está disminuido.
"La única cura está en el interior"
MADRID.- La seguridad con la que afrontan el problema algunos dermatólogos contrasta con el derrotismo y la desesperación de las afectadas. Muchas han pasado por todos los tratamientos posibles sin resultados y se enfrentan día a día con un problema que las mina sin vislumbrar un ápice de esperanza.
Para Ivette, que creó 'Women’s Hairloss Project' tras ocho años peleando, "no existe cura para la alopecia androgénica, hay varias terapias con diferentes grados de efectividad, pero a algunas mujeres ningún tratamiento les devolverá el pelo que un día tuvieron. La única cura está en el interior". Su experiencia personal -ha pasado por infinidad de especialistas y terapias- y la que relatan los cientos de testimonios que recibe en el blog, así le hacen pensar.
El origen de buena parte de esta frustración está en la mala praxis de algunos especialistas, en los engaños publicitarios, que anuncian remedios milagrosos que no sirven para nada, y en que algunas mujeres creen de erróneamente que tienen un problema.
Hay muchas cosas que evaluar antes de poder emitir un diagnóstico y, por tanto, decidir el abordaje. Es necesario hacer una historia clínica exhaustiva, con información sobre la presencia de determinadas patologías, de cirugías recientes, hábitos alimenticios, fármacos, etc.
Además, hay que analizar las características de esa caída del cabello (si es desde la raíz, en qué zonas predomina, si hay cicatrices...) es esencial y una muestra de sangre en busca de alteraciones hormonales, deficiencias metabólicas u otras situaciones.
Después de todo eso, se presume que se obtendrá una idea concreta del origen del problema. El siguiente paso es luchar contra él. Pero, lamentablemente, no siempre se vence.
"De tratamiento he probado de todo (...) hoy por hoy no he encontrado nada que vea que soluciona algo este problema", relata una joven de 21 años en un foro dedicado a esta cuestión.
Las afectadas acuden a estos sitios en busca de la ayuda y la comprensión de otras mujeres y chicas que están pasando por la misma experiencia. Comparten resultados de analíticas y experiencias en las consultas y, a veces, incluso se encuentran con buenas noticias que las animan a seguir adelante.
Como el testimonio de Leo, satisfecha, por fin, con su nuevo tratamiento (Minoxidil, una solución que se aplica en el cuero cabelludo): "He recuperado mucho pelo, es más, ya no me importa el viento, porque ya no se me ven esos claros, así que estoy superfeliz".