El Dr. Reynolds y un equipo del Departamento de Dermatología de la Universidad de Newcastle, en el Reino unido, estudiaron a un grupo de pacientes a los que de forma aleatoria se les administró fototerapia dos veces por semana durante doce semanas con UVB, UVA, ó luz fluorescente visible.
La media de reducción de actividad total de la enfermedad al cabo de veinticuatro tratamientos con UVB y UVA, era de 9.4 y 4.4 puntos respectivamente, más que en los pacientes que recibieron luz fluorescente visible. Este resultado era obtenido por los autores por medio de una escala que puntuaba las variaciones producidas en seis zonas diferentes del cuerpo.
Reynolds y su equipo, observan también que la extensión de la enfermedad presentaba una reducción media del 6.7 por ciento para el tratamiento con UVB, y del 11.0 por ciento para UVA, en comparación con el efecto producido con luz visible.
Sólo una pequeña proporción de pacientes desarrolló eritema como consecuencia del tratamiento, por lo que los resultados obtenidos, indican, de acuerdo con Reynolds y colaboradores, que los rayos UVB son un eficaz tratamiento coadyuvante para el eczema atópico moderado o severo, siendo bien tolerado dicho tratamiento por la mayoría de los pacientes.
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