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Estreno anticipado: el debut sexual adolescente

Los chicos hoy debutan sexualmente más temprano; las chicas casi a la misma edad que los varones. Ahí terminan las certezas.

Los chicos hoy debutan sexualmente más temprano; las chicas casi a la misma edad que los varones. Ahí terminan las certezas. ¿Lo deciden libremente? ¿Lo disfrutan? ¿Están más informados? ¿Son más maduros? Viaje a un país donde no todo es lo que parece.

Patricia Edgar

 Pintó y pintó", dice Deborah  Guerreño, de 15 años, sobre su primer encuentro sexual, a los 14, con un chico de 17 que la venía rondando desde hacía rato. Lo dice apelando a un tono neutral, relajado, pero lo que dice a continuación da cuenta de que no fue tan así: "Si sos virgen te cargan. 'Qué arisca que sos', te dicen. Y si llegás virgen a los 18... sos la peor, nadie te da bola, sos una nenita de mamá". ¿Disfrutó de ese sexo iniciático? "Lo único que sentí fue dolor", dice, sin más. A la semana, la relación había terminado. El de Deborah no es el caso más feliz. Pero tampoco es un caso aislado. Hay especialistas que se atreverían a llamarlo tendencia. La adolescencia es un período de transición entre la niñez y la edad adulta en el que aspectos cruciales de la personalidad empiezan a conformarse: intereses, preferencias, un proyecto de vida, los primeros acercamientos románticos y la posibilidad –tan concreta como fantaseada– de expresarlos con el cuerpo. Este proceso de maduración solía estirarse a lo largo de años. Pero en las últimas décadas, hasta el cuerpo parece haber acelerado sus tiempos.

La Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil afirma que la edad de la menarca –la primera menstruación– se adelantó: hoy ronda los 11 años. El cuerpo no se anticipó de motu proprio , la cultura también hizo lo suyo: no hay programa de tevé ni revista ni cartel callejero que no refleje algún grado de erotismo. Dice la Sociedad de Ginecología: "Los chicos hoy tienen un nivel de erotización superior al de generaciones anteriores". ¿Estaremos en presencia de una generación de adultos atrapados en cuerpos púberes? Ahí la analogía se quiebra. Podrán tener el cuerpo preparado, la curiosidad despierta, la libido en pie de guerra, pero ¿las emociones? Retroceda diez casilleros. Para la psicoanalista Elvecia Trigo, especialista en niños y adolescentes, en los chicos de hoy hay un desfasaje entre la madurez psicológica y la biológica. "Bajo la cultura del exhibicionismo se esconde el miedo al contacto, porque en los adolescentes la gran carencia en sexualidad es afectiva", asegura. Estos miedos e inhibiciones hacen que muchos chicos se inicien sin estar a la altura de las circunstancias. O sea, sin poder afrontar el propio cuidado y el de la pareja.

Enrique Berner, jefe del Servicio de Adolescencia del Hospital Cosme Argerich, dice que encuestas realizadas en esa institución indican que "la edad de iniciación sexual de los jóvenes baja levemente año a año" y enfatiza que "a peor situación económica y educacional, más precocidad". "En los sectores más populares la edad promedio es de 14 años en los varones y 15 en las chicas. En cambio, en los niveles socioeconómicos más altos las jóvenes se inician a los 16 y los varones a los 17 años." En el mundo, las cifras hablan de 17,3 años como edad promedio de inicio, según un sondeo sobre conductas sexuales que la empresa de profilácticos Durex realizó en el 2006 con un universo de 317.000 adolescentes de 41 países.

¿EDAD DE MERECER?

Magalí González estudia en una escuela religiosa, está orgullosa de su virginidad y piensa aferrarse a ella hasta los 18 años. O sea, al menos dos años más. "Quiero que sea en el momento indicado, con la persona correcta. Me imagino una situación muy romántica, como en las películas, con velas, algo lindo de recordar." Es una de las pocas de su grupo de amigos que todavía no debutó. "No me creen que soy virgen",dice Magalí. Pero no le importa: "Debutar es como una moda, si no tenés tal zapatilla no podés estar; si no tenés sexo tampoco". La edad era lo último en la cabeza de Kevin Diehl, de 15 años, al momento de zambullirse en su primera relación sexual. Se sentía seguro de lo que hacía y su principal motor fue la curiosidad. A los dos meses de salir con su novia de 16, ella le dijo: "Te invito a casa a pasar un rato, estamos solos". Tal como anticipaba la invitación, allí ocurrió el encuentro. Ambos se cuidaron y Kevin lo recuerda como un momento agradable aunque diferente a lo que imaginaba: "Mi madre me había hablado mucho e iba con la idea de que el sexo era algo complicado. Pero en ese momento no pensé en nada, me dejé llevar y la unión fue algo natural". Lo que no le gustó fue el corte abrupto. "Se dio todo muy rápido y así también terminó", dice, porque el encuentro fue casi tan fugaz como la relación.

Berner enfatiza la importancia de que "el adolescente goce de autonomía para tomar decisiones sobre el inicio de su sexualidad". Y sabe por qué lo dice: un estudio sobre Coerción en la Primera Relación Sexual del Servicio de Adolescencia del Argerich –realizado con más de 200 adolescentes de clase media baja y baja– reveló que alrededor del 50 por ciento de las chicas que comenzaron su vida sexual entre los 13 y 16 años no querían tener sexo a esa edad. Aceptaron bajo algún tipo de presión: desde tener sexo como prueba de amor hasta la violación lisa y llana. Deborah no niega esa presión. "Los pibes te re chamuyan, te dicen 'si vos me querés, tenés que entregar', después cuando pasó, ya fue", resume.

AMIGOS SON LOS AMIGOS

Todo parece indicar que la estabilidad en la pareja no es un requisito para el debut. En su libro Juventud, Cultura, Sexualidad , Mario Margulis subraya que los jóvenes viven en "una cultura de emparejamiento no orientada hacia el matrimonio o el amor; de lo que se habla es de sexo y relaciones". Kevin, el de 15, lo dice en menos palabras: "La moda es: besos, sexo y seguimos siendo amigos". Aunque confiesa que le resulta "raro" ver a una chica con la que estuvo en la cama simplemente como una amiga, y por eso prefiere entablar una relación. Deborah se declara descreída del amor: "La onda es si da, da". Y reconoce –con algo de nostalgia– que "antes los novios iban a la plaza, ahora ya no importa nada, los pibes están siempre escabiando. Ya nadie te da una rosa, forros te dan".

Las chicas parecen haber acortado distancias también en este terreno. Y si no, pregúntenle a Alejandro Rolón. Los hechos ocurrieron cuando él tenía 15 años (hoy tiene 16) y una relación de casi un lustro. Una amiga de su hermano, un año mayor, se quedó una noche a dormir en su casa. O ése era el plan inicial. Se lo pasaron charlando y tomando cerveza, hasta que se hizo tarde, y él se fue a acostar. "Mucho no me acuerdo porque estaba re en pedo y ella también. No fue que yo quise ir y tener relaciones con la mina. Estaba casi dormido y ella se acercó y pintó." "Las chicas –dice Alejandro– están muy lanzadas. A algunos cuando una mina los apura les da como miedo, otros tienen más arranque y se prenden." Kevin coincide: "Las chicas están cada vez más zafadas, en el colegio se ponen la pollera cada vez más corta y en la calle te gritan de todo". Aunque no lo ve mal: "Está bueno cambiar un poco los roles, siempre tenía que avanzar el hombre, ahora las cosas están más equilibradas y eso lo hace más divertido".

AMOR LIBRE, PARTE II

Según los especialistas reunidos en las XXVI Jornadas de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes, que este año abordaron la temática Adolescencia, Sexualidad y Epoca : "Es creciente la libertad sexual de la mujer. La cultura ya no enfatiza la virginidad y sobran estímulos que alientan prácticas libres". Una nueva tendencia es la iniciación entre mujeres. Pero aclaran que "estas prácticas no significan lesbianismo sino más bien un corrimiento de los límites y una disminución de los prejuicios a la hora de experimentar". Sin embargo, Juan Carlos Kusnetzoff, director del Programa de Sexología Clínica del Hospital de Clínicas José de San Martín, señala que no todos los adolescentes responden al mismo estímulo de igual manera.

"Al 60 % de los adolescentes, los mayores estímulos los incitan a experimentar, pero a la vez muchos chicos padecen retracción, timidez y fobias", apunta el sexólogo. Y advierte que los medios han ensalzado tanto el sexo que "casi siempre las primeras experiencias son desilusionantes porque los chicos pretenden orgasmos maravillosos y erecciones interminables". En las discotecas, el franeleo del baile suele derivar en relaciones ocasionales. A Magalí no la dejan ir a bailar pero en las vacaciones va a los boliches de la Costa.

"Ves espectáculos por todos lados. Las hormonas están a full y la onda es encarar y después ir a los hechos." Lo mismo ve Deborah: "Ahora en los boliches es al revés, los pibes están todos sentados y las pibas encaran al que les gusta y si está todo bien tienen sexo ahí nomás". ¿Ahí nomás dónde? En las pistas oscuras, los sillones discretos o no tanto, debajo de las escaleras. Un ingrediente que colabora con la desinhibición es el alcohol. "Las más atrevidas son las pibas –dispara Deborah–; se toman dos tequilas y hacen cualquier cosa, los chabones las empiezan a tocar, se re calientan y ya están en los sillones. Después no se acuerdan de nada." Según algunos especialistas, la amnesia sería el mal menor. Dice Elvecia Trigo: "El encuentro con el otro está teñido de angustia, hay una disociación entre lo corporal y la afectividad. Por eso, algunos jóvenes en los boliches primero se entonan con drogas y alcohol y después tienen relaciones indiscriminadamente para tapar sus vacíos. Y hasta se ve la sexualidad como una mercancía: en ocasiones las chicas ofrecen sexo oral a cambio de tragos".

EL DESEO, ESE OSCURO OBJETO

"La mayoría de los adolescentes no tienen relaciones por deseo –arriesga Trigo– sino como una descarga." Y hasta postula que "tampoco están preparados para sentir placer. Muchos varones sufren una retracción de la libido y muchas chicas son anorgásmicas." Berner advierte además que el sexo bajo los efectos del alcohol aumenta el riesgo de embarazos indeseados e infecciones de transmisión sexual. Sin alcohol de por medio, el riesgo permanece por desconocimiento. Según un estudio sobre educación sexual realizado por la cátedra de Medicina General de la Universidad Nacional de Córdoba, más de la mitad de los 352 adolescentes encuestados desconocían qué es el ciclo menstrual. ¿Y los mitos de antaño? Vivitos y coleando, dice Mario Sebastiani, de la División de Tocoginecología del Hospital Italiano: "Entre las fantasías más típicas de las chicas está la creencia de que no van a quedar embarazadas la primera vez, o que por tener un ciclo menstrual irregular no ovulan". Sebastiani admite falencias de parte de los hospitales. "No son instituciones amigables, son lugares donde se llena de miedo el inicio sexual porque se lo asocia principalmente a embarazos e infecciones. Es difícil que los adolescentes se acerquen a plantear sus dudas. Después de su inicio sexual tardan más de 6 meses en consultar", afirma.

"Una buena educación –plantea Sebastiani– tiene que hablar de relaciones humanas, de respeto y de placer. El lugar ideal no es el hospital sino la escuela, donde los chicos concurren todos los días y comparten dudas con sus pares." ¿Qué aprendió Magalí en su clase de educación sexual? "Que el hombre tenía pene y la mujer vagina." Deborah va más allá y dice que es común que "chicas que ya tuvieron relaciones no sepan de la menstruación, ni qué pasa si el hombre termina adentro". ¿Y los varones? Responde Alejandro: "Todos dicen' yo estuve con esta o con la otra', pero de verdad nadie sabe nada". Preparados o no, hoy más que nunca los chicos están decididos a aprender de sexo de primera mano. Bueno sería que recibieran información, escucha, consejo, ayuda. Bueno sería que esta asignatura no se la llevaran a marzo.