Es lo que más se come, junto con la milanesa y la ensalada.

En los hogares argentinos, el plato principal son los fideos.

¿Qué es lo que los argentinos prefieren cuando llega la hora de sentarse a comer? A diferencia de lo que se podría imaginar, no es el tradicional bife, el asado, la hamburguesa, la pizza ni las papas fritas...

En el ranking local de preferencias para el menú diario, ya sea por gusto o por limitaciones económicas, los fideos le sacan una pequeña ventaja a la milanesa y a la ensalada, dos platos que coinciden en ser consumidos semanalmente en el 74% de los hogares del país. Y en sólo uno de cada cinco hogares se incorpora el pescado.

Las pastas sin relleno son el alimento que elige la mayoría de las familias cuando deben organizar qué llevar a la mesa, según los resultados del estudio Obesity Index 2005, un seguimiento de los hábitos alimentarios de 3000 hogares en el país.

“De esos datos se puede deducir que nuestra población prefiere alimentos sobre la base de proteínas e hidratos de carbono simples [son energía rápida] y complejos [actúan como energía de reserva]. Y alimentarse no es lo mismo que comer, ya que para estar bien nutridos, la alimentación debe tener en cuenta la cantidad de alimentos consumidos, la calidad de éstos, su equilibrio y su adecuación a gustos, hábitos y acceso de la población", opinó la licenciada Silvia Juárez, del Departamento de Nutrición del Hospital Universitario Austral.

Según el relevamiento realizado por la consultora LatinPanel, si de agregar guarniciones se trata, las preferencias más populares son: fideos con carne (76,4% de los hogares), milanesa con ensalada (55,5%) y bife con ensalada (49,9%). Sin embargo, como es de esperar, la frecuencia de consumo de esas dos últimas combinaciones como plato principal difiere según el nivel socioeconómico del que se trate. Mientras que en los hogares de clase media y alta, la milanesa con ensalada está presente en 7 de cada 10 hogares durante la semana o en 5 de cada 10, en los hogares con menores recursos económicos.

Las mismas diferencias ocurren cuando se trata de preparar ensalada o arroz. Aunque ambos se utilizan como plato principal en todos los hogares, los motivos son distintos: "En general, se podría decir que en todas las familias se come bien, si incluyen ensaladas y arroz. Pero lo que no está bien es que en unas eso tiene que ver con el cuidado estético y, en otras, con una limitación económica, porque si compran verduras o arroz no pueden comprar otro alimento para comer", puntualizó la doctora Susana Gutt, jefa del Servicio de Nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición.

Y esto se refleja en la cantidad de veces que se consume ensalada. En 9 de cada 10 hogares de clase alta, forma parte de uno de cada tres platos semanales y en un 10% es el plato único. Sin embargo, en los hogares con menos recursos, la ensalada acompaña a una de cada cinco comidas.

La disponibilidad económica también condiciona el consumo de comidas rápidas como las tartas y las empanadas, más frecuentes entre los hogares de clase media y alta, o como los guisos, el puchero y la polenta, que duplican su presencia en la mesa de los hogares de clase baja. "Esto demuestra que desde el punto de vista nutricional se está facilitando el consumo de alimentos de alta densidad calórica en los sectores con mayores necesidades", explicó la doctora Mónica Katz, codirectora del Posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro.

La densidad calórica o energética a la cantidad de calorías que se consumen por cierta cantidad de gramos de un alimento. "Intuitivamente, el ser humano intenta maximizar la utilización de comida disponible -agregó Katz-. Por lo tanto, el que sabe que no dispone de alimentos, maximizará el ahorro, mientras que las clases más privilegiadas se permiten el consumo de alimentos con menor densidad energética."

Y en esto coincide la doctora Gutt: "Cuando en los hogares con bajos recursos se quieren comer verduras o frutas, esos pasan a ser el único alimento. Lo mismo ocurre cuando eligen alimentos con harinas, como los fideos o la pizza. Los guisos son más frecuentes porque permiten cocinar mucho volumen de comida, rápido y con poco gasto".

En lo que coincidieron las tres especialistas consultadas fue en llamar la atención sobre el bajo consumo de pescado, que no siempre se explica por su alto costo, sino también por el bajo nivel de saciedad que produce. "Es una cuestión cultural: tenemos que quedar muy satisfechos después de una comida -comentó Gutt, integrante de la Sociedad Argentina de Nutrición-. No nos alcanza estar saciados y eso no se logra con una comida que se digiere fácilmente, como el pescado, sino con alimentos con los que el estómago necesite hacer muchos movimientos para digerirlos." Se estima que 30 minutos son suficientes para que el estómago procese el pescado, contra las 2 horas que necesitan, por ejemplo, la carne o la lechuga.

El secreto para hacer más lento este proceso y no aumentar la cantidad de calorías que se ingieren, sería incluir en las ensaladas una cucharada de arroz, de alguna legumbre (porotos o lentejas) o de algún vegetal más fibroso (apio, espárragos o alcauciles), según propuso Gutt.

Por último, en cuanto a los postres, en los hogares de clase alta y media acompañan a la mayoría de las comidas. En los hogares con menos recursos, en cambio, esto ocurre en el 50% de las comidas.

Mientras que las tortas, las masas y los helados son más frecuentes entre los primeros, el tradicional queso y dulce, entre los segundos.

En todas las familias consultadas, las frutas y el yogur se utilizan como postres. "El yogur no debería ser usado como postre porque, como lácteo que es, debería aprovecharse en el desayuno o la merienda", recomendó Gutt, que consideró preferible comer queso y dulce "porque tiene mejor calidad nutricional que los postres más elaborados y ricos en grasas".

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION


El 37%, con kilos de más

Según el estudio Obesity Index, un 37% de los argentinos tiene sobrepeso u obesidad y el exceso de peso es más frecuente entre los varones que entre las mujeres.

"El 41% de los hombres está por sobre el peso recomendado mientras que entre las mujeres sólo lo supera el 34 por ciento -se lee en las conclusiones del relevamiento-. Al analizar el porcentaje de personas delgadas, las mujeres argentinas duplican a los hombres: el 14% de ellas es delgada, mientras que en el caso de los hombres sólo lo es el 8 por ciento."

Sin embargo, según el relevamiento, los mayores problemas con el peso los sufren las personas mayores de 40 años y los chicos.

Cualquiera que sea el nivel socioeconómico, uno de cada tres chicos menores de 6 años tiene exceso de peso. Entre los adultos, en cambio, a medida que aumenta la edad también lo hace la cantidad de individuos por encima del peso ideal: a partir de los 40, uno de cada dos tiene kilos de más.

Asimismo, el 57% de los hogares argentinos tiene alguno de sus integrantes con alguna enfermedad relacionada con los hábitos de alimentación. Asimismo, en el 75% de los hogares con ama de casa obesa, los miembros de la familia tienen colesterol alto, gastritis o diabetes.