Su uso en el primer año de vida aumenta un 20% la posibilidad de sufrir asma a los 7.
Nicholas Bakalar
Un estudio canadiense descubrió que el uso de antibióticos en el primer año de vida está asociado con un mayor riesgo de asma para los 7 años y el motivo sería que los antibióticos destruyen no sólo a los microbios que causan enfermedades sino también a aquellos que son útiles para el sistema inmunológico en formación.
El uso de antibióticos demostró ejercer en niños que de otro modo serían considerados con bajo riesgo —los que vivían en zonas rurales y aquellos cuyas madres no tenían asma— un mayor impacto que en los que ya presentaban mayor peligro por vivir en un medio ambiente urbano o tener predisposición genética.
Los estudios sobre uso de antibióticos y asma son complejos. Como los antibióticos se utilizan para tratar a las enfermedades respiratorias, que son precursoras del asma por lo general, determinar el efecto de los antibióticos solamente fue una tarea difícil. De todos modos, este estudio, que tomó como base a 13.116 niños canadienses, descubrió que el riesgo de asma aumentaba aún en aquellos chicos tratados con antibióticos para enfermedades no respiratorias en su primer año de vida. Esta investigación aparece publicada este mes en "Chest".
Anita Kozyrskyj, principal autora de este estudio y profesora de Farmacia en la Universidad de Manitoba (Canadá), observó que estos hallazgos confirman lo que los científicos denominan "hipótesis de la microflora" —que indica que "necesitamos buenas bacterias en nuestro tracto digestivo para un normal desarrollo del sistema inmunológico de modo de no terminar con asma"—.
Los investigadores siguieron el rastro de los medicamentos prescriptos analizando historias clínicas y determinaron el status del asma contabilizando los tratamientos por asma y el uso de drogas para este mal en el año posterior al cumpleaños número siete. El 6% de los chicos contrajo asma para sus 7 años.
Tras hacer ajustes estadísticos por enfermedad respiratoria y otras, sexo, antecedentes de la madre, vivienda rural o urbana y demás factores, se halló que una o dos temporadas de antibióticos en el primer año de vida aumentan el riesgo de asma cerca de un 20%. Y cuanto más frecuente es el consumo de antibióticos, mayor es el riesgo. Entre tres y cuatro temporadas de antibióticos aumentan el riesgo un 30% y más de cuatro, casi un 50%.
En un hallazgo secundario, que tomó como base a un pequeño grupo del mismo segmento poblacional, los investigadores notaron que entre los niños que habían tomado antibióticos muchas veces durante su infancia, aquellos que no tenían perros en su casa tenían el doble de riesgo de sufrir asma en comparación con los que sí tenían mascotas. Las razones no están muy claras todavía, pero al parecer el hecho de tener menos contacto con los gérmenes que tienen los perros lleva a tener una carga de microbios menor, lo que hace un niño sea más sensible a los antibióticos. Sin embargo, en una entrevista, la doctora Kozyrskyj dijo no haber observado un riesgo menor por la presencia de gatos u otras mascotas.
Los autores de este estudio aclararon que sus hallazgos no suponen de forma concluyente que el uso de antibióticos sea una de las causas del asma y que se necesitarán más estudios para ordenar las relaciones entre la composición de las bacterias intestinales, el uso de antibióticos, las alergias infantiles y la aparición de la enfermedad.
TRADUCCION: Silvia S. Simonetti
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son las personas que sufrirían de asma en la Argentina. En el mundo, se estarían registrando aproximadamente 255.000 muertes por año a causa de esta enfermedad inflamatoria de las vías respiratorias.
OPINIONES DE ESPECIALISTAS ARGENTINOS
"Faltan más estudios para comprobarlo"
La asociación entre los efectos de los antibióticos y el asma está aún por confirmarse, según especialistas argentinos en la enfermedad consultados por Clarín.
Para Alberto Jorge Tolcachier, presidente del congreso argentino multidisciplinario en asma, alergia e inmunología (www.aaiba.org.ar), que se realizará entre el 28 y el 30 de junio en Capital, "habrá que ver si el estudio reportado en Canadá (que señala que el asma sería inducido por antibióticos) es corroborado por otros investigadores". Hay "modas" —señaló Tolcachier— que inclinan el péndulo. Por ejemplo, hubo épocas en que a los niños con asma se les buscaba reflujo gastroesofágico, o las urticarias en el estómago.
"Los niños alérgicos —que son susceptibles de desarrollar asma en el futuro— suelen tener mayor predisposición a padecer rinitis, adenoiditis, otitis o infecciones respiratorias bajas. Por lo tanto, consumen más antibióticos. ¿Eso significa que fueron los medicamentos los que indujeron al desarrollo del asma? ¿O se trata de una covariación sin que ella implique una relación causa-efecto?", afirmó el experto.
Ricardo Gené, jefe de neumonología del Hospital de Clínicas de la UBA, recordó que "hay una hipótesis por confirmar que señala que, si los niños tienen infecciones durante los dos primeros años de vida, el sistema inmune evoluciona de tal manera que el organismo es menos propenso al asma". Faltan más estudios, agregó.
Para Anahí Yáñez, del servicio de alergia del Hospital Aeronáutico Central, "habría que analizar más otros factores de riesgo de asma. Hay una combinación: una predisposición genética a desarrollar alergia que puede combinarse con factores ambientales". El 80% de los casos de asma (entre el 12 y el 14% de los menores de 8 años) son de origen alérgico.