Estrategias eficaces

Alergias: un problema citidiano

Advierten sobre las alergias en los chicos por alimentos cotidianos

La leche, el huevo, los maníes, la soja o productos con trigo suelen ser detonantes. Es porque el sistema de defensas no está del todo desarrollado y los hace más vulnerables. Los más afectados son los bebés.

Uno de cada 30 chicos sufre de alergias por consumir alimentos tan comunes como leche, huevo, maníes, soja y pan. El sistema de defensas no está del todo desarrollado y eso los hace más vulnerables a padecer una reacción.

"Los bebés son los más afectados y la leche de vaca puede ser el alimento que desencadena la alergia o que agrava un cuadro de alergia preexistente", señaló Alberto Tolcachier, presidente del comité organizador del Congreso Argentino Multidisciplinario de Asma, Alergia e Inmunología, que empezó el jueves y termina el sábado en los Salones Dinastía-Maisit, en Capital.

La alergia alimentaria fue uno de los temas de debate entre más 200 pediatras que asistieron al encuentro de la Asociación de Asma, Alergia e Inmunología Buenos Aires. A los chicos más grandes, entre los 2 y los 12 años, les pueden afectar más el consumo de la clara de huevo, los maníes (o las golosinas con maníes), la soja, los pescados, los mariscos, las nueces, y los productos con trigo, como el pan.

La alergia "explota" en los chicos a través de urticaria en la piel, eccema atópico (con escamas y picazón), rinitis (con estornudos, congestión y picazón en la nariz) y, menos frecuentemente, con asma. El sistema de defensas del organismo reacciona excesivamente ante un alimento que se supone inocuo. Esto ocurre porque algunas personas tienen un anticuerpo llamado IgE (Inmunoglobulina E).

La alergia a los alimentos puede aparecer con más frecuencia en chicos que tienen familiares con el mismo desorden. También otros chicos pueden sufrir la intolerancia a los alimentos, que se suele confundir con la alergia, señaló a Clarín Marcelo Kohan, jefe de alergia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

¿Qué hacer para prevenir las alergias alimentarias? En el caso de los bebés, el amamantamiento exclusivo es la primera indicación. "Darle el pecho y evitar la leche de vaca, huevos, maníes y ciertos pescados también retrasa el desarrollo de la sensibilización en niños de alto riesgo", afirmó Tolcachier. Si no se lo pudiese amamantar, sugirió dar suplementos de fórmula hidrolizada.

Más adelante, cuando los chicos empiezan a comer papillas, "los padres deben estar atentos a los síntomas, especialmente si ya tienen eccema atópico. Además, deberán tener en cuenta que los alimentos contienen aditivos, colorantes y sustancias químicas que pueden provocar reacciones". Las comidas condimentadas con pimienta deben evitarse en chicos alérgicos.

Para diagnosticar cuál es el alimento específico que desencadena la alergia, se usa una dieta de exclusión y de reexposición: los chicos pasan sin comer un alimento algunos días y se observa qué pasa. Otras opciones son las pruebas cutáneas, que miden la roncha en la piel que es activada por el anticuerpo IgE. Otro estudio se llama RAST (Radio Alergo Sorbent Test en inglés) e implica un examen de sangre.

"En la Argentina, la alergia alimentaria es subtratada, porque los pediatras no saben diagnosticarla ni le dan la importancia que se merece. Por eso, estamos tratando de que los pediatras estén mejor entrenados", afirmó Tolcachier. No hay una cura específica, pero sí hay distintas estrategias para controlar síntomas y terminar con las molestias que las alergias generan.

Según el vicepresidente de Fundaler, Wenceslao Sánchez de la Vega, especialista en alergia, "la suspensión del alimento que causa la alergia es lo primero que se recomienda. Se puede busca otro que lo reemplace. Más adelante, se puede volver a dar el alimento para chequear si siguen los síntomas".

Los chicos tienen reservado un papel en el control de la alergia alimentaria. "Ellos pueden aprender qué alimentos les producen alergia si se les habla claramente. Así, —resaltó Kohan— sabrán evitarlos cuando van a los cumpleaños".


Entre la paciencia y los pelos de punta

Así son las alergias, en especial cuando los bebés van dejando de mamar y pasan a la alimentación cotidiana. Para Norma Díaz, la joven abuela de Aylén Alvarado, la experiencia de ser mamá por partida doble le dice que hay que tomárselo con calma e ir buscando qué es lo que funciona mal.

"Pero el momento que pasás es bravo y hasta que el médico no te dice qué es lo que está sufriendo el bebé, te juro que andás con los pelos de punta", contó Marianela Alegre, la mamá de la nena de un año y seis meses.

La sala de espera del Hospital Pedro de Elizalde está llena de casos del más variado origen: fiebre, resfrío, pecho tomado, respiración dificultosa, asma, sarpullido. "Hay virus dando vueltas, pero el médico prefirió darle una inyección antialérgica para que se estabilice", señaló Norma.

La beba empezó con algunas rayitas de fiebre, siguió con algo de urticaria, y luego vomitaba cuanto alimento le daban su mamá, Marianela, y su abuela Norma. En medio del ajetreado domingo, el médico atinó a solucionar lo más urgente y luego recomendó que la viera el pediatra para establecer cuál era el origen de la descompostura.

"Espero que no sea nada de eso, porque ella venía comiendo lo más bien de todo", señaló Norma, acariciando los rizos de Aylén, que tenía los cachetes colorados y los ojos tristes por tanto malestar.

Los especialistas saben que las alergias pueden ser causadas por leche, huevo, maníes, soja y productos con trigo. En este caso, el sistema de defensas no se ha desarrollado totalmente y, como en los demás nenes de su edad, es más vulnerable a padecer una reacción.

Precauciones
Eduardo San Pedro
esanpedro@clarin.com

Todo cambia. La leche de vaca, que cualquiera diría que es lo más sano y natural para un chico, puede producir alergia. Ahora se sabe. Y así ocurre con una amplia lista de productos naturales y aditamentos químicos muy usuales. Cuando se tienen chicos de hasta doce años los padres suelen multiplicar precauciones. Ahora, al parecer, hay que redoblar esos cuidados. Porque no hay recetas mágicas contra estas reacciones, como no las hay para muchos tipos de alergias en general. Son afecciones que todavía plantean interrogantes a la medicina.

Estudio en 33 países

Azote para el 22% de la población mundial

El 22 por ciento de la población padece alguna forma de alergia, según un estudio de la Organización Alergológica Mundial hecho en 33 países. Según la Organización Mundial de la Salud, al menos una de cada cuatro personas tendrá algún síntoma de alergia durante su vida.

Todas las personas poseen dos tipos de células, los basófilos (circulan por el torrente sanguíneo), y los mastocitos (están fijas a tejidos como los de la mucosa respiratoria, las digestivas o en la piel). Estas células poseen elementos químicos que son liberados cuando un tipo especial de anticuerpo, llamado Inmunoglobulina E (IgE) reacciona con los alergenos. Este anticuerpo normalmente nos protege contra los parásitos, pero en la población alérgica parece dedicado a perjudicar los tejidos del organismo.

El proceso comienza cuando un alergeno (ácaros del polvo, polen, alimentos, medicamentos, entre otros) ingresa al organismo del paciente con alergia. En ese momento, grandes cantidades de IgE se depositan en la superficie de los basófilos y mastocitos. Tras reaccionar con los alergenos, inician el proceso de liberación de los productos químicos contenidos en esas células, que producen la dilatación de los vasos capilares y hacen que se hinchen los tejidos, se contraigan los músculos de los bronquios, o se aumente la mucosa nasal y se tapen las fosas nasales.

Existe una predisposición genética a desarrollar las alergias. Pero para que haya manifestaciones clínicas se necesitan también exposiciones a los factores de riesgo, según la Asociación de Alergia, Asma e Inmunología Buenos Aires (www.aaiba.org.ar). Para consultar, se puede recurrir a los hospitales públicos y a Fundaler (www.fundaler.org.ar), teléfono 4307-4050.


Derivada del griego

Una palabra que ya lleva 100 años

Hace más de 100 años, no existía la palabra alergia. Recién fue acuñada por el pediatra Clemens Peter Freiherr von Pirquet en 1906. Significa, en griego, otro (allos) y reacción (ergon). Hoy se llama alergias a las reacciones del sistema inmunológico que responden a una "falsa alarma".

Cuando una sustancia no nociva tal como el polvo, el moho, o el polen entran en contacto con una persona que es alérgica, el sistema inmunológico puede reaccionar espectacularmente, produciendo anticuerpos que "atacan" al alergeno (que es la sustancia que produce las reacciones alérgicas). Los síntomas incluyen respiración sibilante, comezón, moqueo, ojos llorosos o comezón ocular, entre otros.

Von Pirquet (1874-1929), reconocido científico y pediatra austríaco, se dio cuenta de que algunos pacientes que habían recibido inyecciones de suero o de vacuna contra la viruela tenían reacciones más severas a las segundas inyecciones. Y llamó "alergia" a esas reacciones.