La endoftalmitis postoperatoria (EPO) se define como una inflamación severa que compromete los segmentos anterior y posterior del ojo, y secundaria a un agente infeccioso. Es una complicación poco frecuente pero seria que puede originarse en un procedimiento quirúrgico, tales como cirugía de catarata, queratotomía radial, cirugías de retina y cirugías filtrantes por glaucoma. Por lo general, los pacientes se presentan con visión reducida o borrosa, dolor ocular, hiperemia conjuntival, inflamación del párpado e hipopión.
Las complicaciones de la EPO, pueden ser devastadoras. A pesar de emplearse un tratamiento adecuado, la PIO tiene como consecuencia un pérdida visual severa, en por lo menos el 30% de los pacientes, desprendimiento de retina en 8-10% de los mismos. Se ha informado que un 18% de los pacientes padecen ceguera como consecuencia de la EPO. Aunque en la mayoría de los cultivos positivos la EPO es causada por staphylococci coagulase-negativo (mayormente Staphylococcus epidermidis), los peores resultados visuales están asociados con patógenos más virulentos como el Staphylococcus aureus, streptococci, enterococci y organismos Gram-negativos.
Algunos estudios internacionales a gran escala realizados durante las últimas dos décadas, han estimado que la incidencia de EPO es de aproximadamente un caso en 1000 procedimientos.
Asimismo, varios estudios han avalado la hipótesis de que la fuente más común de endoftalmitis postoperatoria es la flora externa. Teniendo esto en cuenta, la esterilización del ámbito quirúrgico se ha convertido en prioridad dentro de las medidas preventivas. La técnica más recomendada hasta el momento, es la utilización de povidona iodada.
También es usual la utilización de antibióticos preoperatorios para reducir la flora ocular superficial. Además, algunos agentes como la ofloxacina y la levofloxacina, logran penetran la cornea y alcanzan concentraciones intraoculares significativas.
Una serie de medidas han sido también empleadas en el intento de prevenir la EPO: cortar las pestañas antes de la operación, irrigar con soluciones salinas y/o antibióticas, heparina intraoperatoria y antibióticos postoperatorios.
El tipo de incisión utilizada en la cirugía de catarata ha sido cuestionado como factor de riesgo de EPO. La incisión de córnea clara presenta mayor riesgo que la de esclera en túnel.
Se administran antibióticos postoperatorios por distintas vías: subconjuntival, intracameral y tópica. Se utilizan agentes tópicos para tratar de reducir la contaminación bacteriana superficial y algunos antibióticos pueden alcanzar niveles suficientes en la cámara anterior para evitar infecciones. Las fluoroquinolonas son los agentes tópicos más popularmente utilizados como profilaxis por su amplio espectro y por su perfil famacoquinético y de seguridad favorables.
Las cuestiones que vale la pena tener en cuenta con respecto a los antibióticos profilácticos y la elección de determinado agente son la cobertura bacteriana y la resistencia emergente. Aunque las fluoroquinolonas han sido, tradicionalmente, elegidas como profilaxis tópica ha surgido cierta resistencia, en especial entre organismos Gram-positivos. La resistencia a las fluoroquinolonas más antiguas se atribuye, en parte, a la utilización de dosis insuficiente, que provocaron un mutación en patógenos antes susceptibles. Para evitar mayor resistencia e infecciones causadas por organismos resistentes deben considerarse nuevos agentes. Las flouroquinolonas de cuarta generación, gatifloxacina y moxifloxacina, ofrecen una alternativa posible ya que producen un mayor impacto en la reducción de la microflora superficial ocular y por lo tanto en la incidencia de EPO.
Conclusiones:
La EPO constituye una complicación quirúrgica devastadora aunque poco frecuente, que podría estar en aumento. Existen una cantidad de causas posibles que podrían contribuir al desarrollo de EPO, como ser: el tipo de incisión utilizada en la cirugía de catarata, la técnica quirúrgica y una emergente resistencia bacteriana a los agentes antibióticos existentes. Se pueden tomar ciertas medidas y precauciones para reducir el riesgo de EPO. Dichas medidas incluyen: aplicación de povidona iodada tópica para esterilizar el campo operatorio, evitar irrigación excesiva y suturar todas las incisiones intraoperatoriamente. La utilización de antibióticos tópicos, tales como las fluoroquinolonas, puede ser beneficiosa. La utilización preoperatoria de antibióticos debería comenzarse varios días antes de la cirugía y se recomienda una dosis de alta frecuencia inmediatamente después de la misma. Finalmente, las nuevas fluoroquinolonas de cuarta generación son agentes que pueden ayudar a controlar la resistencia emergente.