En su estudio señalan que se producen 50 efectos adversos por cada 1.000 pacientes ancianos al año. Calculan que 13 de esos 50 son potencialmente prevenibles, y una de las mejores formas para hacerlo es educar a los pacientes mejor acerca de los fármacos que toman.
Comentan que la tasa de efectos adversos encontrada fue más alta de lo esperado. Evaluaron estos efectos en más de 27.000 pacientes ancianos tratados en una amplia zona de Nueva Inglaterra en el curso de un año. Detectaron 1.523 casos de efectos adversos, de los que el 28% era prevenible. Los efectos secundarios graves y comprometedores para la vida fueron 578 eran aún más prevenibles, pues en opinión de los autores el 42% podría haberse evitado.
Los fármacos implicados con mayor frecuencia en efectos adversos prevenibles fueron medicaciones para el corazón, diuréticos, analgésicos y antidiabéticos. Los efectos más frecuentes fueros gastrointestinales, renales y relacionados con hemorragias internas.
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