Las personas cuyo dedo índice es más corto que el anular tienen más riesgo de padecer osteoartritis, según una nueva investigación realizada por la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido.
Los resultados del estudio, que incluyó a más de 2000 personas, demuestran que en las personas con el índice más corto que el anular se duplica el riesgo de desarrollar esa enfermedad degenerativa de las articulaciones y que es la forma más frecuente de la artritis.
La relación entre la longitud de ambos dedos es un factor conocido de diferencia entre sexos. Los hombres tienen el segundo dedo de la mano más corto que el cuarto, mientras que en las mujeres, esas falanges suelen tener casi la misma longitud.
A las relaciones más pequeñas entre la longitud del índice y del anular se le atribuyen conexiones hormonales, como elevados niveles prenatales de testosterona, bajas concentraciones de estrógeno y una disminución de la cantidad de espermatozoides, así como también un alto rendimiento atlético y sexual.
Pero hasta ahora no se había estudiado si esta diferencia entre sexos influye en el riesgo de osteoartritis, condición que puede estar asociada tanto con la actividad física como con la deficiencia de estrógeno.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Nottingham realizó un estudio para evaluar la relación entre las diferencias en la longitud de los dedos índice y anular, y el riesgo de osteoartritis de cadera y rodilla. Los resultados, publicados en Arthritis y Rheumatism , indican que tener el dedo anular relativamente más largo que el dedo índice aumenta el riesgo de desarrollar osteoartritis de rodilla, independientemente de otros factores de riesgo y especialmente en las mujeres.
Para el estudio, el equipo reunió a 2049 pacientes -hombres y mujeres- de las listas hospitalarias de cirugía ortopédica y de un hospital especializado en reumatología, en Nottingham. Todos tenían osteoartritis con síntomas graves en la cadera y las rodillas, lo que los transformaba en candidatos para una cirugía de reemplazo articular.
Los investigadores convocaron también a otros 1123 pacientes hospitalarios a los que se les había realizado una urografía intravenosa en los últimos 5 años, pero que no tenían evidencia ni síntomas radiográficos de osteoartritis de cadera o rodilla, ni antecedentes clínicos de enfermedad o cirugía articulares previas.
La edad promedio de los participantes era 67 años en el primer grupo y 63 años en el segundo (controles). A todos se les realizaron radiografías de rodillas, pelvis y manos.
Luego, los investigadores midieron la relación entre la longitud de los dedos índice y anular de cada participante, según tres métodos: comparación visual directa del tamaño de ambos dedos y medición de la longitud de cada dedo desde la base hasta las articulaciones y de la relación entre las longitudes de los huesos metacarpianos.
El equipo dividió las radiografías de las manos en tres grupos: el índice más largo, igual o más corto que el anular. Los hombres eran 2,5 veces más propensos que las mujeres a tener el patrón del tercer grupo.
Y el análisis de las radiografías demostró que ese mismo patrón de diferencia entre la longitud del dedo índice y el anular estaba relacionado con un aumento del riesgo de osteartritis de rodilla o cadera. En especial, el riesgo de osteoartritis de rodilla se duplicaba en los participantes con el índice más corto que el anular al compararlos con el resto de los participantes. Las mujeres con ese mismo patrón de diferencia tenían mayor riesgo de desarrollar osteoartritis de rodilla que los hombres.