Ensayo con enfriamiento y compresión

Neuropatía asociada a quimioterapia: ¿se puede prevenir?

La neuropatía periférica inducida por quimioterapia es un efecto adverso frecuente, limitante de la dosis. Actualmente, no existe una estrategia establecida de modo uniforme para su prevención ni tratamiento.

Autor/a: Michel LL, Schwarz D, Romar P et al.

Fuente: AMA Oncol. 2025 Apr 1;11(4):408-415. fficacy of Hand Cooling and Compression in Preventing Taxane-Induced Neuropathy: The POLAR Randomized Clinical Trial

La neuropatía periférica inducida por quimioterapia (NIQ) es un efecto adverso frecuente y debilitante que afecta hasta al 30-40 % de los pacientes en tratamiento oncológico. Entre los fármacos más neurotóxicos destacan:

  • los agentes basados en platino (cisplatino, oxaliplatino),
  • los taxanos (paclitaxel, docetaxel),
  • los alcaloides de la vinca (vincristina, vinblastina),
  • los inhibidores del proteasoma (bortezomib). 

Estos fármacos dañan los axones de las neuronas sensoriales, provocando síntomas como parestesias, dolor quemante, pérdida de sensibilidad y, en casos graves, debilidad motora. La neuropatía puede ser dosis-dependiente y, en algunos casos, persistir meses o años después de finalizar el tratamiento.

Opciones para contrarrestar la NIQ

Actualmente, no existe una estrategia farmacológica universalmente aceptada para prevenir la NIQ, pero se han explorado diversas intervenciones. El uso de neuroprotectores, como la duloxetina, ha demostrado cierto beneficio en reducir el dolor neuropático, especialmente en pacientes tratados con oxaliplatino.

Otras opciones incluyen suplementos como ácido alfa-lipoico, glutatión y vitamina E, aunque su eficacia requiere más evidencia. Además, ajustar las dosis y esquemas de administración (como infusiones prolongadas en el caso de los taxanos) puede disminuir el riesgo.

La crioterapia (enfriamiento de manos y pies) durante la infusión de paclitaxel ha mostrado resultados prometedores para reducir la incidencia de la neuropatía.

El manejo óptimo de la NIQ requiere un enfoque multidisciplinario que combine farmacoterapia, rehabilitación y soporte sintomático. Terapias no farmacológicas, como la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), la acupuntura y la fisioterapia, pueden mejorar la funcionalidad y calidad de vida.

Investigaciones recientes exploran biomarcadores predictivos y estrategias de medicina personalizada para identificar pacientes en riesgo. Mientras tanto, la monitorización neurológica estrecha y la educación al paciente sobre síntomas tempranos son clave para intervenir oportunamente y minimizar secuelas a largo plazo.

El estudio POLAR

El ensayo clínico aleatorizado (ECA) POLAR: Eficacia del Enfriamiento y la Compresión Manual para Prevenir la Neuropatía Inducida por Taxanos evaluó la eficacia del enfriamiento y la compresión manual para prevenir la neuropatía periférica inducida por quimioterapia en pacientes con cáncer de mama que recibían taxanos (paclitaxel o nab-paclitaxel).

Participaron 122 mujeres, asignadas aleatoriamente a enfriamiento (guantes congelados) o compresión (guantes quirúrgicos ajustados) en una mano, mientras la otra sirvió como control.

Entre los resultados mas destacados se vio una reducción de NIQ grave. Ambos métodos disminuyeron significativamente la incidencia de NIQ grado ≥2 (enfriamiento: 29 % vs. 50 % en el control; compresión: 24 % vs. 38 %).

La tolerabilidad de los métodos fue otro aspecto destacado, observándose que la compresión fue mejor tolerada (solo 1 abandono por intolerancia frente a 6 en el grupo de enfriamiento). En cuanto al impacto clínico, la NIQ fue la causa principal de discontinuación del tratamiento (67 % de los casos) y reducciones de dosis (43 %). Además, ambos métodos también redujeron la toxicidad en las uñas, un efecto secundario común asociado a la quimioterapia.

 

Resumen

La neuropatía periférica inducida por quimioterapia (NIQ) representa una complicación significativa en el tratamiento oncológico, afectando la calidad de vida de los pacientes. Aunque la prevención de esta condición sigue siendo un desafío, las investigaciones actuales ofrecen esperanza en la identificación de estrategias efectivas.

La combinación de enfoques farmacológicos y no farmacológicos, como el uso de neuroprotectores, suplementos, ajustes en las dosis y esquemas de administración, crioterapia, y terapias como la TENS y la acupuntura, han demostrado beneficios potenciales. 

La colaboración multidisciplinaria y la educación del paciente son fundamentales para optimizar el manejo de la NIQ y minimizar sus secuelas a largo plazo. Continuar avanzando en la investigación y en la aplicación de tratamientos personalizados será crucial para mejorar los resultados en pacientes sometidos a quimioterapia.