La vaginosis bacteriana (VB) es un síndrome clínicamente diagnosticable y una de las causas frecuentes de flujo vaginal anormal en mujeres en edad fértil o durante el embarazo. Padecer VB se asocia con aspectos como la concepción misma, la capacidad de preservar al feto, el riesgo de aborto, de parto prematuro y de enfermedad inflamatoria pélvica.
Un aspecto importante a considerar es que aproximadamente el 50 % de las mujeres con VB son asintomáticas, lo que dificulta el diagnóstico.
En Europa, la prevalencia de VB en la población general de mujeres sexualmente activas oscila entre el 23 % y el 29 %, causando alrededor de 300 000 nacimientos prematuros y representando la segunda causa principal de muerte perinatal. En Latinoamérica, la prevalencia varía por país. En Perú se informa 27 %, en Costa Rica un 22 %, 18 % para Chile, en Brasil un 13 %, en Colombia un 6,9 %, más del 50 % en Cuba y 8,5 % en Ecuador.
Si nos focalizamos en la edad adolescente, en América del Norte, una de cada tres mujeres presenta la condición. En América Latina, la prevalencia puede llegar hasta el 32 %. Específicamente en Brasil, más del 30 % de las adolescentes están afectadas por VB, con porcentajes que oscilan entre el 41 % y el 49 % en embarazadas y no embarazadas, respectivamente.
La VB se describe como un factor de riesgo para el parto prematuro, la salpingitis aguda y las complicaciones neonatales y perinatales.
La VB es una infección vaginal causada por un desequilibrio de las bacterias que habitan normalmente la vagina. En general, se asocia a un crecimiento excesivo de Gardnerella vaginalis. Si bien no suele causar complicaciones graves, sí se asocia con un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS) y complicaciones durante el embarazo.
En cuanto a las complicaciones materno-fetales, las adolescentes embarazadas con VB enfrentan riesgos para su salud y la del bebé. Las complicaciones más frecuentes en este subgrupo son las siguientes:
• Parto prematuro.
• Rotura prematura de membranas.
• Infecciones posparto.
• Infecciones neonatales: neumonía, conjuntivitis.
Así como se relaciona a la VB con un aumento en la probabilidad de complicaciones, tanto para la madre como para el bebé, también se la relaciona con una prevalencia aumentada en mujeres con obesidad, diabetes o hipertensión arterial. Dichas situaciones también son factores de riesgo para las complicaciones del embarazo y el parto.
Algunos autores e investigadores notaron una asociación entre la VB y la inseguridad alimentaria, los recién nacidos con bajo peso y la preeclampsia. A su vez, las embarazadas tabaquistas, que consumen sustancias tóxicas, sufren desnutrición, atraviesan otros problemas obstétricos y soon sometidas a cambios ambientales bruscos se encuentran más susceptibles a la VB.
Estas posibilidades de complicaciones sostienen la importancia de una detección temprana, a través de exámenes rutinarios durante el embarazo, como los frotis vaginales. Del mismo modo, los ginecólogos y obstetras deben estar atentos a los síntomas de secreción vaginal anormal, olor desagradable o irritación vaginal.
En primera instancia, es fundamental el historial médico. El médico debe preguntar sobre síntomas, antecedentes e infecciones genitales pasadas.
En el examen pélvico se examinará el flujo vaginal y se evaluará la vagina y el cuello uterino, en busca de signos de VB, como olor inusual o flujo grisáceo. La prueba de olor con la adición de hidróxido de potasio (KOH) a una muestra vaginal puede producir un olor característico a pescado (olor a aminas). Por su parte, la prueba de pH consiste en medir la acidez vaginal con una tira reactiva; si el pH es alto (4,5 o superior), sería indicativo.
Finalmente, el análisis microscópico de una muestra de secreciones vaginales puede revelar la presencia de bacterias específicas asociadas con la VB. Por ejemplo, un incremento de bacterias Gram negativas o una ausencia de bacterias ácidolacticas.
Un tratamiento efectivo con antibióticos específicos, como metronidazol o clindamicina, siguiendo las guías clínicas, puede marcar la diferencia. En algunos casos, se puede recomendar el tratamiento de las parejas sexuales para reducir el riesgo de recurrencia.
Las estrategias de prevención recomendadas son las siguientes:
• Higiene íntima adecuada: lavado regular con agua y jabón suave, evitando las duchas vaginales y utilizando ropa interior de algodón para mantener una buena ventilación.
• Evitar productos irritantes: sobre todo, el uso excesivo de perfumes para el área genital.
• Tener prácticas sexuales seguras: usar preservativos para reducir el riesgo de infecciones de transmisión sexual que podrían aumentar el riesgo de vaginosis bacteriana.
• Probióticos: algunos estudios han sugerido que los suplementos con probióticos pueden ayudar a restaurar el equilibrio bacteriano en la vagina. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para respaldar su efectividad en la prevención de la VB.