Infecciones neonatales

Parotiditis aguda supurativa neonatal

Los autores de este artículo realizaron una revisión de la literatura a partir de los casos de 2 recién nacidos de 12 días de vida.

Autor/a: Dres. J Ayala Curiela, P Galán del Río, C Poza del Valb

Fuente: An Pediatr.Barc.29 2004; 60: 274 – 277

La parotiditis aguda bacteriana es una enfermedad muy infrecuente en el período neonatal. En la literatura especializada se han publicado aproximadamente 100 casos. Se señalan como factores predisponentes; la prematurez, el bajo peso, la deshidratación o la alimentación con sonda orogástrica. Por lo general, la afectación suele ser unilateral. Staphylococcus aureus es el germen que se aísla con más frecuencia. Se trata con antibióticos por vía parenteral y el pronóstico es bueno.

Clínicamente se caracteriza por tumefacción de una glándula parótida con induración o fluctuación, eritema, calor y dolor; puede haber fiebre, irritabilidad y escasa ganancia ponderal . En algunos casos, la afectación es bilateral. Un signo patognomónico de esta enfermedad es la secreción de material purulento a través del conducto de Stenon, tras la compresión de la glándula.

La infección se adquiere habitualmente por vía ascendente a través del conducto de Stenon. La deshidratación, incluso subclínica, desempeñaría un papel muy importante en la patogenia, aumentando la viscosidad de la saliva y provocando obstrucción parcial del flujo en el conducto glandular, con sialastasis. Esto aumentaría la susceptibilidad de la glándula a la infección. La alimentación prolongada con sonda orogástrica puede disminuir el aclaramiento de saliva, produciendo una obstrucción ductal funcional e inflamación local. Algunos autores postulan que la vía hematógena es el mecanismo patogénico más importante en los recién nacidos. Otros factores como la septicemia, las anomalías estructurales de la glándula parótida, los traumatismos orales o la inmunosupresión también son descriptos como predisponentes. Ninguno de los 2 pacientes que describieron los autores, tenían factores predisponentes, no se encontraron datos de deshidratación y los dos habían recibido alimentación oral desde el nacimiento.

Si bien, S. aureus es el agente etiológico más frecuente de la parotiditis aguda supurativa neonatal, otros gérmenes implicados son los estreptococos (pyogenes, agalactiae, viridans o pneumoniae) y los bacilos gramnegativos ( Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa o Klebsiella pneumoniae ). En dos recientes estudios, Brook concluye que los microorganismos que más se aíslan en las parotiditis bacterianas son S. aureus y los anaerobios, principalmente Peptoestreptococos , Prevotella y Fusobacterium. Sin embargo, en la literatura especializada sólo se han publicado 2 casos de parotiditis neonatal por anaerobios, uno por Peptoestreptococo intermedius y Prevotella melaninogenica, y otro por Prevotella intermedia. La obtención de las muestras se puede realizar directamente en la salida del conducto de Stenon o mediante punción-aspiración de la glándula infectada, lo que disminuye el riesgo de contaminación por la flora oral saprofita.

El diagnóstico se basa en los hallazgos clínicos (tumefacción parotídea con signos inflamatorios), salida de pus por el conducto de Stenon y cultivo positivo de este material purulento, aunque en algunos casos pueden encontrarse parotiditis asépticas. Las pruebas complementarias ayudan al diagnóstico, destacando hemograma, con leucocitosis y desviación izquierda, aumento de los reactantes de fase aguda y aumento de amilasemia. Por otro lado, la ecografía demostrará una glándula parótida aumentada de tamaño, con hipoecogenicidad e hipervascularización. La tomografía computarizada (TC) de la parótida puede ser útil. Los pacientes descriptos tenían leucocitosis con desviación izquierda y una ecografía parotídea compatible con el diagnóstico. Sin embargo, su amilasemia era normal.

El diagnóstico diferencial debe realizarse con la celulitis facial, las adenopatías preauriculares o cervicales, los abscesos, las infecciones que afectan al músculo buccinador y los hemangiomas, adenomas o lipomas.

El tratamiento consiste en antibioticoterapia intravenosa, que debe iniciarse de forma empírica con penicilina resistente a penicilinasa (cloxacilina, oxacilina) o una cefalosporina hasta la tener los resultados de los cultivos. La infección por S. aureus resistente a meticilina puede requerir el uso de vancomicina o teicoplanina; en presencia de anaerobios puede utilizarse una combinación de metronidazol con un macrólido o una penicilina con un inhibidor de betalactamasa (ácido clavulánico). La duración del tratamiento es de 7-10 días. En raras ocasiones será necesaria la incisión quirúrgica y drenaje de la glándula. Son aspectos importantes que deben tenerse en cuenta, la correcta hidratación y las medidas de sostén.

El pronóstico de la parotiditis supurativa neonatal es bueno1. Las complicaciones son raras e incluyen parálisis facial, fístula salival, mediastinitis y extensión al conducto auditivo externo. Puede provocar una sepsis neonatal o estar precedida de ésta. Al contrario de lo que puede acontecer en niños y adultos, la parotiditis bacteriana del recién nacido cursa sin recurrencias.

Artículo coementado por el Dr. Edgardo Checcacci, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Pediatría.