Las resinas compuestas adhesivas, han revolucionado la odontología estética y aunque tienen una amplia aceptación, muchos odontólogos no están convencidos de que sean la solución ideal cuando el objetivo es lograr estética en el sector anterior. Esto se debe principalmente al potencial de desgaste y a la posibilidad de sufrir alteraciones en el color que poseen las mismas, lo cual resulta problemático cuando se trata de restauraciones muy extensas en el sector anterior. A diferencia de estos materiales las láminas o carillas de porcelana cumplen ampliamente con los requerimientos estéticos antes mencionados, por esta razón y muchas otras no menos importantes han tenido amplia aceptación en la profesión dental.
La preparación ideal
En un principio, cuando la técnica de las carillas o láminas de porcelana fue desarrollada, no se realizaba ninguna preparación dentaria, y el resultado positivo del trabajo se basaba en la estabilidad de la adhesión y en el grosor apropiado de la porcelana, sin embargo con la experiencia, llegamos a la conclusión de que una preparación dentaria apropiada es esencial para obtener un espesor ideal, tejidos gingivales sanos y estética aceptable.
El propósito del siguiente texto es explicar detalladamente los pasos apropiados para preparar los dientes que van a ser restaurados con una lámina o carilla de porcelana.
Para ello debemos establecer algunas pautas:
-la existencia de sectores con ángulos agudos creará puntos de tensión que harán susceptible a la fractura a la carilla de porcelana;
-la lámina o carilla de porcelana no debe tener un espesor menor a 0.5 mm;
-la porcelana debe tener 1 mm de espesor en áreas que deben soportar altas tensiones (incisal);
-la preparación gingival es esencial para permitir a la porcelana una emergencia normal a nivel gingival y prevenir el contorneado desbordante en este sector;
-la preparación proximal permite disimular el margen interproximal de la porcelana y aumentar la fuerza de adhesión;
-la preparación incisal permite un incremento en el espesor de la porcelana en este sector donde existen elevadas tensiones, permite un correcto posicionamiento durante el cementado y oculta el margen incisal.
Cuando comenzamos a preparar un diente, es recomendable utilizar fresas con una profundidad de corte que coincida con la cantidad de estructura dentaria que queremos remover, teniendo en cuenta que la longitud y la forma del diente no deben ser modificadas.
La reducción incisal debe ser de 1mm y perpendicular al eje mayor del diente. El desgaste en vestibular debería ser de 0 5 mm respetando la anatomía dentaria. Por otro lado, mientras que la parte incisal por vestibular debe ser redondeada, por lingual debería terminar en una unión de extremo agudo.
Continuando con los procedimientos de la preparación dentaria, debemos hacer un bisel profundo a nivel de la línea de terminación gingival, que debería seguir el contorno de los tejidos blandos desde el sector proximal mesial hasta el sector proximal distal.
El cuestionamiento más común es dónde ubicar el bisel en relación a los tejidos blandos: subgingival, a nivel gingival o supragingival. El factor determinante será el contraste entre la tonalidad o matiz de la preparación dentaria y la de la restauración terminada, que cuanto mayor sea, más subgingival deberá estar ubicada la línea de terminación en la preparación dentaria a fin de obtener una estética aceptable.
Problemática durante la preparación dentaria
Los problemas más comunes que se han observado se presentan cuando el sector incisal vestibular no ha sido redondeado, y en cambio se dejan ángulos agudos, lo cual crea un punto de tensión en nuestra restauración que puede fracturar la porcelana, además es imposible alcanzar la transición gradual ideal de los tonos o matices del color desde el cuerpo al borde incisal del diente.
Otro error común es al realizar la reducción incisal con un ángulo que se inclina hacia lingual en vez de hacerlo perpendicular al eje mayor del diente, lo cual hace proclive a la fractura de nuestra restauración.
También el hecho de no seguir el contorno vestibular de la pieza dentaria nos conducirá a que el sector incisal vestibular no tenga la reducción adecuada de cómo mínimo 0.5 mm, esto posicionará la porcelana en el sentido vestibular más allá de donde estaría el diente original creando un resultado insatisfactorio.
Durante le reducción por palatino o lingual, también pueden surgir dificultades. Idealmente, la reducción lingual o palatina debería ser de 0.5 mm de profundidad y de 0.5 mm en la parte inferior. Una mayor reducción resultará en un eje de inserción totalmente inflexible, y si le sumamos que tal reducción no es paralela al perfil de emergencia gingival, es inevitable la fractura de la porcelana en el momento de la inserción.
Otro inconveniente que surge durante la reducción lingual, se presenta cuando el diente tiene un espesor menor a 0.5mm en sentido vestíbulo lingual en su tercio incisal, en estos casos no debe hacerse ninguna clase de reducción por lingual, teniendo en cuenta que la porcelana no debe tener un espesor menor a 0.5mm y que el diente no puede ser adelgazado en extremo a fin de lograr esto último.
Uno podría preguntarse para qué debe ser reducida la parte incisal. El problema con las preparaciones donde la reducción incisal es escasa o no se realiza, se presenta cuando se aplica una fuerza en el sector incisal luego de que la porcelana ha sido colocada, ya que esta unión es el eslabón débil en la cadena de la adhesión.
El mismo principio se aplica en el caso de fractura incisal donde el clínico reconstruye el área de fractura con una resina compuesta y luego coloca la porcelana para completar la restauración, sin tener en cuenta que el módulo de flexión de las resinas y de las porcelanas son sustancialmente diferentes. Entonces cuando se aplique una fuerza en la zona incisal, la resina cederá un poco y donde la porcelana no tenga un soporte rígido se fracturará.
En el sector posterior, la preparación por vestibular de las piezas dentarias posteriores superiores, no difiere de lo presentado hasta ahora. En la superficie oclusal, se realiza un bisel profundo a medio camino entre la punta de la cúspide vestibular y la fosa central, de 0.5mm de profundidad y de corte perpendicular a la inclinación del ángulo oclusal. La preparación se completa con un 1 mm de reducción incisal y redondeando loa ángulos, en el sector incisal vestibular, esto es crítico en las piezas dentarias posteriores inferiores, ya que sus cúspides vestibulares son las funcionales y deben tener 1 mm de porcelana para soportar su actividad. Por razones estéticas, la preparación oclusal, debe extenderse dentro de la fosa central.
Se necesita una consideración especial cuando se prepara la zona interproximal ,en el caso de que hayan puntos de contacto que queremos preservar, aquí la preparación debe ser con un bisel de 0.5 mm de profundidad y la terminación debe llevarse a lingual tanto como sea posible sin romper los contactos.
La reducción en la zona gingival interproximal es frecuentemente poco aplicada lo cual dará como resultado una restauración sobrecontorneada y la invasión de la papila es muy probable.
En los casos donde debemos cambiar la proporción del diente (ancho mesiodistal) para lograr un mejor resultado estético los puntos de contacto tienen que ser abiertos.
Cuando los puntos de contacto no están presentes (diastemas), la terminación cambia, se prefiere una terminación recta que en bisel.
Conclusiones
El propósito de este artículo es desmitificar el concepto de que la preparación dentaria es innecesaria para las carillas o láminas de porcelana, muy por el contrario esta es esencial para preservar la salud de los tejidos y alcanzar una estética óptima.