Medidas de bioseguridad

Protección de la radiación sobre el cerebro de cardiólogos intervencionistas

Este estudio evalúa el nivel de protección que ofrecen distintos tipos de dispositivos sobre la dosis de radiación recibida por el cerebro de cardiólogos intervencionistas.

Autor/a: Honorio da Silva E, Vanhavere F, Buls N y colaboradores

Fuente: Eurointervention 13(15):1778-1784, Feb 2018

Introducción

A pesar de que el cerebro adulto es uno de los tejidos menos radiosensibles, algunas investigaciones recientes señalaron la aparición de tumores cerebrales en profesionales de la salud crónicamente expuestos a rayos X y un riesgo dos veces mayor de muerte por cáncer cerebral en comparación con controles no expuestos. Dentro de los profesionales de la salud, los cardiólogos intervencionistas reciben una alta dosis de radiación ocupacional.

Un estudio investigó la localización de los tumores de cabeza y cuello de cardiólogos intervencionistas, radiólogos intervencionistas y de otras dos especialidades y encontraron que el 85% de estos se presentaba del lado izquierdo, el lado más expuesto de los operadores.

Otro estudio señaló una alteración de la memoria verbal a largo plazo (esta capacidad es modulada por el hipocampo izquierdo) en pacientes expuestos en comparación con los no expuestos.

Sin embargo, en estudios no relacionados con radiaciones ionizantes también se observó que ciertas lesiones presentaban un lado preferencial. La lateralidad puede deberse a la genética, la edad a la que ocurre la lesión, el ambiente extracelular, el metabolismo, entre otros.

Bajas dosis de radiación podrían intervenir en el desarrollo de tumores benignos en el sistema nervioso central y las glándulas pituitarias, los mecanismos a nivel celular y molecular parecen ser diferentes en rangos de radiación alta o baja.

El objetivo del presente estudio es evaluar, por métodos computacionales, la protección que brindan los dispositivos actualmente disponibles (pantallas suspendidas en el techo, lentes y gorras de plomo) en la dosis de radiación que recibe el cerebro del operador durante los procedimientos de cateterismo.

Se enfocó en la sustancia blanca y el hipocampo, que están involucrados en el desarrollo de lesiones y de deterioro cognitivo. Se comparó la reducción de la dosis en el cerebro protegido por las gorras de plomo con la reducción de la dosis medida por detectores en la cabeza de los operadores ubicados debajo de las gorras, para evaluar la correlación entre ambas.

Métodos

Se usó la cuenta f6 del código de Monte Carlo MCNPX18 para calcular la energía depositada en el cerebro de un cardiólogo intervencionista. Los fantasmas matemáticos antropomórficos se usaron como modelos de paciente y de operador. El modelo del operador estaba equipado con un delantal de plomo y collar para la tiroides y la cabeza fue simulada en mayor detalle (se segmentaron por separado el hipocampo y la sustancia blanca).

Se posicionó para un acceso braquial en el lado derecho del paciente y el haz primario de rayos X fue proyectado hacia el tórax del paciente. Estos parámetros se mantuvieron constantes en la simulación de seis proyecciones de haz comunes: anterior-posterior (AP), posterior-anterior (PA), izquierda y derecha oblicua a 45 ° y 90 ° (IAO45, DAO45, IAO90, DAO90).

Se evaluó individualmente la eficiencia de pantallas suspendidas en el techo, gafas de plomo y gorras de plomo sobre la dosis de radiación absorbida en la sustancia blanca e hipocampo.

Las pantallas suspendidas en el techo se colocaron a 1 cm y a 15 cm por encima del paciente. Se consideraron dos modelos de lentes de plomo: uno tipo envolvente y el otro con lentes frontales planos y blindaje lateral. Finalmente, se modelaron tres modelos de gorras de plomo. El modelo quirúrgico cubre la cabeza oblicuamente por arriba de las cejas y la nuca.

Los modelos tipo capucha cubren todo alrededor de la cabeza. En la capucha-UF (del inglés unshielded forehead), el área debajo de la nariz hasta la parte superior de la frente no está protegida, mientras que en la capucha-SF (del inglés shielded forehead), la frente también está protegida, con el área desde el cuello de la tiroides hasta arriba de las cejas sin protección.

Para informar la reducción de la dosis que proporcionaban las gorras de plomo se colocaron detectores en la sien izquierda, en la frente entre los ojos y al final de la ceja izquierda (ipsilateral al haz) 1 cm más arriba del borde inferior de la gorra quirúrgica. La capucha-UF no protegió los detectores en la frente y la ceja, mientras que la capucha-SF no protegió el detector en la frente.

Para rastrear el origen de la radiación al cerebro, se definió al cerebro como un órgano único con cuatro regiones divididas por planos sagital y frontal: a) ipsilateral anterior; b) contralateral anterior; c) contralateral posterior; d) ipsilateral posterior.

Estas regiones se dividieron transversalmente en tres secciones del mismo tamaño, a nivel de la mandíbula, los ojos y la frente. El cuello también se separó según las cuatro regiones definidas. Cada fotón podía rastrearse para identificar a través de cuál de las secciones ingresó a la cabeza antes de llegar al cerebro.

Para comparar la dosis cerebral (Dc) con la dosis medida a nivel del tórax (Dt), se utilizó una placa de radiación colocada en el lado izquierdo del pecho del operador, sobre el delantal de plomo. Se evaluó para el cerebro descubierto la relación Dc/Dt en porcentaje.

Resultados

La mejor protección es la que otorgan las placas suspendidas en el techo

Todos los dispositivos ofrecieron alguna protección. Las pantallas colgadas en el techo disminuyeron la dosis entre el 74% (en el hipocampo) y el 94% (en la sustancia blanca). Los lentes de plomo, independientemente del modelo, disminuyeron la dosis al cerebro entre un 10% y un 17%.

La protección de las gorras de plomo depende del modelo. La quirúrgica disminuye la dosis entre el 6% y el 15%, la capucha-UF más del 50% y la capucha-SF hasta el 55%.

La reducción de dosis superficial varió del 64% para el detector en la sien, cubierto por la gorra quirúrgica, al 92% para el detector en la ceja, cubierto por la capucha-SF.

Sin protección, menos del 10% de la radiación que llega al cerebro lo hace desde las áreas b, c y d (todas las secciones) y el 90% desde la región a.

La Dc/Dt, sin protección, varió dependiendo de la proyección del rayo, a la derecha del hipocampo (IAO90) fue de menos del 0.5%, y del 9% en la sustancia blanca del hemisferio izquierdo (DAO90). En promedio se mantuvo menor al 5%.

Discusión y conclusión

Según los autores, este es el primer estudio en evaluar el impacto de los distintos dispositivos de protección en la dosis, origen y trayectoria de la radiación que es absorbida por el cerebro de los cardiólogos intervencionistas.

En contraste con estudios previos, los autores observaron que las lentes de plomo protegen el cerebro.

La mejor protección es la que otorgan las placas suspendidas en el techo, cuya magnitud depende de la distancia con el paciente, y las gorras tipo capucha. La mayor fuente de radiación para el equipo médico proviene del paciente, por lo tanto, llega a la cabeza del médico desde abajo oblicuamente.

Por esto, los diferentes modelos de gorra ofrecen distintos grados de protección. El modelo quirúrgico no es muy eficiente para proteger el cerebro, ya que no cubre los sectores de los ojos y la mandíbula. La capucha-SF, al cubrir la frente, ofrece una mejor protección y la capucha-UF ofrece la mejor protección, ya que cubre la mandíbula.

Se observó una mayor reducción en los detectores ubicados debajo de las gorras que en el cerebro, para todos los modelos de gorra. Esto demuestra que no se puede evaluar la eficacia de las gorras de plomo mediante dosímetros ubicados por debajo de las mismas, ya que la radiación llega al cerebro por dispersión.

La dosis de radiación recibida por los cardiólogos intervencionistas varía por los siguientes factores: experiencia del operador, complejidad de las intervenciones, tipo de equipo de rayos X, del tipo de herramientas para reducir la dosis, carga de trabajo, el uso de dispositivos de protección personal y la posición de la placa de radiación.

Los autores señalan las siguientes limitaciones. La cabeza del modelo se mantuvo estática, la protección de los distintos dispositivos se verá afectada por los movimientos.

En este estudio se consideró únicamente la irradiación del tórax del paciente, si se irradia la cabeza o el abdomen o se usa otra vía de acceso, cambiaría la posición relativa del operador con respecto al campo de radiación y puede afectar la efectividad de los dispositivos de protección y la Dc/Dt, así como la contribución de las distintas secciones de la cabeza a la radiación del cerebro.

En conclusión, se evaluó la reducción de la dosis de radiación que brindan distintos tipos de dispositivos de protección en la sustancia blanca y el hipocampo. Los más efectivos fueron las placas suspendidas en el techo y las gorras tipo capucha que cubrían las partes bajas de la cabeza. La reducción de dosis medida directamente por debajo de las gorras de plomo no se corresponde con la dosis que recibe el cerebro.

SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica