Genes y destino ¿Qué los diferencia?

¿La genética será el nuevo horóscopo?

Las tendencias respecto del uso de la información genética ¿Vamos hacia un mundo ADN?

Indice
1. Riesgos y beneficios del "Mundo Gen"
2. Se buscan hermanos gays

DEBATE
La genética ¿será el nuevo horóscopo?

Los avances en relación con el "mapa" del código genético y los costos cada vez más bajos en la secuenciación del genoma humano pusieron al alcance de la mano los exámenes de ADN. Muchas empresas prometen detectar, vía Internet, posibles o futuros problemas de salud. Pero, entre el mercado y el oráculo, ¿cuáles son los límites éticos y científicos de esta práctica?

BRUNO MASSARE

En junio último, James Watson -quien junto a Francis Crick reveló hace algo más de 50 años la estructura en forma de doble hélice del ADN- presentó el análisis de su propio genoma. El proyecto, que había demandado un millón de dólares y dos meses de trabajo, alumbraba un mapa del código genético del ganador del Premio Nobel en 1962. Pero, para sorpresa de muchos, el científico no quería saberlo todo. Watson, de 79 años, dijo que prefería desconocer una región de su ADN, aquella que indicaría su predisposición o no al mal de Alzheimer.

Si bien la secuenciación completa del código genético de una persona es todavía una empresa costosa -Watson se convirtió en la primera persona en obtenerla, seguido recientemente por el polémico científico y empresario Craig Venter-, el análisis del ADN para la detección de enfermedades o vínculos hereditarios se ha vuelto muy accesible en los últimos años. Tanto, que hoy está disponible a través de empresas que lo ofrecen vía Internet. El mecanismo es simple y no varía demasiado entre quienes lo ofrecen. En primer lugar, hay que tener una tarjeta de crédito a mano para comprar el test a través de una página web (los costos, en general, van de 200 a mil dólares y las enfermedades analizadas, desde predisposición a diabetes hasta cáncer de mama, ovario, colon e infertilidad, entre muchas otras). En segundo término, se recibe un kit que llega por correo, con las instrucciones para -según el análisis en cuestión- tomarse una muestra de saliva o concurrir para un "anónimo" análisis de sangre en un laboratorio asociado. Finalmente, a las tres o cuatro semanas, los resultados quedan a disposición del cliente a través de Internet, con la posibilidad de llamar a un consejero genético para su interpretación.

Los tests genéticos online, como se ha bautizado a los análisis de este tipo, nacidos a la sombra de la baja de costos de secuenciación de ADN y bajo el lema de "darle poder al paciente para tomar decisiones", vienen siendo duramente criticados por ubicarse en los márgenes de las consideradas buenas prácticas en medicina. A saber: los resultados son complejos de interpretar y necesitan de algo más que de una conversación telefónica, dado que el conocimiento acerca de la predisposición a determinadas enfermedades puede tener consecuencias psicológicas y sociales de gravedad; se trata de datos sensibles que deben estar resguardados bajo estrictas normas de seguridad porque pueden derivar en discriminación; el entorno familiar también es afectado por el conocimiento de los resultados; algunos de estos exámenes solamente expresan una probabilidad genética que puede o no desencadenarse a partir de factores ambientales.

En lo que se suele llamar la "genetización" de la medicina, las empresas que utilizan Internet como medio de comercialización son sólo una parte de un fenómeno mucho más amplio, en el que el paciente -gracias al avance de la ciencia- tomaría el poder y desplazaría al médico del centro de la escena. Pero, ¿es realmente así?

 El horóscopo del gen 

¿Por qué Watson quiere ignorar su probabilidad de sufrir Alzheimer? El científico argumenta que para él no tiene sentido conocer la información de sus genes relacionada con una enfermedad neurodegenerativa que hasta hoy no tiene cura. "El deseo de enterarse o no tiene que ver con la estructura de cada persona, con su historia familiar y con saber qué se puede hacer y qué no. Si no se puede hacer nada, genera mucha angustia y es lógica la duda sobre si tiene sentido conocer la predisposición a un problema sin solución", dice Florencia Luna, doctora en Filosofía, especializada en Bioética.

Sin embargo, incluso en los casos en que sí puede haber un tratamiento, ¿qué hacer? Frente al positivo de un examen de BCRA-1 BCRA-2 (la mutación de este gen predispone al cáncer de mama y ovario) se suceden cada vez con más frecuencia los casos de mastectomías preventivas hechas antes de manifestarse la enfermedad. O bien, se puede cargar con el peso y el conocimiento de un destino heredado, lo que puede volverse una suerte de tortura indefinida. Así las cosas, no se desprende que contar con la información desemboque necesariamente en un beneficio para el individuo.

Víctor Penchaszadeh, profesor de Genética y Salud Pública en la Universidad de Columbia, Estados Unidos, y asesor en el área de Genética de la Organización Mundial de la Salud, tiene una visión crítica respecto de que "la gente busque respuestas mágicas a los problemas de salud". Señala: "Uno tiene derecho a enterarse de sus riesgos, no lo cuestiono, pero quienes buscan información en general no tienen los elementos para manejarla y pueden caer en manos de intereses económicos más que de organismos interesados en promover la salud. Las pruebas genéticas tienen que estar reguladas para evitar efectos negativos".

Los análisis de ADN han aumentado exponencialmente en los últimos años. Según el Centro de Genética y Políticas Públicas de Johns Hopkins University, en Estados Unidos, actualmente hay pruebas para más de 900 enfermedades y se espera que la cifra siga creciendo.

Penchaszadeh, que se graduó en Medicina en la Universidad de Buenos Aires y regresó a la Argentina tras un exilio de 30 años, plantea el interrogante: "A uno le dicen que tiene 40 por ciento de probabilidades de contraer algo. ¿Y entonces? ¿Va a empezar un tratamiento? Sabemos que se han detectado genes relacionados con ciertas predisposiciones, pero el componente genético está exagerado por razones comerciales. Si soy una empresa que hace pruebas para detectar genes predisponentes a la obesidad, por ejemplo, no me importa si la gente no tiene espacio para correr o come mal, yo simplemente detecto ese gen y contribuyo a que se piense que la obesidad es una enfermedad genética. Lo mismo ocurre con el cáncer: hoy no sabemos a qué contaminantes estamos expuestos pero nadie se ocupa de eso; en cambio, de las pruebas genéticas, sí. Y, sin embargo, en el mundo tenemos más casos de cáncer por razones ambientales y de estilo de vida que por cuestiones genéticas". 

A su salud 

La controversia sobre qué rol juegan las empresas que ofrecen tests genéticos a través de Internet -que actúan como brokers de laboratorios para la provisión de análisis al paciente-cliente- tuvo impacto en esta industria naciente: algunas han desaparecido y otras, como Myriad Genetics, decidieron interrumpir masivas campañas publicitarias para promocionar sus servicios.

DNA Direct es una de las que mejor timoneó las críticas, quizás debido a que desde un principio se rodeó de un equipo de médicos y consejeros genéticos para brindar apoyo previo y posterior a la entrega de los resultados. Desde su oficina en la californiana San Francisco, Ryan Phelan, fundadora y directora de la compañía, asegura que "no quedan dudas de que la información genética debería incorporarse con más frecuencia en el cuidado de la salud y que estos tests serán con el tiempo más accesibles". Y continúa: "Una de nuestras mayores preocupaciones es que los pacientes puedan interpretar correctamente los resultados y los ayudamos a pensar en las consecuencias que tiene hacerse un test y a tomar decisiones con respecto a su salud".

Marcelo Rubinstein, investigador principal del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular del Conicet, le pone paños fríos a la polémica al sostener: "Hay que analizar estos saltos como un peldaño más, como producto de la baja de costos en la secuenciación; en tres años los vamos a tener en el hospital público. Y claro que también se trata de un negocio. Pero es una herramienta que, si está en buenas manos, es útil porque brinda información para decidir. La mayoría de la gente mira los resultados y no entiende nada; ahí es donde tiene que jugar el rol del médico".

Para Luna, "pareciera que es inevitable que el examen genético se generalice, pero lo grave es que se convierta en una mercancía que se aleja del espíritu médico y clínico. En alguna medida es similar a quienes venden paquetes turísticos que incluyen tratamientos de reproducción asistida, se da un viraje de una concepción médico-paciente a otra más de clientela".


La vida después 

¿Cómo se vive con el conocimiento de una enfermedad que todavía no se manifestó? Allí reside uno de los problemas de la despersonalización de esta clase de exámenes y donde juega el rol del consejero genético, que puede orientar al paciente acerca de los resultados. No es difícil imaginarse a una persona a quien le detectan predisposición a contraer cáncer de piel alejada sistemáticamente del sol y sometida a exámenes periódicos. "Es información que se tiene que manejar con mucho cuidado porque no estamos hablando de la probabilidad de tener una gripe, y es importante respetar también el derecho del paciente a no enterarse", advierte Luna.

Cristina Pecci es la responsable del área de Calidad de Vida del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires y conoce de cerca lo que implica tener que asimilar la noticia sobre una enfermedad: "Yo veo un problema en que no haya una relación humana en el medio. Crean una falsa expectativa de que uno puede ser independiente en las decisiones que toma. Recibir un diagnóstico no es algo puramente estadístico, hay otros elementos en juego y hay una responsabilidad ética posterior al informe que no puede ser omitida. El sistema de salud tiene que acompañar y hacer un seguimiento de esa persona".

Pecci, que es socióloga y doctora en Psicología, sostiene que los resultados de los tests genéticos le pueden cambiar todos los proyectos de vida a alguien. "¿Cómo vive una persona mientras no se le manifiesta un mal sobre el que tomó conocimiento? Además, hay que saber comunicar y predecir el impacto: no es lo mismo si se trata de un jefe de familia de un hogar con tres hijos que de una persona que vive sola, si hay un círculo familiar que también puede estar en riesgo o si el tratamiento es muy costoso", señala.

Phelan, de DNA Direct, advierte que "cada test está acompañado de recomendaciones acerca de cómo compartir los resultados con los miembros de la familia. Los genes son un asunto familiar y nosotros explicamos cómo se puede comunicar la información de una manera positiva". Pero, claro, no siempre hay intención de comunicarlo. "Hay gente que no quiere que se entere la familia -dice Pecci-. Esa persona necesita de alguien que pueda acompañarlo en ese tramo de su vida. No se puede generalizar: en el Hospital de Clínicas hemos tenido casos de gente con una enfermedad genética como Huntington (enfermedad degenerativa del sistema nervioso, hereditaria y por lo general mortal) que igual decide tener hijos, pero ni las estadísticas ni un manual de comunicación resuelven eso". 

El riesgo

La genetización de la medicina va mucho más allá de la oferta por Internet y la gran pregunta es hasta dónde puede llegar. Los límites, hasta ahora, parecen flexibilizarse más al compás del avance técnico que de las regulaciones. "En la Argentina prácticamente no hay legislación al respecto, aunque los genetistas suelen tener bastante claros los límites éticos. Por ejemplo, en lo que hace al abuso del test prenatal", sostiene Salvador Bergel, titular de la Cátedra Unesco de Bioética de la Universidad de Buenos Aires.

El problema no reconoce fronteras. En Francia, el médico Didier Discard, presidente del Consejo Nacional de Etica, criticó recientemente la generalización del diagnóstico prenatal como "una política sanitaria que coquetea con la eugenesia".

Luna, por su parte, advierte sobre un futuro "en el que tengamos una nueva diferencia social: una clase media y una clase alta que planifiquen su maternidad y eviten hijos con problemas genéticos; mientras que una mujer de pocos recursos difícilmente vaya a evaluar este tipo de decisiones, por lo que los problemas genéticos severos podrían reducirse sólo a las clases bajas". Al respecto, Rubinstein considera: "La brecha ya existe con enfermedades como la tubercolosis, que hoy sólo aparece en las clases marginadas, como en las comunidades tobas. Aunque también en las clases altas se trasladan algunas mutaciones, porque somos la única raza que no hace selección natural".

La potencial discriminación también entra en juego en un posible escenario donde el código genético se transforme en una variable de inclusión social. Si bien Bergel considera poco probable que "en la Argentina se vaya a usar en exámenes preocupacionales o en el caso de los seguros de salud, ya que sería un motivo de discriminación y está penado", la posibilidad está latente y de hecho Phelan, desde DNA Direct, la justifica: "Un test genético puede sugerir que hay un riesgo creciente para una determinada condición, y así un empleado puede reducirlo a partir de los resultados".

Rubinstein no cree que el test genético influya en ese sentido: "La discriminación existe con o sin genética. ¿Acaso no se discrimina con los tests psicotécnicos? Si todos tuviéramos el genoma secuenciado como si fuese una cédula de identidad, son tantas las variables que juegan en el medio ambiente que la genética quedaría en un segundo plano".

Penchaszadeh refiere a la situación en Estados Unidos. "Todo contacto con el sistema de salud acarrea riesgos: cada vez que uno se hace un análisis o va al médico, su plan de salud tiene acceso a esos datos, son registros auditables y está dentro de la normativa del seguro de salud, lo que implica el riesgo de discriminación genética -dice-. El precio que se pagó por resguardar la privacidad de los datos de las personas es un control social muy alto". En la Argentina, el problema está unos escalones por debajo, sugiere Penchaszadeh: "El problema acá es la ignorancia, no hay a quién recurrir y a los profesionales de salud idóneos en genética se los puede contar con los dedos de la mano".

Una vez más, en la genética la ciencia parece estar yendo a un ritmo bastante más rápido que las discusiones y las políticas que surgen a su alrededor. Pronto, el genoma entero de una persona -como el de Watson- podría entrar en una tarjeta. "Los genetistas y los médicos son los que tienen que poner las cartas sobre la mesa -concluye Luna-. Detrás de la importación de tecnología y de cierta neutralidad técnica, alguien se tiene que hacer cargo de lo que puede pasar".

Clarín.com 



Nueva mirada sobre la evolución: ¿es la conducta religiosa fruto de la selección natural?
La moral no es cultural, sino genética

"Los seres humanos compartimos sistemas morales innatos", afirma el psicólogo norteamericano Jonathan Haidt
NUEVA YORK.- ¿De dónde vienen las reglas morales? De la razón, afirman algunos filósofos. De Dios, aseguran los creyentes. Rara vez se considera otra fuente como la que hoy defienden algunos biólogos: la evolución.  

Una mirada a la selección natural y a la supervivencia de los más fuertes sólo parece confirmar los valores más egoístas. Pero para los animales que viven agrupados el egoísmo debe ser limitado o no habría ventaja en vivir en sociedad. ¿Puede la conducta desarrollada por los animales que viven en sociedad ser el fundamento de donde partió la moralidad humana?

En el libro Hipótesis de la felicidad , Jonathan Haidt, psicólogo moral de la Universidad de Virginia, construye una visión amplia de la moralidad donde rastrea su conexión tanto con la religión como con la política.

Haidt comenzó investigando la emoción de la aversión. Al probar las reacciones de la gente ante situaciones como la de una familia hambrienta que cocinó y comió a su perro luego de que éste hubiera muerto en una ruta, exploró el fenómeno en que la gente siente fuertemente que algo está mal pero cuyo porqué no puede explicar.

Este fenómeno lo llevó a ver a la moralidad conducida por dos sistemas mentales separados. Un sistema antiguo, que él llama intuición moral, se basa en las conductas con carga emotiva que se desarrollaron antes que el lenguaje. Un sistema moderno, que llama juicio moral, llegó después del lenguaje, cuando la gente pudo expresar por qué algo estaba bien o mal.

Las respuestas emocionales de la intuición moral ocurren de manera instantánea; son primitivas reacciones viscerales que evolucionaron para desarrollar decisiones intempestivas que ayudan a la supervivencia en un mundo peligroso. El juicio moral, por otro lado, llega más tarde, cuando la mente consciente desarrolla una racionalización para la decisión que llegó a través de la intuición moral.

El elefante y el jinete

Haidt compara la maquinaria moral subterránea con un elefante y al razonamiento moral consciente con un pequeño jinete que monta sobre su lomo. Los psicólogos y filósofos han tenido una visión muy estrecha de la moralidad, según cree, porque se han centrado en el que monta e ignoraron al elefante.

Haidt desarrolló una mejor idea del elefante luego de que visitó la India. Allí, vio que la gente reconocía un dominio de lo moral mucho más amplio que lo relacionado con el daño y la justicia que son centrales en la moral occidental. Los indios se preocupaban por integrar a la comunidad a través de rituales y los ligaban a conceptos de pureza religiosa como manera de reprimir la conducta.

A su regreso de la India, Haidt rastreó literatura sobre antropología y psicología en busca de ideas de moralidad en todo el mundo. Identificó cinco componentes de la moralidad que eran comunes a la mayoría de las culturas. Algunos tenían que ver con la protección de los individuos, otros con los lazos que mantienen unidos a los grupos.

Entre los sistemas morales que protegen a los individuos, uno tiene que ver con prevenir el daño a una persona y el otro con la reciprocidad y la justicia. Menos habituales son los tres sistemas que promueven conductas desarrolladas para fortalecer al grupo. Estas son la lealtad al grupo, el respeto por la autoridad y la jerarquía, y el sentido de pureza o santidad.

Los cinco sistemas morales, según Haidt, son mecanismos psicológicos innatos que predisponen a los niños a absorber ciertas virtudes. Como estas virtudes se aprenden, la moralidad puede variar mucho de una cultura a la otra, mientras que la importancia de refrenar el egoísmo se mantiene.

En las sociedades occidentales, lo importante reside en proteger al individuo insistiendo en que todos deben ser tratados con justicia. La creatividad es mucha, pero la sociedad es menos ordenada. En muchas otras sociedades, el egoísmo es suprimido "por medio de prácticas, rituales e historias que ayudan a la persona a representar un papel cooperativo en una entidad social más amplia", dijo Haidt.

El es consciente de que mucha gente, incluida "la disciplina políticamente homogénea de la psicología", equipara la moral con la justicia, los derechos y el bienestar del individuo, y rechazan todo lo demás como meras convenciones sociales. Pero muchas sociedades en todo el mundo se comportan como si realmente la lealtad, el respeto por la autoridad y la sanidad fueran conceptos morales, destaca Haidt, y esto justifica el tener una visión más amplia del tema moral. La idea de que la moral y lo sagrado están relacionados, dijo, puede hoy no estar de moda pero tiene un linaje venerable, si nos remontamos a Emile Durkheim, fundador de la sociología.

Haidt cree que la religión ha tenido un importante papel en la evolución humana al fortalecer y extender la cohesión brindada por los sistemas morales. "Si no hubiéramos tenido mentes religiosas, no hubiéramos transitado hacia lo gregario -afirmó-. Seríamos todavía sólo pequeñas bandas que deambularían de un lado a otro."

La conducta religiosa podría ser el resultado de la selección natural, según su punto de vista, formada en un momento en que los primeros grupos humanos competían unos con otros. "Los que encontraron formas de unirse fueron más exitosos", agregó.

Haidt llegó a reconocer la importancia de la religión por medio de un camino indirecto. "Primero encontré la divinidad en el sentimiento de aversión." Este probablemente se desarrolló cuando la gente se hizo carnívora y tuvo que aprender qué alimentos podrían estar contaminados con bacterias, un problema que no se presentaba con los alimentos vegetales.

La aversión se extendió luego a otras categorías, sostiene, a la gente que no era limpia, a inaceptables prácticas sexuales y a muchas funciones y conductas corporales que eran vistas como diferentes de las animales.

"Imaginen visitar una ciudad donde la gente no usa ropa, nunca se baña, tiene sexo en público y come carne cruda arrancándola a mordiscos directamente de las carcasas", escribe Haidt. El ve la aversión evocada por una escena así como aliada de las nociones de pureza física y religiosa.

La pureza es, según él, un sistema moral que promueve los objetivos de controlar los deseos de egoísmo y de actuar de una manera aprobada de forma religiosa.

Por Nicholas Wade
De The New York Times

Entre el grupo y el individuo
Los valores y su dimensión política

NUEVA YORK (The New York Times) .- Jonathan Haidt detectó una impactante dimensión política a la moralidad. El pidió a través de un sitio de Internet que la gente identificara su posición política dentro del espectro liberal-conservador y luego completara un cuestionario que estableciera la importancia atribuida a cada uno de los cinco sistemas morales.

Encontró que la gente que se identificaba como liberal asignaba gran importancia a los dos sistemas morales que protegen al individuo: los de no dañar a los otros y hacer a los otros lo que queremos para nosotros. Pero asignaban menos importancia a los otros tres sistemas morales que protegen al grupo, los de lealtad, respeto por la autoridad y la pureza. Los conservadores, por su parte, valoraron los cinco sistemas morales, pero asignaron menor peso que los liberales a los que protegen al individuo.

Haidt cree que muchos desacuerdos políticos entre conservadores y liberales pueden reflejar el énfasis diferente que cada uno da a las cinco categorías morales. Tomemos las actitudes respecto al arte contemporáneo y a la música. Los conservadores temen que el arte subversivo afecte a la autoridad, viole las tradiciones del grupo y ofenda cánones de pureza y santidad. Los liberales, por otro lado, ven el arte contemporáneo como protector de la igualdad ya que ataca al "establishment", especialmente si el arte lo realizan grupos de oprimidos.

Los liberales extremos, sostiene Haidt, no dan casi importancia a los sistemas morales que protegen al grupo. Como los conservadores les dan cierto crédito a las protecciones individuales, a menudo comprenden mejor los puntos de vista de los liberales que éstos las actitudes conservadoras, según su punto de vista.

La Nación 


 Habrían fabricado vida artificial
Científicos liderados por Venter habrían logrado crear un cromosoma sintético.

Por: Clarín.com

Un científico estadounidense fabricó un cromosoma sintético que podría ser el primer paso en la creación de una forma de vida artificial. Así lo anunció el biólogo Craig Venter, uno de los pioneros en decodificar el genoma humano y director del Venter Institute de San Diego, California: "Este hito supondría un paso filosófico muy importante en la historia de las especies. Vamos a pasar a leer nuestro código genético a poder escribirlo. Eso nos da la capacidad hipotética de hacer cosas que nunca antes hemos imaginado".

Consultada por la agencia AFP, la portavoz del Venter Institute, Heather Kowalski, no confirmó el descubrimiento. Sin embargo, se presume que Venter hará público su descubrimiento en la reunión anual que su instituto realizará mañana, ya que la información ya trascendió a partir de declaraciones del científico al diario británico The Guardian. Según la publicación, Venter coordina un equipo de 20 científicos de renombre (liderados por el norteamericano Hamilton Smith) que logró lo que nunca nadie hasta ahora.

Con técnicas de laboratorio, estos expertos consiguieron construir un cromosoma sintético de 381 genes de largo y que contiene unas 580.000 parejas bases del código genético. La secuencia de ADN se basa en la bacteria Mycoplasma Genitalium, la cual fue reducida a los elementos básicos para darle vida. Bautizada como "Mycoplasma Laboratorium", fue transplantada a una célula bacteriana viva. En el final del proceso, Venter y sus colaboradores esperan que el cromosoma controle dicha célula y así se convierta en una nueva forma de vida.

En sus declaraciones a The Guardian, el científico reconoció estar "convencido al 100 %" de que la misma técnica funcionaría para el cromosoma creado de forma artificial. Esa nueva forma de vida dependerá de su capacidad para duplicarse a sí misma y metabolizarse en la maquinaria molecular de la célula en la que fue insertada. Sin embargo, el diario añade que el ADN de ésta será artificial. En definitiva, es el ADN el que controla a la célula.

Pese al rechazo y dudas sobre la importancia que el hallazgo generó en otros científicos, Venter consideró que los genomas de diseño tienen un potencial positivo enorme si se emplean de forma adecuada. A largo plazo, a su entender, podrían llevar a descubrir fuentes alternativas de energía.

The Guardian también consultó a Pat Mooney, director de la organización canadiense de bioética Etc Group, que presiona en la ONU y otros foros internacionales para regular el desarrollo de microbios sintéticos.

"Vender está creando el tejido sobre el cual será posible construir casi cualquier cosa. Esto puede realizar su contribución a la humanidad. Por ejemplo, el descubrimiento de nuevos medicamentos. O constituir una amenaza, como la fabricación de armas biológicas", opinó Mooney.

 Craig Venter vs. el Vaticano

Un científico anunció la creación de vida artifical y hay polémicaEl biólogo norteamericano Craig Venter, famoso por haber participado del Proyecto Genoma Humano, anunció ayer la creación de cromosomas sintéticos a partir de elementos químicos. Y se armó. Como no podía ser de otra manera, enseguida salieron a replicarle los genetistas católicos: “Venter todavía no creó nada”, argumentaron.M. D. A. 2007-10-07 04:13:42Según Craig Venter, ya existe una nueva especie sobre la Tierra. Pero la novedad es que no apareció por selección natural, sino que fue creada en un laboratorio con elementos químicos. Así queda claro desde su mismo nombre, Mycoplasma laboratorium. El anuncio aún no es oficial –se especula que mañana sea el día de la comunicación, en el marco de un encuentro científico en California–, sino que Venter confió el resultado de sus investigaciones al diario londinense The Guardian.

Naturalmente, el “creador” no se quedó en chiquitas a la hora de evaluar su propia investigación. “Este es un paso filosófico muy importante en la historia de nuestra especie. Vamos de la posibilidad de leer nuestro propio código genético a estar capacitados para escribirlo. Esto nos da la hipotética chance de hacer cosas que nunca antes habíamos contemplado”, dijo, sin modestia.

Pero más allá de posiciones filosóficas, Venter tiene una coartada bien práctica. Dice que este tipo de desarrollos podría ayudar a combatir el cambio climático global. Según indicó, no está lejana la posibilidad de crear bacterias que incorporen en su metabolismo dióxido de carbono (el principal gas de los que provocan el efecto invernadero). O incluso, con la habilidad para producir combustible hecho completamente del azúcar.


Pasos. El Mycoplasma laboratorium fue obtenido usando elementos químicos y apareándolos con la secuencia de ADN de la bacteria Mycoplasma genitalium, con una longitud de 381 genes. De este hecho se toman los científicos católicos para negarle entidad al trabajo de Venter. “Lo que se ha logrado es un organismo genéticamente modificado de algo que ya existía, no se trata de la creación de un nuevo organismo”, bajó un cambio el investigador Angelo Vescovi del Instituto San Rafael de Milán, en declaraciones a Radio Vaticano. Sin embargo, reconoció que la biotecnología puede ayudar o destruir a la humanidad según cómo se use.

El nuevo ser dependerá enteramente de su capacidad de replicarse y tomar energía del medio para su supervivencia. Como cualquier otro ser del planeta, y como lo hizo la primera célula viva hace unos 3.500 millones de años, de donde derivan todos los demás seres vivos, incluidos el lector, su mascota y la planta.

Amigo de las controversias

Nació en la ciudad cuna de los mormones, Salt Lake City (Utah), está por cumplir 61 años y no deja de llamar la atención. Como fundador de Celera Genomics, estuvo a cargo de la “pata privada” del secuenciamiento del genoma humano, cuyo borrador fue anunciado en 2000 por él, junto con Bill Clinton, Tony Blair y Francis Collins.

Pero no se quedó ahí su carrera. Desvinculado de Celera Genomics fundó el Craig Venter Institute y luego Synthetic Genomics, para usar organismos modificados genéticamente para la producción de biocombustibles y el uso del hidrógeno como vector de las nuevas energías.

Ahora, este nuevo anuncio lo vuelve a poner en el ojo de la tormenta. Sabe que se oirán muchísimas críticas a su personalismo y a su desprejuicio a la hora de hacer anuncios. Pero no le importará. Para él, el objetivo estará cumplido.