Sólo ahora se empieza a conocer en el país.
Para contrarrestarlo, los expertos recomiendan mantener controlada la anemia.
Como en un círculo vicioso en el que todos sus elementos ayudan a los demás a seguir existiendo, un nuevo síndrome se apoya en el corazón, los riñones y la sangre para desbaratar la salud.
El CRAS, así, a secas y por su nombre en inglés, o síndrome de anemia cardiorrenal, reúne a tres enfermedades: la insuficiencia renal crónica, la insuficiencia cardíaca congestiva (incapacidad del corazón de bombear sangre) y la anemia, un trío peligroso -pero sencillo de controlar- que ahora comienza a conocerse en el país.
La buena noticia es que si se mantiene a raya a uno de sus componentes, la anemia, se pueden contrarrestar los otros dos hasta llegar a reducir la medicación de los pacientes cardíacos y evitar que el mal funcionamiento de los riñones llegue a diálisis.
Sin embargo, es justamente la anemia la que no suele recibir la atención que merece en pacientes cardíacos y renales, con el riesgo que esto ocasiona. Un estudio sobre el CRAS de investigadores españoles publicado en 2005 afirma que el 64% de los pacientes con insuficiencia renal tiene insuficiencia cardíaca, y la mayoría de ellos poseen valores de hemoglobina por debajo de 12 g/dl. Es decir que 6 de cada 10 personas con insuficiencia renal tendrían este síndrome.
Es por esto por lo que el equipo del Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, insiste en que el CRAS está "infravalorado, infradiagnosticado e infratratado", según publicó la revista Archivos de Medicina.
"Muchas veces, cardiólogos y nefrólogos subestiman la importancia de la anemia en el estado general del paciente. Lo que hay que hacer es mejorar el nivel de glóbulos rojos para mejorar la calidad de vida y lograr que muchos pacientes con insuficiencia renal puedan retardar su ingreso a diálisis luego de mejorar su función cardíaca y controlar la anemia", señaló el doctor Jorge Toblli, profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y presidente del Anemia Working Group Argentina, integrante del grupo mundial de expertos en anemia.
Tres disparadores
El CRAS puede ser disparado por cualquiera de las tres enfermedades que lo forman, ya que si el organismo no cuenta con suficientes glóbulos rojos en la sangre (anemia) para transportar oxígeno a los tejidos, el corazón no bombea adecuadamente (insuficiencia cardíaca) y los riñones no sólo no logran cumplir con su trabajo de filtrar la sangre y desechar las impurezas a través de la orina (insuficiencia renal), sino que tampoco pueden producir la hormona (eritropoyetina) responsable de estimular a la médula ósea para producir glóbulos rojos. Y así empieza de nuevo el ciclo...
"La anemia de la insuficiencia renal se produce porque en la medida en que progresa, disminuye la cantidad de eritropoyetina disponible porque no hay células sanas capaces de producirla -señaló el doctor Alfredo Casaliba, presidente de la Asociación Regional de Diálisis y Trasplantes Renales de Capital Federal y Buenos Aires-. La insuficiencia renal moderada a severa siempre conlleva anemia."
Para Casaliba, el principal problema es que la importancia de la anemia ha quedado relegada tan sólo porque se considera normal que los pacientes con problema renales y cardíacos la tengan.
Dijo Toblli, que preside el I Congreso de Anemia del Cono Sur, donde hoy el CRAS se presenta localmente (informes, en el (011) 4787-9152): "Gran cantidad de pacientes con insuficiencia cardíaca tiene una proporción de sangre formada por glóbulos rojos [hematocritos] por debajo de lo normal y altos niveles de creatinina, que es un indicador de enfermedad renal. Esto indica que estamos frente al CRAS".
Síntomas de alerta
Entre los síntomas que debe alertar sobre la posible presencia del CRAS en pacientes con insuficiencia renal o cardíaca están la fatiga, la falta de aire, la incapacidad para concentrarse, la necesidad repentina de dormir con más de una almohada porque se agitan a la noche, la hinchazón de las piernas o la tos nocturna, entre otros.
En la Argentina, unas 400.000 personas sufren insuficiencia cardíaca, y a partir de los 40 años hay un 20% de probabilidad de desarrollarla; alrededor del 50% de la población tiene algún grado de anemia, según un estudio de la Fundación Argentina contra la Anemia, y dos tercios de los pacientes con insuficiencia renal muere por problemas cardíacos.
"El 35% de los pacientes renales que llegan a diálisis tienen o han tenido insuficiencia cardíaca y la anemia parece contribuir bastante con la enfermedad cardíaca", dijo el doctor Felipe Inserra, director de los Programas de Prevención Renal de Fresenius Medical Care Argentina.
Un equipo dirigido por Toblli en el Laboratorio de Medicina Experimental del Hospital Alemán, acaba de finalizar el primer estudio que logró reproducir cómo progresa el CRAS: en ratas con insuficiencia renal, la anemia y la insuficiencia cardíaca tardaron tan sólo seis meses en aparecer.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION
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Clarín:
Un estudio sobre 100.000 pacientes en EEUU.
Alertan sobre los riesgos de la angina de pecho en mujeres
Es el principal síntoma de la enfermedad coronaria. La investigación advierte a médicos y pacientes no subestimar el problema. Y señala que la protección hormonal de las mujeres decae con la menopausia.
Sibila Camps
La enfermedad coronaria en las mujeres es peor de lo que se pensaba. Y la angina de pecho —uno de sus síntomas más comunes— es más peligrosa de lo que se creía. Así lo demuestra un estudio publicado por el Journal of the American Medical Association (JAMA), cuyos autores subrayan que los médicos deberían prestar más atención a este problema.
La angina de pecho es un dolor o malestar en el pecho o en áreas adyacentes, causado por un flujo sanguíneo insuficiente de las arterias coronarias al corazón, debido a un estrechamiento de estos vasos. "Uno de los síntomas cardinales que permiten el diagnóstico de enfermedad coronaria es el dolor de pecho", destaca el cardiólogo Branco Mautner, decano de la Universidad Favaloro.
El trabajo fue conducido por el profesor Harry Hemingway, del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del Colegio Universitario de Londres, y financiado por la Fundación Británica del Corazón. Los investigadores analizaron las historias clínicas de unos 100.000 pacientes. Descubrieron así que cada año, 2 de cada 100 mujeres desarrollaban angina de pecho, como primer síntoma de enfermedad coronaria.
El estudio reveló que la angina es tan común en las mujeres como en los hombres, a diferencia del infarto del miocardio, más frecuente en los varones. Mautner señala que hasta la edad de la menopausia, por cada mujer hay 5 hombres que sufren del corazón. "Pero la vida se prolongó mucho más allá, y a medida que los hombres van muriendo y las mujeres van envejeciendo, la relación ya no es ésa", hace notar.
"En la mujer, el desarrollo de la enfermedad coronaria se hace más lento debido a la protección hormonal", explica el doctor César Serra, codirector del Instituto Modelo de Cardiología de Córdoba, profesor emérito de la Universidad Católica de esa ciudad y especialista en enfermedades cardiovasculares en mujeres. Y ubica en los 65 años "la bisagra a partir de la cual la severidad y extensión de la arterioesclerosis coronaria debe considerarse en igual escala que el hombre".
La investigación mostró que en las mujeres es menos habitual que el diagnóstico sea confirmado mediante angiografías o ergometrías. Además, el tratamiento mediante medicamentos apuntó sólo a aliviar el dolor y fue prescrito únicamente al comienzo.
Consecuentemente, la tasa de mortalidad fue mayor en las que no habían sido sometidas a estudios confirmatorios. Entre ellas, varias habían sido desestimadas, por considerar que tenían una "leve" dolencia subjetiva.
Serra recalca que tanto las mujeres como los profesionales deben tener presente que "la morbimortalidad por enfermedad coronaria en la mujer duplica a la suma de todos los tipos de cáncer. Es hora de que los médicos dejen de tener una visión tipo 'bikini' de la patología femenina", señala, citando a la doctora Nanette Wenker, de la Universidad de Georgia, Estados Unidos.
"La mujer que no está concientizada de los problemas cardiológicos, cuando su marido tiene dolor en el pecho se preocupa mucho; pero cuando lo sufre ella, tiende a desjerarquizarlo, y también el médico suele hacerlo", comenta Mautner.
Según el profesor Hemingway, la angina de pecho es "la Cenicienta en la investigación de las enfermedades cardíacas, debido a la dificultad para establecer qué pacientes la sufren —muchas personas con síntomas no son estudiadas—, y porque muchos pacientes no son hospitalizados. Todo lo contrario de lo que ocurre con los ataques cardíacos, en que casi todos los pacientes son estudiados para confirmar el diagnóstico y son internados en carácter de emergencia".
El síntoma de dolor en el pecho no es igual en el hombre que en la mujer, observa Mautner. También sus coronarias son distintas, y la enfermedad la afecta de manera diferente. "Además de las arterias que están en la superficie del corazón, que es donde se produce la enfermedad típica, en la mujer es muy importante la microcirculación, que es muy sensible a los estrógenos y que no se puede corregir con cirugía", precisa Serra.
"Cuando empieza la menopausia pueden consultar por dolores muy parecidos a los del hombre —continúa—. Se observan coronarias relativamente grandes y se le dice que está muy bien. Pero la mujer tiene de por sí coronarias pequeñas, por lo que el solo hecho de estar iguales o más grandes que las del hombre es un signo de la enfermedad. Se trata de una enfermedad de la pared de la arteria: no se ve porque primero se expande hacia afuera, luego hacia adentro, y recién cuando se obstruye la luz, da los síntomas típicos del hombre".
Frente a los resultados de su estudio, Hemingway afirma que "para las mujeres, la angina de pecho es un problema de salud pública más importante de lo que muchos médicos y la gente misma cree. Necesitamos comprender por qué las mujeres están relativamente protegidas contra los ataques cardíacos pero no contra la angina, y asegurar mayor acceso a la investigación y a los servicios de tratamiento".
Por tener arterias más pequeñas no siempre se puede hacer cirugía (bypass o angioplastia, con o sin stent). "Pero existen muchos medicamentos que, si bien no lo curan, ayudan a las pacientes", aclara Mautner.
La importancia del factor emocional
En el hombre, la angina de pecho es "un dolor opresivo, como si un elefante le pusiera una pata encima —describe el cardiólogo Branco Mautner—. Pero en la mujer tiene variantes: puede sentir como que la pinchan; o propagarse a otras regiones como la espalda o los brazos, con mucho más frecuencia que en el hombre".
"En el hombre estamos más acostumbrados a diagnosticar la angina en relación con el esfuerzo físico. Pero la mujer es más sensible al dolor emocional, y por eso tiene dolor cuando está en la cama, durmiendo, o cuando está sentada", observa el cardiólogo César Serra. Recuerda además que sus arterias son más pequeñas y no responden a estímulos fisiológicos, como durante el ejercicio.
Los médicos están obligados a prestar más atención a estos síntomas, sobre todo si existen factores de riesgo y/o si la mujer tiene más de 65 años.
Además del electrocardiograma y la toma de la presión arterial, el cardiólogo puede requerir una ergometría o prueba de esfuerzo, y un estudio de cardiología nuclear, cuyas imágenes permiten localizar el área donde ocurre la falla de irrigación llamada isquemia, que es lo que causa el dolor. También puede verse en un ecoestrés, que es un ecocardiograma con esfuerzo.
Para saber qué arteria está enferma y cuán enferma está —para poder tratarla— se realiza una cinecoronariografía: se introduce un catéter por la pierna que llega a la raíz de la aorta, inyecta una sustancia opaca en cada una de las dos arterias y filma, lo que permite ver dónde está la oclusión. La última tecnología es el tomógrafo "multislice", que toma 64 imágenes simultáneas que luego se reconstruyen por computadora en dos y en tres dimensiones, con una precisión del 98 por ciento.
Prevención
Sergio Danishewsky
sdanishewsky@clarin.com
No vendría mal que el Estado argentino revise lo bueno y lo malo que viene haciendo en materia de prevención. Está claro que el creciente cerco al fumador colabora en la pelea contra las enfermedades cardíacas. Pero faltan exámenes periódicos —hoy limitados a las grandes empresas—, campañas de control de la hipertensión, Papanicolaou y mamografías a quienes reciben ayuda social. Son todas materias pendientes. E impostergables.
La diabetes como agravante
El estudio realizado en Estados Unidos mostró que en las mujeres con angina de pecho y diabetes el riesgo anual de sufrir un infarto es elevado y similar al de los hombres (cerca de uno de cada diez). En las diabéticas se pierde la protección hormonal de la mujer en edad fértil.
Otros factores de riesgo son hipertensión, hipercolesterolemia, sobrepeso, tabaquismo, consumo de cocaína y abuso de estimulantes.
"Creemos que si en la perimenopausia se utilizan los estrógenos en mujeres sin factores de riesgo acentuados, además de suprimir las tufaradas de calor, también se protege sus coronarias", indica el doctor César Serra.
El cardiólogo aconseja controles clínico-cardiológicos, además de los ginecológicos. "Y hacer mucha actividad física —agrega—: es el único modo de frenar la ansiedad y el aumento de peso, el que se acompaña de hipertensión, diabetes e hipercolesterolemia."
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Tabaquismo e impotencia, una relación cada vez más firme
Los hombres que fuman 20 o más cigarrillos diarios son los más perjudicados.
El cerco al hábito de fumar no deja de angostarse. Un nuevo estudio realizado en Australia concluye que los hombres que fuman 20 o más cigarrillos por día tienen un 40 por ciento más de probabilidades de padecer impotencia sexual que los no fumadores.
La investigación fue realizada por el Centro de Salud Australiano y publicada en Gran Bretaña por el British Medical Journal. En ella se indica que este vínculo directo entre el número de cigarrillos consumidos y la impotencia sexual masculina es el resultado del monitoreo —desde entrevistas hasta exámenes médicos— de 8.000 australianos, entre los 16 y los 59 años.
Elementos como fumador y vida sexual fueron los dos ejes principales del cuestionario que respondieron los voluntarios que participaron del estudio: uno de cada 10 admitió que tenía problemas para conseguir una erección, y de ese total, más del 25 por ciento se identificó como fumador.
Desde este punto de partida los investigadores hilaron más fino. El seis por ciento de quienes dijeron fumar más de 20 cigarrillos por día también reconoció padecer algún tipo de trastorno sexual. Y al compararse con los no fumadores se concluyó que tuvieron un 40 por ciento más de probabilidades de tener problemas de erección.
No es la primera vez que los científicos estudian este vínculo. En 2004, un informe de la Asociación Médica Británica compiló investigaciones según las cuales fumar puede provocar impotencia sexual masculina.
Esto se debe —se sostenía en el trabajo— "a un daño al sistema circulatorio causado por la exposición a muchas toxinas, incluyendo el monóxido de carbono, encontradas en el humo del cigarrillo". Los científicos de la asociación británica se encargaron entonces de aclarar que los varones jóvenes que dejaban el cigarrillo mejoraban rápidamente su potencia sexual.
El informe también se ocupó de la salud de las mujeres: se afirmaba que las fumadoras tienen el 50 por ciento más de posibilidades de padecer menstruaciones dolorosas o que sus períodos sean irregulares.
Además, que entre las mujeres que reciben anticonceptivos orales y fuman, el riesgo de sufrir un ataque cardíaco es 20 veces mayor en comparación con las no fumadoras. Y las que fuman tienen el doble de riesgo de que la menopausia se adelante y de ser infértiles.
Fuera del ámbito académico, la última noticia sobre el tema es que ayer entró en vigor en Escocia la prohibición de fumar en lugares públicos, bares y restaurantes. No va a ser fácil: según una encuesta realizada entre 1.000 escoceses por la Scottish Opinion, a pedido de la BBC, una quinta parte de los fumadores está decidida a incumplir la ley.
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Novedosa campaña antitabaco del Ministerio de Salud.
Cuánto cuesta por año el hábito de fumar.
Buscan un impacto en el bolsillo.
Además de que es un veneno para la salud, los fumadores tienen una razón más para dejar de serlo: la económica. El Ministerio de Salud y Acción Social está dispuesto a bajar el porcentaje de adictos a la nicotina, que es actualmente el 33,5% de la población, y busca conmover mediante el bolsillo.
Por ese motivo, decidió poner on line en la página del ministerio (www.msal.gov.ar, apartado Programa Nacional de Control de tabaco) una calculadora que arroja en pocos segundos cuánto gasta cada por año cada fumador en sostener el nocivo vicio.
La sorpresa es grande. Y no precisamente buena. "¿Eso gasto?", suele ser la pregunta inmediata y obvia. La respuesta, cruel y fría, está a la vista, en la pantalla de la computadora. Y sí, el dinero que se esfuma (con perdón de la expresión), equivale en muchos casos a un sueldo de 1500 pesos. O incluso más.
Pero vayamos a los hechos. Un hombre que fuma 20 cigarrillos por día fumará a lo largo de un año 7300 cilindros de nicotina y alquitrán, y gastará $ 1277 a $ 3,5 el atado (hay marcas más económicas, de hecho el ministerio toma como base $ 3 pesos por paquete).
Se trata de un fumador que está un poco por encima del promedio anual de consumo masculino, que es de 7148 cigarrillos. Pero si usted es mujer, empiece a preocuparse: su consumo es un 25,6% superior a la media femenina, que es de 5811 cigarrillos por año.
En la Argentina mueren 100 fumadores por día y se gastan más de 12 millones de pesos diarios en la atención de personas que padecen enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco.
Certificaciones y leyes
La calculadora para fumadores es un elemento más en la lucha que el ministerio que preside Ginés González García emprendió contra el cigarrillo.
Mientras se espera que el Congreso sancione una ley antitabaco de carácter nacional, el Gobierno comenzó una cruzada en empresas para que acrediten ser edificios "libres de humo". Ya hay 263 compañías e instituciones certificadas en el país, según informa el ministerio en su página web.
En la ciudad de Buenos Aires, desde el 1° de marzo, rige la prohibición de fumar en oficinas y dependencias públicas, tal como dispone la ley antitabaco sancionada por la legislatura porteña el 30 de septiembre último. Esa medida se extenderá a los lugares privados de acceso público como bares, shoppings o cibercafés desde el 1° de octubre de 2006.
En algunas provincias también hay leyes antitabaco, aunque su acatación es dispar. En Mendoza rige una ley de 1990 que no permite fumar en espacios cerrados. En mayo último se dictó una resolución que prevé la creación de espacios libres de humo en hospitales, escuelas y demás dependencias estatales.
La Rioja y Chubut tienen leyes desde 1992 que prohíben fumar en todos los sitios cerrados y de atención al público. Y en Tucumán, la Legislatura sancionó a fines de mayo pasado una ley que prohíbe fumar en espacios de uso público, que se aplicará formalmente a mediados de 2006.
En Córdoba y en San Juan rigen desde principios de junio último normas que prohíben fumar en espacios públicos. En la primera empezará a aplicarse a mediados de 2006. Otras provincias, como Salta, Chaco, Neuquén y Tierra del Fuego, tienen leyes antitabaco, pero hay bajo nivel de acatamiento.
Laura Reina