Valeria Román
Una mujer en Canadá decidió congelar sus óvulos para dárselos a su propia hija cuando sea grande. La nena tiene hoy 7 años y padece de una enfermedad que podría afectar su fertilidad. Si llegase aceptar la donación, la hija tendría un hijo y un medio hermano a la vez.
La nena padece de síndrome de Turner, uno de los trastornos cromosómicos más frecuentes, que afecta a una de cada 2.500 recién nacidas vivas. Se produce cuando uno de los dos cromosomas X normalmente encontrados en las mujeres falta o está incompleto.
Como el síndrome puede afectar el desarrollo de los ovarios, la canadiense Melanie Boivin, que es abogada y tiene 35 años, se aseguró que tenía permiso en su país para congelar sus propios óvulos y espera ayudar a su hija al dárselos. Cuando la nena -que se llama Flavie- sea adulta, podrá contar con esos óvulos si quiere embarazarse.
"No quiero obligarla a usar los óvulos. Sólo deseo que ella tenga la opción", afirmó la mujer, en un artículo publicado por la revista Nature . "Lo más triste sobre el síndrome de Flavie fue el tema de la fertilidad. Si ella hubiese necesitado otro órgano, como un riñón, yo sería voluntaria sin ningún problema, y es el mismo tipo de proceso de pensamiento para esto", explicó.
El médico, que trabaja en la Universidad McGill y auxilió a la mujer para congelar sus óvulos, aseguró que la hija podría usarlos sin problemas. Dice que el síndrome de Turner no afecta al útero. Por lo cual, a través de una fertilización asistida, se podría implantar un embrión generado a partir de los óvulos congelados. "Flavie tendrá que tomar la decisión y si ella decide ir adelante, yo la apoyaré y veré a su hijo como cualquier otro nieto", afirmó la mujer.
Su actitud ya despertó voces a favor y en contra. "No me parece ética la decisión. Las donaciones de óvulos deben ser anónimas y no deben tener un lazo de parentesco", opinó Ramiro Quintana, del centro médico Fertilidad Buenos Aires.
En cambio, Mario Sebastiani, presidente de la Asociación Argentina de Ginecología y Obstetricia Psicosomática, sostuvo: "Es un gesto muy altruista y loable de la mujer. Este nuevo caso no debe ser condenado sino que sirve para reflexionar. En el futuro las donaciones de óvulos y esperma no seguirán siendo anónimas porque cada niño tiene derecho a conocer su identidad".
Para Sebastiani, la hija tendrá más de una opción cuando sea grande y desee tener descendientes. "Podría optar entre recibir una donación de óvulos de otra mujer o la donación de su madre. Y si se generasen conflictos por el hecho de que tener un hijo y un medio hermano al mismo tiempo, deberían tratarse con asesoramiento psicológico y genético".
Antecedentes
Este caso es el primero que se conoce de una madre que dona sus óvulos a su hija. Sin embargo, sí hubo otros en los que una mujer dio a luz al hijo de su hija:
«+En 1996, una británica de 52 años fue la primera en dar a luz a su nieta. Le implantaron óvulos de su hija -que tenía una malformación en su útero- inseminados por el esperma de su yerno. Como había entrado en la menopausia, debió someterse a una terapia hormonal.
«+En 2004, una estadounidense dio a luz, a los 55 años, a los trillizos de su hija, que tenía endometriosis y no podía quedar embarazada.