American Heart Journal

Usan células madre para tratar a pacientes que tuvieron infartos

Un equipo de especialistas liderado por argentinos trabajó con infartados a los que les inyectaron, a través de la piel y en los alrededores del corazón, células madre de su médula ósea.

Por: Mariana Iglesias

El futuro de las terapias celulares es incierto. Pero cada vez hay más investigaciones alentadas por el gran potencial de las células madre. Un equipo de especialistas liderado por argentinos trabajó con infartados a los que les inyectaron, a través de la piel y en los alrededores del corazón, células madre de su médula ósea. A dos años de la experiencia, los médicos dicen que los pacientes están mejor.

¿Pueden las células madre formar nuevos vasos? ¿Pueden unirse con células musculares cardíacas? ¿Pueden convertirse en otro tipo de células? No hay respuestas todavía. De todas maneras, los cardiólogos que trabajan en la investigación están entusiasmados con los resultados. De hecho, sus logros fueron publicados en el American Heart Journal.

El líder del grupo es Luis María de la Fuente, jefe del Servicio de Cardiología Intervencionista de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina. Hay especialistas del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT), y también participó Simon Stertzer, de la Universidad de Stanford. La investigación tiene la aprobación de la ANMAT y el Incucai, los organismos nacionales que regulan la actividad.

Entre los primeros diez pacientes había ocho hombres y dos mujeres con una edad promedio de 62 años. Casi todos eran ex fumadores. Y todos habían sufrido un infarto y habían quedado mal del corazón: tenían una fracción de eyección (FE) de 30 % a 40 %. La FE es la proporción de sangre que el corazón expulsa del ventrículo izquierdo con cada latido. Un corazón sano tienen una FE del 55 % o más. Una FE menor a 25 % significa trasplante.

¿Qué pasó a dos años de la terapia celular? "Ninguno de los pacientes empeoró. Al contrario, todos mejoraron. Les subió la fracción de eyección al 48 %", explicó De la Fuente a Clarín.

"El seguimiento es con ecocardiogramas, análisis de sangre y ergometrías. En todos los casos hubo mejorías: disminuyó la presencia de arritmias y la necesidad de ser medicados", dijo Jorge Mrad, especialista en cardiología intervencionista del Departamento de Hemodinamia de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.

"Se creía que el corazón no tenía ninguna capacidad de regenerarse. Hoy se sabe que no es así", dice Julio Argentieri, investigador de células madre del IADT. Y cuenta el procedimiento: "De la médula ósea se obtuvieron células mononucleares, que tienen la capacidad de transformarse en células de otra estirpe. Se procesaron por horas con métodos bioquímicos y volvieron a inyectárselas a los pacientes en la pared del músculo cardíaco, alrededor de la zona del infarto".

Con los controles se confirmó que los pacientes estaban mejor: menos fatiga, menos cansancio, mayor capacidad para caminar sin agitarse. Más calidad de vida.

"La investigación se basa en que las células madre tendrían la capacidad de diferenciarse en músculos. Los trabajos que hay a nivel mundial son desparejos. Las mejorías no son uniformes -explicó Juan Medrano, jefe de cardiología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina-. Frente a las técnicas más invasivas, o para los pacientes a los que no se le pueden ofrecer mejorías con cirugía o trasplante, que una célula propia tenga la capacidad de desarrollar el tejido que uno necesita es una hipótesis fascinante".

Estos pacientes -hasta ahora 17- mejoraron. Lo que no se sabe es si las células inyectadas se transformaron en células cardíacas. "Sí ocurrió en ratones, pero nadie pudo comprobarlo en humanos", admite De la Fuente. La única manera sería esperar a que muera un paciente tratado y hacerle una biopsia al corazón.

Todavía hay controversias

"Hay grandes controversias con el potencial efecto de las células de la médula ósea en el propio paciente. En terapias cardíacas los resultados han sido mixtos", explicó a Clarín Osvaldo Podhajcer, integrante de la comisión de expertos que depende de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. "Todavía no se pudo comprobar que estas células, por sí mismas se transformen en cardiomiocitos, es decir, en células del corazón. En trabajos internacionales se evidenciaron ciertas mejorías pero sólo transitorias", dice Podhajcer.

Los especialistas de la comisión dicen que al no ser claro el potencial de las células, hay que seguir trabajando en el laboratorio más que con humanos.


El catéter, una clave

Lo novedoso del implante es el catéter diseñado por bioingenieros de Stanford: va al corazón por una incisión en la arteria femoral, y por allí va a la aorta, ingresando al ventrículo izquierdo. Ante la cicatriz del infarto, la aguja se clava en el músculo e inyecta alrededor de un centímetro cúbico de líquido donde hay 100 millones de células madre.