Angeles Castro, LA NACION
En ocho provincias, la ciudad de Buenos Aires y varios municipios de todo el país sancionaron y pusieron en práctica recientemente leyes que, en mayor o menor medida, prohíben fumar en ámbitos cerrados. También, cada vez hay más edificios libres de humo. No obstante, la venta de cigarrillos en el país ha venido creciendo durante los últimos tres años.
Según estadísticas del Programa de Reconversión de Areas Tabacaleras (PRAT), que depende de la Secretaría de Agricultura de la Nación, en 2007 se vendió 3,21 por ciento más paquetes de cigarrillos que en 2006. Fueron 2.051.049.324 contra 1.987.111.021.
En tanto, durante los primeros 11 meses de 2008 se vendieron 1.945.048.337 atados en la Argentina. Si para diciembre de 2008 se proyectan las ventas mensuales promedio, el año habría terminado con 2.121.870.913 productos vendidos, lo que constituye una nueva suba interanual del 3,45%. Y podría ser mayor, ya que en los tres años anteriores diciembre fue el mes con más expendio registrado.
¿Significa esto que las leyes fracasaron en su objetivo de desalentar el consumo? ¿Demuestra que es falso el argumento de los diputados nacionales de provincias tabacaleras que se niegan a sancionar una ley nacional porque "destruiría" las industrias locales?
En realidad, autoridades y expertos coinciden en que la aplicación de leyes distritales aisladas sólo logrará reducir el consumo en la población alcanzada por la limitación, siempre y cuando ésta sea total y no parcial, como en el caso de la Capital.
Por otro lado, consideran que son necesarias otras políticas, a la par de la normativa antitabaco, para lograr un descenso notorio en el consumo de cigarrillos; especialmente, elevar los precios de los paquetes hasta casi el doble de lo que se cotizan en la actualidad.
"Efectivamente hay una variación entre 2006 y 2008. Pero nosotros la adjudicamos más a un blanqueo que a un aumento del consumo. Sucede que en 2006 llegaron al mercado marcas a precios muy bajos y la gente que antes compraba atados provenientes del contrabando, porque eran más económicos, se volvió al mercado legal y quedó registrada", explicó el ingeniero Eugenio Corradini, director del PRAT.
"Aunque pueden registrarse algunos puntos de diferencia, los niveles se han mantenido estables", coincidieron fuentes de Nobleza Piccardo, una de las grandes tabacaleras, junto con Massalin Particulares.
Adhesiones
Hace casi tres meses, Entre Ríos se convirtió en la octava provincia en aprobar una ley de prohibición de fumar en espacios cerrados de acceso público, ya sean estatales o privados. Tucumán, Córdoba, Santa Fe, fueron pioneras en aplicar este tipo de restricciones; siguieron Mendoza, Catamarca, San Juan y Neuquén.
Y la ciudad de Buenos Aires se sumó a la lista el 1° de octubre de 2006 con la sanción de la ley 1799, que tuvo un alto nivel de acatamiento, principalmente en bares, confiterías y restaurantes; en este caso, para el ámbito privado la norma sólo estipula la prohibición total en espacios de menos de 100 m2 y permite la convivencia de ambientes para fumadores y para no fumadores en los más grandes.
En el orden nacional, los intentos de aprobar una ley fracasaron. En julio pasado, cuando todo parecía listo para su postergado tratamiento por la Cámara de Diputados, el rígido proyecto de control del tabaco naufragó nuevamente.
Los representantes de provincias tabacaleras se oponen al avance del proyecto por el daño que podría implicar para las economías regionales.
"Ese argumento es completamente falso. El 90 por ciento de la producción se exporta, así que no se los afecta", sostuvo Raúl Mejía, responsable del Programa de Medicina Interna del Hospital de Clínicas de la UBA, que desde hace diez años realiza investigaciones para instituciones del exterior.
Mejía también opinó que las únicas leyes que logran resultados son las que no contemplan la existencia de espacios para fumadores. Y recordó que, en realidad, los mecanismos más importantes para disminuir el consumo de tabaco son tres: la prohibición de la publicidad de cigarillos, el aumento del precio de los atados y la imposibilidad de la venta a menores.
Venta a menores
"En nuestro país, la publicidad solamente está vedada en la Capital, pero sin embargo se usan los quioscos para promocionar. Desde adentro de los quioscos, donde está permitida, se expande hacia fuera porque los locales, como sucede en el centro, no tienen paredes. En cuanto a los precios, están congelados e incluso se pobló el mercado de marcas económicas. Y, sobre la venta a menores, se sabe que ocurre; es más, las tabacaleras dirigen a ellos sus publicidades. O sea, todos los factores que inciden en la adicción siguen en pie", sentenció.
Criticó también al Congreso Nacional por no haber ratificado un tratado internacional de salud pública firmado por 190 países, entre ellos la Argentina, por el que las naciones suscriptoras se comprometen a limitar a la población el acceso al tabaco.
Otro experto en el tema, el antropólogo Mario Virgolini, coordinador del Programa Nacional de Control del Tabaco del Ministerio de Salud de la Nación, coincidió con la relevancia de la relación precios-ingresos de la población en el nivel de consumo de cigarrillos.
"Se han hecho estudios de sensibilidad de la demanda que demuestran que, subiendo hasta el doble los impuestos, bajaría el consumo. Hoy, en un precio promedio de 3 pesos, 2 pesos corresponden a impuestos. Si se duplicara ese valor y el paquete llegara a 5 pesos, habría un fuerte impacto en el consumo", describió, y dijo que en el país hoy los atados tienen un valor muy bajo en comparación con los de venta de cigarrillos en el mundo (ver aparte).
Virgolini también destacó cómo la industria capta jóvenes. "Los paquetes chicos, de diez cigarrillos, así como las marcas más económicas son la puerta de acceso al consumo de los adolescentes. Y la industria local ha desarrollado ambas estrategias", dijo.
100 personas
mueren cada día en la Argentina por enfermedades causadas por el consumo de tabaco.
51,7% de la población es fumadora
según una encuesta de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).
uno de cada tres adolescentes
prueba el cigarrillo antes de cumplir los 11 años.