Evangelina Himitian Todos recuerdan la primera ecografía como el día en el que les cambió radicalmente la vida. Ese día, dejaron de ser "una pareja con ganas de ampliarse", para convertirse en un familión; pasaron de ser dos profesionales exitosos e independientes a una prole que se desplaza en un vehículo con tres filas de asientos, que recambia 1000 pañales al mes, que por día toma cinco litros de leche y que, en la preadolescencia, no se sacia con menos de tres kilos de milanesas. Son familias que, como la de los octillizos que nacieron el mes último en California, se ampliaron de golpe por un embarazo múltiple. Cuatrillizos, quintillizos y hasta sextillizos que transformaron la vida de sus padres. En el país hay unas 70 familias de este tipo. LA NACION entrevistó a cinco de ellas para saber cómo es la vida de una familia a la que llegaron más de cuatro hijos de golpe: los Garbini, de La Plata; los Caballero, de San Miguel; los Armetta García Herrera, de Martínez; los Colombo, de Carapachay, y los Diligenti, de Belgrano. En el país, también hay otros 6930 hogares en los que nacieron trillizos o mellizos. Más del 70 por ciento de las familias múltiples se formaron por tratamientos de fertilización asistida o estimulación ovárica, según informó Laura Pérgola, directora de la Fundación Multifamilias. En el país hay dos familias de sextillizos, cinco de quintillizos y 60 de cuatrillizos. "Los quintillizos más chicos tienen 12 años, porque desde hace algunos años se regularon los tratamientos. En cambio sí volvieron a darse casos de cuatrillizos", explicó Pérgola, que es madre de mellizos. "Para el Indec, los nacimientos múltiples son aquellos partos en los que más de un chico llega al mundo. Desde 2000 comenzamos a hacer un registro y en total unas 7000 familias múltiples nos contactaron. Nosotros llevamos estadísticas y les ofrecemos una tarjeta con descuentos en más de 200 locales, además de cursos para padres", relató Pérgola. Una vez por año organizan un encuentro de familias múltiples. Además, impulsan varios proyectos de ley para que el Estado promueva una política que contemple las situaciones específicas de estas familias: "Hoy, las licencias por maternidad son de tres meses, hayas tenido un hijo o seis. Además, no hay subsidios específicos para familias de bajos recursos. La llegada de tantos hijos juntos es todo un desequilibrio emocional y económico", apuntó la profesional. Las familias entrevistadas lo detallaron: sólo para volver a casa después del parto hubo que vender el auto y comprar uno con tres filas de asientos, remodelar la casa y comprar carritos, butacas, mamaderas y pañales por mayor. Además, acostumbrarse a convivir con abuelas, tías y niñeras, o cualquiera que se ofreciera a colaborar. "De un día para el otro, pasamos de ser una pareja joven e independiente a ser once viviendo en casa", dice Adriana Camiña, la madre de los quintillizos Garbini, que hoy tienen 12 años. Por seis años, Adriana y Diego habían buscado un hijo. Decidieron someterse a un tratamiento de inseminación artificial. "Al mes me hice el test y le avisé a mi médico que estaba embarazada. Me dijo que fuera a verlo, que quería saber cuántos eran. Yo pensé: «Mientras no sean siete». ¡Pero al final eran cinco!", cuenta. Lara, Ezequiel, Franco, Octavio y Augusto llegaron en medio de la alegría y el pánico de la familia. Las abuelas tuvieron que instalarse en la casa de día y de noche. Además, hubo que contratar varias personas para ayudarlos. "Cuando lloraba uno, lloraban todos y necesitábamos cinco manos", cuenta. En un año, gastaron la herencia (equivalente a media casa) que había recibido Diego, entre pañales, ayuda, leche, ropa y otras cosas. Ahora que los chicos tienen 12 años, la vida en la casa de los Garbini no es más tranquila, aunque sí menos demandante. Adriana y Diego se divorciaron hace algunos años y él se mudó a Perú. Hace pocos días, "los quinti" volvieron de vacaciones. Dos semanas a Mar del Tuyú con la madre. "Yo disfruté de cada etapa. Y sé que me volví loca, pero volvería a tener cinco hijos. Es mucho esfuerzo, y a veces es difícil para la pareja volver a encontrar momentos propios", confiesa. Los cuatrillizos Caballero atraviesan, según cuenta Valeria, la mamá, su mejor etapa. Francisco es el sociable; Agustín, el sensible; Pedro, el comediante, y Milagros, la damita. Los cuatro acaban de dejar los pañales y se sienten independientes. Hablan, juegan y ya no requieren tanto estar en upa. Van a cumplir tres años en marzo y Valeria y Néstor piensan mandarlos al jardín pronto. La independencia alcanzada por los vástagos se siente como todo un triunfo familiar. "La primera etapa es la más difícil. Yo los amamanté para que todos sintieran el calor, pero terminamos usando mamaderas, porque se quedaban con hambre -cuenta Valeria-. Cuando cumplieron seis meses, fue la primera vez que dormimos dos horas seguidas, no lo podíamos creer."
Un debate tras el nacimiento de octillizos en Estados Unidos
Cuando la familia se agranda... demasiado
Cuatrillizos, quintillizos y sextillizos transforman la vida de sus padres en 70 hogares de la Argentina; cómo son las experiencias.
Fuente: La Nación