Sobreutilización en pacientes asintomáticos

Muchos stents cardíacos, mal empleados en EEUU

En los casos de síndormes coronarios agudos esto no se observa.

Fuente: Medlineplus

Por Frederik Joelving

 NUEVA YORK (Reuters Health) - Uno de cada 8 pacientes de Estados Unidos con un stent para eliminar una obstrucción coronaria, colocado luego de un procedimiento programado, es más propenso a sufrir complicaciones que a sentirse mejor.

 Esto cuestiona la sobreutilización de este tratamiento invasivo y que le cuesta al sistema de salud unos 12.000 millones de dólares por año, con pocos beneficios comparado con el uso de fármacos, excepto en los pacientes que tuvieron un infarto.

 "Más de la mitad de los casos de uso inadecuado (del stent) fue en pacientes sin síntomas", dijo el doctor Paul Chan, cuyos resultados publica Journal of the American Medical Association.

 "Si no beneficia al paciente, tenemos un problema", agregó Chan, cardiólogo del Sistema de Salud de Saint Luke, Kansas, Missouri.

 Cada año, en Estados Unidos se implantan unos 600.000 stents (pequeños tubos de malla metálica) en las arterias cardíacas para eliminar obstrucciones.

 Mientras que su uso les salva la vida a los pacientes con infarto o a algunos con angina de pecho grave aún en reposo, los stents no superan a los fármacos en la prevención de nuevos infartos o la muerte en pacientes con enfermedad cardíaca estable.

 Además de su alto precio (20.000 dólares), la colocación de un stent puede causar sangrados graves o desgarros. Y, luego del alta hospitalaria, los pacientes deben tomar anticoagulantes, que también aumentan el riesgo de sufrir hemorragias.

 El equipo de Chan utilizó datos de más de 1000 hospitales del país. Comparó datos con las guías de varias sociedades científicas elaboradas en el 2009 para determinar si el uso de los stents era adecuado o no.

 El 71 por ciento de medio millón de implantes se había realizado en casos de emergencia, como durante un infarto. En casi el 99 por ciento de esos casos, el uso fue correcto, aunque el equipo debió excluir más de 100.000 casos por falta de información suficiente.

 "En la atención de agudos, estamos haciendo un buen trabajo", dijo Chan. Pero fuera de las emergencias, el escenario no es tan apropiado.

 Casi 55.000 procedimientos (38 por ciento) tenían un beneficio incierto y 16.838 (12 por ciento) eran inadecuados.

 Esto coincide con estudios previos que habían sugerido que los médicos de Estados Unidos son más propensos que en otros países a utilizar stents en pacientes con enfermedad cardíaca estable.

 En la mitad de los usos inadecuados, los pacientes no tenían síntomas de enfermedad cardíaca. Para Chan, la indicación del stent debió ser por los resultados de la pesquisa.

 Pero eso no tiene sentido, ya que el único beneficio probado de los stents por sobre los fármacos en el tratamiento de la enfermedad cardíaca estable es el alivio del dolor.

 El equipo observó también grandes diferencias entre los hospitales. En un cuarto, menos del 6 por ciento de los procedimientos había sido inadecuado, mientras que en otro cuarto, más del 16 por ciento de los procedimientos era innecesario.

 "Esto es una oportunidad para que esos hospitales evalúen cómo usan los stents", dijo el doctor William B. Borden, de Weill Cornell Medical Center, de esta ciudad, y ajeno al estudio.

 Aun así, indicó, no todos los casos considerados inadecuados necesariamente causarán más daño que beneficios.

 Es posible, por ejemplo, que un paciente haya sentido dolor aún con todos los medicamentos que recomiendan las guías (betabloqueantes e inhibidores de los canales de calcio, entre otros) y habría sido un buen candidato para un stent. Pero otro experto, el doctor William Boden, de Kaleida Health, Búfalo, Nueva York, opinó que la cantidad de casos de uso inadecuado de stents estaría subestimada.

 El 12 por ciento "es una cifra baja", dijo a Reuters Health por e-mail, "porque se está aplicando una definición liberal (de American College of Cardiology) de lo que es 'inadecuado'".

 FUENTE: Journal of the American Medical Association, 5 de julio del 2011.