Por Jean-François Rosnoblet
MARSELLA, Francia (Reuters) - Cinco ejecutivos franceses fueron recibidos el miércoles con abucheos de las víctimas en el juicio en el que se los acusa de suministrar cientos de miles de implantes mamarios defectuosos y desatar una alarma sanitaria mundial.
Más de 300.000 mujeres en todo el mundo recibieron durante una década implantes del fabricante francés Poly Implant Prothèse (PIP) y en el juicio hay 5.000 demandantes civiles y 300 abogados.
El fundador y presidente ejecutivo de PIP, Jean-Claude Mas, de 73 años, ha admitido haber rellenado los implantes con una receta casera no homologada hecha con gel de silicona industrial.
Mas y otros cuatro directivos de la empresa, entre ellos el jefe financiero, están acusados de fraude agravado y podrían ser condenados a cinco años de cárcel, así como a multas, por vender los implantes en todo el mundo entre 2001 y 2010, cuando se ordenó su retirada.
Un enorme edificio próximo a la antigua sede de PIP en la ciudad de Marsella se ha convertido en un tribunal provisional para acomodar a la multitud que se espera acuda al juicio, que se va a prolongar hasta el 14 de mayo.
Mas llegó al edificio escoltado por la policía y en medio de una avalancha de cámaras.
"¡Bastardo!" gritó alguien entre las alrededor de 300 víctimas cuando Mas apareció en una pantalla gigante que transmitía en directo.
De las más de 5.000 demandas individuales contra PIP -que llegó a ser el tercer mayor proveedor de implantes mamarios del mundo- y sus directivos, 220 son de mujeres de fuera de Francia.
Una francesa que alega que uno de sus implantes empezó a rezumar cuatro años después de la operación dijo a las puertas del tribunal que las víctimas estaban enojadas y temerosas.
"Se nos implantaron cuerpos extraños que estaban mal (...) podríamos haber muerto por ello. La ira es porque nos engañaron", dijo Tomassine Catalano. "Da miedo", agregó.
APURO PARA QUITARLOS
El escándalo -revelado después de que inspectores que seguían una pista descubrieran unos tanques con silicona industrial afuera de una fábrica de PIP en 2010- desataron el pánico mundial cuando el Gobierno recomendó que se extrajeran los implantes ante la tasa anormalmente elevada de ruptura.
Los expertos sanitarios no ven vínculos entre los implantes PIP y el cáncer de mama, pero en los meses posteriores al escándalo, cirujanos plásticos de todo el mundo informaron de una oleada de mujeres preocupadas que querían que se les retiraran las prótesis.
La mitad de las mujeres con implantes PIP en Francia, casi unas 15.000, ya han optado por la retirada, ya sea por una rotura o como medida de precaución, según el Gobierno.