CRISTINA G. LUCIO | EDUARDO DEL CAMPO
Javier fue el primer bebé seleccionado genéticamente que nació en España para sanar a su hermano Andrés, gravemente enfermo. Cinco meses después, el primer paso para conseguirlo ha resultado eficaz, ya que el trasplante de células de la sangre de su cordón umbilical ha sido un éxito.
Según ha anunciado la Junta de Andalucía, de momento y gracias a este trasplante, parece que el niño "ha logrado superar la enfermedad". La operación se realizó el 23 de enero y el pequeño recibió el alta médica el 18 de febrero.
Javier nació el pasado mes de octubre, con la esperanza de poder dar a su hermano Andrés, de siete años y afectado de beta talasemia mayor -un tipo severo de anemia-, una oportunidad para seguir con vida.
Dado que Javier fue seleccionado genéticamente para no sufrir la grave enfermedad hereditaria, la sangre de su cordón umbilical ha podido utilizarse para realizar un trasplante de médula a su hermano y que éste pueda fabricar células sanguíneas libres del trastorno.
Fuentes del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el centro donde se ha realizado el procedimiento, aseguran que "podemos hablar de curación de la enfermedad dado que hace aproximadamente un mes y medio que el niño no necesita someterse a una transfusión".
La beta talasemia mayor provoca anomalías en la hemoglobina, el componente de los glóbulos rojos encargado de transportar el oxígeno. Por tanto, el paciente que las sufre necesita continuas trasnfusiones sanguíneas para seguir viviendo, lo que, a largo plazo, conlleva importantes riesgos.
Desde el centro sanitario sevillano se asegura que todos los controles realizados han mostrado que hoy en día la hemoglobina de Andrés no presenta ningún tipo de anormalidad, aunque el niño sigue acudiendo a revisiones periódicas.
''''Todo un éxito''''
"Ha aceptado el trasplante perfectamente", ha comentado en rueda de prensa José María Pérez Hurtado, uno de los doctores responsables del procedimiento, informa Nacho González.
Antes de la intervención, Andrés tuvo que someterse a un tratamiento de quimioterapia muy agresivo para "vaciar su médula ósea" -tal como ha explicado Pérez Hurtado -y poder introducir en ella las células sanas de su hermano. El trasplante ha permitido regenerar la capacidad de la médula para fabricar los diferentes componentes sanguíneos, esta vez sin anomalías.
Durante la preparación para el trasplante, que duró cinco semanas, el pequeño permaneció en una cámara esteril del hospital sevillano.
Según han explicado los responsables médicos, en los próximos seis meses el pequeño deberá seguir un tratamiento con inmunosupresores y antivirales para evitar el rechazo del trasplante y posibles infecciones.
"Los sueños se cumplen, sólo hay que tener fe y trabajar duro", ha asegurado el doctor Guillermo Antiñolo, director de la Unidad de Genética, Reproducción y Medicina Fetal del Virgen del Rocío. "Pero queremos dar un mensaje claro: esta técnica tiene muchas posibilidades de éxito para enfermedades muy concretas de base genética. Para las leucemias, por ejemplo, las posibilidades se reducen a la mitad".
Todo el equipo ha querido destacar la "entereza" con que los padres han llevado el proceso.
Diagnóstico preimplantacional
Después de que la Comisión Nacional de Reproducción Asistida emitiera un informe favorable para iniciar el proceso, los padres de ambos niños, oriundos de Cádiz, decidieron optar por el Diagnóstico Genético Preimplantacional, una técnica que permite comprobar si un embrión está sano o no, desde el punto de vista genético, antes de ser transferido al útero materno.
Este método ha permitido la concepción de un bebé que no sólo está libre de la enfermedad hereditaria que sufre su hermano, sino que es un donante idóneo para posibilitar su curación mediante un trasplante de cordón, ya que tiene idéntico perfil de histocompatibilidad (HLA). Se trata del primer procedimiento de estas características realizado íntegramente en España
Los padres de Andrés se han mostrado felices por el desenlace del proceso. "Nunca tuvimos miedo, porque sabíamos que iba a salir bien", ha asegurado la madre, Soledad Puerta, de 31 años. Su marido, Andrés Mariscal, camionero de 38 años, ha seguido trabajando durante todo el tiempo que su hijo ha permanecido en el hospital. "Venía a estar con él todos los fines de semana", ha relatado.
Para el pequeño, la vida ha cambiado radicalmente ya que, hasta ahora, visitaba el hospital Punta Europa de Algeciras, donde residen, cada tres semanas para que los médicos trataran su enfermedad.
Preguntada por las implicaciones éticas del caso, la madre del pequeño Andrés ha sido clara. "Un hijo es lo primero y por no verlo sufrir una madre hace lo que sea. No entiendo que otros padres con el mismo problema que nosotros no se lo planteen por una cuestión moral", asegura Soledad, quien, en caso de concebir un tercer hijo, cosa que "no descarta", tendría que someterse a un tratamiento similar al seguido con su hijo Javier.
Además, la madre ha asegurado que su segundo hijo es "tan querido" como el primero. "No pudimos tenerlo antes por miedo a que tuviera la misma enfermedad", has dicho la madre.
El pequeño Andrés, que ha asistido junto a los médicos y sus padres en la rueda de prensa, tendrá que llevar una máscara durante un año cuando esté en presencia de otras personas, especialmente niños.
Terapias con células madre: las caras de la esperanza en el país
Ya se hicieron 41 trasplantes celulares y unos 100 implantes en casos cardíacos.
Por: Valeria Román
Cien años atrás, un médico ruso les puso el nombre: "células madre". Pero recién durante los últimos diez años, estas células -que son capaces de renovarse para convertirse en otras-, se ganaron la atención de la gente. En la Argentina, ya hay pacientes que han recibido células madre adultas del cordón umbilical, donadas por otras personas y hasta de sí mismos, y andan bien.
Hasta el momento, nadie en el país recibió células madre embrionarias, que son las más controvertidas. El lunes, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció que liberará fondos federales para apoyar estudios con ese tipo de células y fue criticado por la Iglesia Católica y por los republicanos. En cambio, las células madre adultas están ayudando a pacientes, como Daniela Stopiello, de 19 años: "Tuve leucemia cuando tenía 12. Me trataron, pero en 2007 volví a tener una recaída", contó la joven, que vive en Adrogué, a Clarín. Estuvo seis meses esperando un trasplante y, a través del Incucai, aparecieron células compatibles.
"Sé que las células eran de un hombre de Holanda. Me las implantaron y al mes ya andaba bien. Ahora llevo una vida normal", comentó. Días atrás, le escribió una carta al donante. "No sé el nombre, pero le escribí diciéndole que había tenido un gesto muy solidario, porque dio sin saber a quién las donaba", resaltó la chica, que quiere ser maestra jardinera. El año pasado, se hicieron en el país 41 trasplantes como el que le practicaron a Stopiello. Son de células madre hematopoyéticas de donantes no emparentados, según el registro específico del Incucai, que tiene 40.000 dadores voluntarios inscriptos. Otra fuente de células madre es el cordón umbilical que liga a la madre con el bebé. Los trasplantes de cordón se empezaron a realizar en la década pasada entre no familiares. En 2005 se abrió el banco público del Hospital Garrahan y las células extraídas de los cordones se utilizan generalmente para niños y adolescentes con leucemias, linfomas, anemias hereditarias, entre otras enfermedades, según la directora de la iniciativa, Ana del Pozo.
Hay otras historias de esperanza con autotrasplantes de células madre, aunque aún son resultados preliminares. Desde 2004, 20 pacientes que habían sufrido infartos recibieron un implante de su propia médula ósea, que pasaron a estar en su corazón, al participar en un ensayo dirigido por Luis De la Fuente, jefe de cardiología intervencionista del Instituto del Diagnóstico y Tratamiento, en colaboración con Simon Stertzer, de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. "No respondían a los tratamientos convencionales. Al recibir el implante, mejoraron. No tuvieron complicaciones", contó De la Fuente a Clarín.
En 2004, María Flores, una ama de casa de 56 años, de la localidad de Rawson, cerca de la capital de San Juan, aceptó hacerse un implante de células de su médula ósea para que pasaran a funcionar en su corazón afectado por la enfermedad de Chagas. El implante se hizo en el Hospital Perón, de Avellaneda. "Tenía miedo, porque sabía que es algo experimental. Pero fue una posibilidad para mejorar mi vida". Otros 79 pacientes cardíacos fueron tratados de manera similar, con autorización de la ANMAT. "La ventaja -explicó el médico Jorge Trainini- es que, al ser un autoimplante, se evita el rechazo inmunitario".