Puede pensarse que la gente religiosa se sentiría más cómoda con la idea de la muerte, pero un fascinante estudio sugiere que quienes son más religiosos luchan más duramente para demorar lo inevitable.
Los investigación, realizada en centros oncológicos ubicados en siete diferentes hospitales alrededor de EE.UU. consistió en un cuestionario realizado a 345 pacientes con cáncer avanzado, y mostró inequívocamente, resultados muy diferentes para los muy religiosos y los no tanto.
Los hallazgos, publicados en Journal of the American Medical Association, sugieren que las personas religiosas se empeñan aún más en evitar la muerte. Los pacientes identificados como positivamente religiosos –aquellos que tienen una fe que les ayuda a manejar el tema de la muerte y otras situaciones difíciles-, fueron casi tres veces más proclives a buscar y recibir cuidados que prolongaran la vida, como por ejemplo, el uso de respirador.
“Más allá del significado de la fe religiosa cuando se hace frente al desafío emocional de un cáncer incurable, es importante reconocer cómo los pacientes encaran decisiones extremadamente difíciles a medida que sus enfermedades progresan y la muerte se torna inminente”, dijo el autor, Andrea Phelps, del Dana-Farber Cancer Institute and Beth Israel Deaconess Medical Centre.
Según Holly Prigerson, miembro del equipo del Dana-Farber y Brigham and Women’s Hospital, los resultados de estudio “sugieren que los médicos deberían poner atención al punto de vista de pacientes terminales religiosos, a la hora de discutir pronósticos y opciones de tratamientos con ellos”.