Test Antifosfolipídico

El test antifosfolipídico debería aplicarse en todas las gestantes que hayan sufrido un aborto

El test antifosfolipídico debería aplicarse en todas las gestantes que hayan sufrido un aborto, sin esperar al segundo, según ha señalado el Prof. Graham Hughes, que describió este síndrome antifosfolipídico (SAF) en 1983. Pero ha admitido que es una cuestión controvertida. También ha declarado que pronto habrá disponibles test autoaplicables y ha instado a diagnosticarlo bien, ya que se ha confundido con la esclerosis múltiple.

El Prof. Graham Hughes acaba de ser investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Barcelona. Nacido en Liverpool en 1940, actualmente dirige la Unidad de Investigación de Lupus, del Rayne Institute, y es jefe de la Unidad de Lupus del Guy's and St. Thomas Hospital, de Londres.

El Prof. Hughes ha recordado que una de las manifestaciones clínicas del SAF son los abortos de repetición. Ha habido mujeres que han llegado a sufrir 12 abortos recurrentes por esta causa, cuando no haría falta llegar a este extremo. Dos ya deberían hacer sospechar al obstetra acerca de esta posibilidad. Además, el test de anticardiolipina (aCL) es barato, apenas cuesta dos euros. Sin embargo, el experto ha reconocido que la especificidad de la prueba todavía no es la deseable, ya que es del 70%, y mejorarla es uno de los retos futuros.

En este sentido, ha avanzado que en Londres se están desarrollando nuevos tests, más específicos, que podrían estar disponibles el próximo año y que podría autoaplicarse la propia paciente al igual que un test de embarazo. El sistema de aplicación sería similar al del test de glucosa de los diabéticos. Consiste en un pinchazo en el dedo para extraer una gota de sangre y poder analizarla.

El Prof. Hughes ha insistido en que el interés por diagnosticar este síndrome estriba en que tiene tratamiento mediante aspirina, heparina o anticoagulantes orales según las situaciones. Actualmente se está evaluando la aplicación de anticoagulantes orales como melagatrán, que se aplica en cirugía ortopédica, para tratar la trombosis en pacientes con SAF, ya que parecen más seguros a la larga y no precisarían monitorización en el hospital. Además, en Estados Unidos, ya estarían en ensayo en fase III nuevas moléculas (péptidos) que bloquearían la interacción entre los receptores beta 2 de la glucoproteína 1 y los anticuerpos antifosfolípidos, que permitirán el tratamiento patogénico del SAF, que hoy es fundamentalmente sintomático.