Aunque para evitar el contagio existen estrategias exitosas destinadas a disminuir la frecuencia de la exposición y los pinchazos, como el uso de prácticas seguras, barreras de protección, dispositivos con agujas de seguridad y, otras innovaciones, el peligro no ha sido del todo eliminado.
Durante 2001, dice la autora, en Estados Unidos hubo 57 casos documentados de infección por el HIV que fueron denunciados voluntariamente y 138 casos correspondientes al personal de salud, considerados como de posible transmisión ocupacional. También existen comunicaciones de muchos otros países, pero no hay un control global que permita calcular la frecuencia verdadera de este problema. Y agrega, "si a esto se suma la falta de una vacuna efectiva y de u7n cuidado posoperatorio óptimo (incluyendo la administración de antirretrovirales), sigue siendo muy importante y prioritario que el personal sanitario esté bien protegido."
La vía más frecuente de infección es el pinchazo con aguja de inyección (61%). Aunque no se poseen datos precisos, agrega la autora, se considera que cada exposición constituye un problema de salud urgente y los profesionales más expuestos deberían contar con un tratamiento inmediato posexposición para luego seguir un control médico adecuado.
Existen 2 formas de manejar la exposición ocupaciones a la sangre, dice la autora. Una, mediante el tratamiento empírico con 2 o más antirretrovirales, a menos que una información adicional (test de HIV en el paciente o una descripción detallada de la exposición). Otro método es comprobar el HIV en el paciente que no tiene aun diagnóstico y luego iniciar el tratamiento antirretroviral, solamente si la exposición tuvo riesgo de transmisión del HIV. Se pueden usar antirretrovirales solos o combinados.
Riesgo de infección por el HIV
Debido a que la aparición de los anticuerpos anti HIV luego de la viremia posexposición tarda pocos días, el hecho de que un test confiable tenga un resultado negativo en un paciente potencialmente infectante, se asume como un riesgo cero. A menos que el paciente tenga factores de riesgo de infección y los hallazgos clínicos sean compatibles con la infección aguda por HIV.
Uno de los tests rápidos modernos es el Single Use Diagnostic System HIV-1 Test (Abbott-Murex Diagnostics). Es muy sensible y su negatividad indica la ausencia de infección. Si el test es positivo, existe la presunción de infección por el HIV, pero hay que confirmarlo, pues se presentan positivos falsos.
Los estudios prospectivos realizados han demostrado luego de la exposición percutánea el riesgo promedio de transmisión de HIV es de aproximadamente 0,3%, mientras que luego de la exposición mucomembranosa es de 0,09%. En cambio, aclara la autora, el riesgo promedio de transmisión del HIV por otros líquidos o tejidos infectados es tan bajo que no puede ser estimado en los estudios prospectivos.
Se han hecho trabajos retrospectivos que indican que el riesgo de transmisión a los trabajadores de la salud es mayor cuando el aparato que produjo la injuria está visiblemente contaminado con sangre, o se ha usado para punzar un vaso, o ha causado una injuria profunda o, cuando el paciente infectante al cabo de 2 meses. La hipótesis de que estos factores de riesgo pueden representar al inóculo (volumen de la exposición y título viral) no ha sido comprobada. Las agujas de sutura no han sido implicadas, pero el personal quirúrgico está potencialmente en riesgo. La exposición de la piel intacta a la sangre contaminada no es un riesgo de transmisión.
En cuanto a las mordeduras humanas, ponen en riesgo tanto al agresor como a la víctima y ambos deben ser evaluados. La víctima tiene un riesgo bajo a menos que la saliva tenga sangre contaminada. Si el que muerde tiene una lesión mucosa y produce un sangrado, queda potencialmente expuesto si la sangre de la víctima está contaminada.
Traducción y comentario: Dra. Marta Papponetti. Editora responsable de Medicina Interna de Intramed. Especialista en Medicina Interna. Docente Autorizada de la Universidad de Buenos Aires.