La inyección intravítreo de triamcinolona acetónido (TAIV) se utiliza para tratar afecciones oculares relacionadas con edema macular, tales como el edema macular diabético difuso, la oclusión de la vena retiniana, la degeneración macular asociada con la edad exudativa y la uveitis no infecciosa.
En los últimos años, se realizaron numerosos estudios sobre este tipo de tratamiento.
Pacientes y métodos:
Se realizó una revisión retrospectiva de una serie de casos tratados con inyección de TAIV, durante un período de treinta meses.
Total de ojos con presión intraocular elevada en cada revisión.
Los corticoesteroides sistémicos y tópicos han sido utilizados para tratar una serie de afecciones oculares, entre ellas la arteritis de células gigantes, uveitis y orbitopatía de Graves. Poseen un efecto anti-inflamatorio, ya que inhiben la producción de prostaglandina y leucotrina y provocan la apoptosis de células inflamatorias como es el caso de los linfocitos T. No está claro cual es el mecanismo de acción de la triamcinolona con respecto a la reducción del edema macular. Se ha demostrado que los esteroides intravítreo estabilizan la barrera sanguínea retiniana luego de la fotocoagulación retiniana y reducen la concentración en la cavidad del vítreo de factor de crecimiento endotelial vascular. Siempre deben tenerse precauciones en el uso de corticoesteroides debido a los efectos colaterales. La triamcinolona también ha sido asociada con efectos tales como aumento de la PIO, formación de catarata y endoftalmitis.
La complicación más común relacionada con la inyección de TAIV es el incremento de la PIO. En la presente serie, una gran proporción de los ojos que fueron inyectados (46,5%) reaccionaron con aumento de la presión, a pesar de haberse utilizado una dosis baja (4mg). El mayor estudio clínico sobre aumento de la PIO relacionado con la TAIV cita un porcentaje de 41,2% utilizando 20 mg de triamcinolona.
Una importante cantidad de ojos desarrollaron PIO muy elevada, 12,3% de los ojos presentaron una PIO de 35 mmHg o más y 7,9% 40 mmHg o más. Uno de nuestros pacientes requirió cirugía de filtración. Dos ojos, en total, desarrollaron neuropatía óptica glaucomatosa y un tercero necesito la extirpación de catarata y vitrectomía por posibilidad de glaucoma facolítico.
En el grupo de ocho pacientes con glaucoma preexistente, cinco ojos (62%) mostraron una reacción en la presión luego del procedimiento. Este porcentaje parece ser más elevado que el promedio del estudio, pero debido a la poca cantidad de pacientes es difícil establecer la significación de dicho porcentaje.
Otros estudios ya han obtenido el mismo resultado en pacientes con glaucoma pre-existente. En este estudio la PIO máxima después de la inyección aplicada en estos pacientes, varió entre 28 y 32 mmHg y bastó un solo agente tópico reductor de la presión para controlarla. Sin embargo, en pacientes con neuropatía óptica glaucomatosa, esto puede acelerar la pérdida de células ganglionares retinianas y del campo visual. Aconsejamos que estos pacientes sean controlados intensivamente debido a que el aumento de la PIO puede producirse dentro de los 6 a 8 meses de aplicada la inyección de TAIV.
Un paciente, se presentó a los seis días del procedimiento con endoftalmitis. A pesar de la aplicación de antibióticos intravítreo y posterior vitrectomía combinada con más antibióticos intravítreo, el paciente desarrolló glaucoma. El paciente era diabético y contrajo la endoftalmitis en la segunda inyección TAIV en ese ojo. La diabetes no insulino-dependiente es uno de los potenciales factores de riesgo de endoftalmitis posterior a una inyección de TAIV.
Dos pacientes presentaron desprendimiento regmatógeno de retina en el período posterior a la inyección. Uno de los pacientes fue tratado por edema macular quístico a raíz de una retinopexia láser. El otro fue tratado con inyección de triamcinolona por edema macular quístico luego de vitrectomía mediante crioterapia y retinopexia láser por desprendimientos retinianos. Aunque el desprendimiento de retina no se ha informado como complicación de la inyección de TAIV, es una conocida complicación en los procedimientos del segmento posterior, especialmente en ojos con patología retiniana pre-existente.
Toda inyección intravítreo tiene un riesgo potencial de desprendimiento de retina, a pesar de que no exista una patología subyacente.
El presente estudio destaca una morbilidad significativa asociada con la inyección de TAIV. Dicho procedimiento implica un bajo riesgo de complicaciones intra-operatorias. Sin embargo, el aumento de la PIO es común y a veces es necesaria una nueva cirugía para controlarla satisfactoriamente.
Existe un reducido riesgo de desprendimiento de retina luego del procedimiento, a pesar de que en el presente estudio solo se dio en pacientes con patología retiniana pre-existente. Afortunadamente, la endoftalmitis, una complicación devastadora, es poco común. El profesional debe tener en cuenta estas complicaciones cuando se discuten las posibilidades de tratamiento con el paciente.
Conclusiones
Existe una morbilidad ocular significativa asociada a la inyección de triamcinolona acetónido intravítreo. El profesional debe advertir al paciente en el momento de considerar las opciones de tratamiento.