Estrategias para la individualización posológica

Dosis de ciclosporina en trasplantados renales

El presente trabajo revisa las propuestas existentes para la monitorización farmacocinética e individualización posológica de CsA y evalúa los resultados clínicos obtenidos en los pacientes con trasplante renal.

Autor/a: Dres. B. Porta, J. J. Pérez Ruixo, N. V. Jiménez Torres y J. Crespo

Fuente: Nefrologia. 2004;24(5):395-409.

Hasta el momento, dicen los autores, el procedimiento más eficaz para cuantificar y controlar la variabilidad farmacocinética en los pacientes ha sido la monitorización farmacoterapéutica de los fármacos, cuya eficiencia
está condicionada por las características farmacocinéticas intrínsecas del fármaco. La ciclosporina A (CsA) es un potente agente inmunosupresor que marcó un cambio significativo en la farmacoterapia inmunosupresora a mediados de la década de 1980 y continua siendo el principal agente inmunosupresor en más del 50% de los protocolos farmacoterapéuticos administrados a pacientes con trasplante renal. La CsA es un fármaco paradigmático para la monitorización farmacocinética, basándose en la estrecha relación existente entre su concentración en sangre y su efecto terapéutico y tóxico, lo que permite incrementar la eficacia y seguridad del tratamiento que reciben los pacientes trasplantados.

En efecto, la monitorización farmacocinética de CsA ha demostrado su utilidad clínica para prevenir los episodios de rechazo del órgano trasplantado por concentraciones sanguíneas bajas, minimizar la toxicidad inducida por concentraciones sanguíneas elevadas del fármaco, conocer la etiología de la disfunción del trasplante, y controlar otros factores que alteran el perfil cinético de CsA como son las interacciones farmacológicas, o la falta de adherencia del paciente al tratamiento con CsA. Estos factores, hacen de la monitorización farmacocinética de CsA un proceso coste-efectivo. Se han desarrollado distintos métodos para la individualización posológica de la CsA. Así, se utilizan nomogramas, ecuaciones farmacocinéticas, algoritmos bayesianos y redes neuronales, aunque no existe consenso sobre el método de elección para desarrollar esta actividad clínica en pacientes con trasplante renal de novo o estables. La aproximación más certera, en teoría, para la individualización posológica de CsA es la basada en la determinación del área bajo la curva de concentración sanguínea-tiempo (ABC) por cuanto que la exposición sistémica, se considera el predictor (biomarcador) más sensible de incidencia de rechazo agudo y pérdida del injerto en pacientes trasplantados.

Ahora bien, prosiguen, el elevado número de muestras de sangre necesarias dificulta su aplicación en la clínica, incluso cuando se utilizan modelos de estimación del ABC a partir de 2 ó 3 muestras de sangre. Por este motivo, aclaran, la metodología basada en una única concentración sanguínea de CsA, previa a la administración de la dosis de la mañana (C0), ha sido la estrategia de monitorización más ampliamente utilizada en la clínica asistencial18. No obstante, recientemente, se ha evidenciado que los resultados pueden mejorar si se adoptan otros métodos alternativos y/o complementarios de monitorización de CsA. Por ello, la búsqueda de nuevas herramientas de monitorización de CsA, centradas en el perfil  individual del paciente durante su fase de absorción y basadas en modelos lineales para la predicción del ABC durante las 4 primeras horas, a partir de un número limitado de muestras, puede proporcionar predictores a corto plazo de los resultados clínicos en el paciente trasplantado.

El presente trabajo revisa las propuestas existentes para la monitorización farmacocinética e individualización posológica de CsA y evalúa los resultados clínicos obtenidos en los pacientes con trasplante renal.

Monitorización de las concentraciones sanguíneas de cuclosporina

La monitorización de las concentraciones sanguíneas de CsA y la necesidad de su individualización posológica se basa en las premisas generales establecidas para la monitorización de fármacos (tabla I).


Monitorización farmacocinética de la  concentración sanguínea valle

Tradicionalmente, prosiguen los autores, la monitorización de la concentración valle de CsA o C0 ha sido la estrategia de individualización posológica de elección. Sin embargo, dicen, existe cierta controversia en la literatura científica en cuanto a su idoneidad clínica. Así, para algunos autores la excelente correlación encontrada entre C0 y ABC aumenta el valor de la monitorización farmacocinética de C0 como un indicador preciso de exposición sistémica de CsA que, potencialmente, eliminaría la necesidad de monitorización del ABC. Por ejemplo, el impacto de la variabilidad en C0 sobre la tasa de rechazo crónico proporciona resultados similares al ABC. En efecto, el coeficiente de variación intrapaciente del ABC es significativamente superior en los pacientes que presentan rechazo crónico (42%) comparado con aquellos pacientes libres de rechazo (30%). En este sentido, la media de C0 en los pacientes que presentan rechazo crónico (163 ng/mL) es significativamente inferior al grupo de pacientes estables (227 ng/mL). Sin embargo, el valor de C0 no refleja adecuadamente la exposición individual a CsA como consecuencia de la elevada variabilidad farmacocinética de CsA. Por tanto, C0 no constituiría un predictor certero de respuesta clínica, aun cuando los pacientes reciben pautas posológicas de CsA individualizadas basándose en C0. En este marco, la existencia de tantos estudios clínicos que demuestran la existencia como la ausencia de una relación entre C0 y ABC no debe ser motivo para ignorar que la utilidad de la monitorización de C0 se debe al valor clínico añadido que aporta, al conjunto de pruebas diagnósticas y/o de laboratorio en los pacientes con trasplante renal.

La periodicidad de la monitorización de C0 depende del tiempo transcurrido desde el trasplante, de la farmacoterapia concomitante que recibe el paciente y de sus condiciones fisiopatológicas. Como primera aproximación, la monitorización de niveles debería realizarse siempre que existan razones clínicas que justifiquen la necesidad de realizar un ajuste posológico. Una recomendación práctica, muy utilizada en la actualidad, consiste en monitorizar cada 24-48 horas durante los primeros días del periodo inmediato post-trasplante. Transcurrido las primeras dos semanas, si no existen complicaciones clínicas, se puede realizar un control cada dos semanas hasta los tres meses y, entonces, espaciar la monitorización y establecer una periodicidad mensual durante el resto del primer año post-trasplante. A partir del año post-trasplante, se recomienda monitorizar una vez cada 1-3 meses. En caso de complicaciones clínicas por toxicidad del fármaco, alteración de su eliminación, o bien por posibles interacciones con otros fármacos, se recomienda el ajuste posológico individualizado mediante monitorización farmacocinética intensiva.

Cuando CsA es analizada por inmunofluorescencia polarizada (FPIA) y la toma de muestra de sangre se realiza una hora antes de la siguiente administración, el intervalo terapéutico apoyado por un mayor número de autores es el que sitúa los valores de C0 entre 200 y 350 ng/mL durante los primeros 3 ó 6 meses, y posteriormente, valores comprendidos entre 100-250 ng/mL.

Estrategias de individualización posológica basadas en la concentración sanguínea valle

Nomogramas. El nomograma más importante para el desarrollo de la individualización posológica de CsA ha sido el nomograma de Shibata basado en el cálculo del aclaramiento de CsA como una función de la relación existente entre la concentración de CsA libre en plasma y la unida a los eritrocitos (CsAEP). La CsA-EP se calcula a partir de una ecuación que considera la concentración plasmática de lípidos, triglicéridos y colesterol, C0, el hematocrito, el peso, la creatinina sérica y la edad del paciente como variables independientes10. Las variaciones en estos predictores, en cierta forma, reflejan la situación fisiopatológica del paciente transplantado y, por ello, la relación entre CsA-EP y la concentración plasmática de CsA se considera como una biomarcador útil para cuantificar los cambios del perfil farmacocinético de CsA que acontecen tras el trasplante.

Algoritmos de individualización posológica. Los criterios definidos por Evans y cols. para la individualización posológica de CsA aparecen resumidos en forma de algoritmo en la figura 1 y, respecto a los nomogramas supusieron un paso hacia delante en la individualización posológica de CsA2. Sin embargo, las decisiones derivadas de su aplicación son de carácter cualitativo y carecen de una valoración cuantitativa individual de las necesidades de cada pacientes en relación con la pauta posológica de CsA.

Estimación bayesiana. La estrategia más firme para llevar a cabo la individualización posológica de fármacos es la monitorización de la concentración plasmática y la estimación bayesiana de los parámetros farmacocinéticos. La aplicación del teorema de Bayes, en el contexto de la farmacocinética clínica, permite describir la relación cuantitativa entre la probabilidad a priori de presentar ciertos valores de parámetros farmacocinéticos, y la subsiguiente probabilidad a posteriori de tener semejantes valores de parámetros después de que las concentraciones del fármaco sean conocidas. La metodología bayesiana permite, además, controlar diversos factores que afectan el perfil farmacocinético de CsA y, entre ellos, las interacciones farmacológicas.

Para aplicar la técnica bayesiana, con garantía de éxito, se requieren cálculos exactos y precisos de los parámetros farmacocinéticos poblacionales y de su variabilidad, correspondientes a poblaciones específicas de pacientes subsidiarios de ajuste posológico. Hasta el momento, aclaran los autores, existen publicados escasos artículos que cuantifiquen los parámetros farmacocinéticos poblacionales de CsA. "Este hecho es más preocupante si hacemos referencia a la administración por vía oral además, pocos estudios se han desarrollado para la actual microemulsión lipídica."


La caracterización de la evolución temporal de CsA en el organismo se ha realizado mediante el modelo monocompartimental33, bicompartimental, y tricompartimental. No obstante, debido a la elevada lipofilia, CsA confiere al organismo características de multicompartimentalidad y, por tanto, el modelo farmacocinético que mejor describe la evolución temporal de la concentración sanguínea de CsA tras su administración intravenosa es el modelo tricompartimental desarrollado por Serre-Debeauvais y cols. en pacientes con trasplante de médula ósea. Según estos autores, los parámetros farmacocinéticos poblacionales del modelo tricompartimental estimaban, mediante un algoritmo bayesiano, las concentraciones de CsA con un error de predicción medio inferior a 2 ng/ml (3%) y un valor absoluto del error de predicción de 23,5 ng/mL (13%), y por tanto, este método podría ser utilizado eficientemente en la individualización posológica de CsA administrada por vía intravenosa.

Recientemente, dicen los autores, nuestro equipo de investigación ha evaluado el potencial de la metodología bayesiana para el ajuste individualizado de dosis diaria en pacientes con trasplante renal en tratamiento con CsA (microemulsión lipídica) asociada a micofenolato de mofetilo y prednisona, a partir de C0 en sangre total y, el tiempo post-trasplante. Así, más del 80% de las predicciones realizadas con este modelo tenían un error de predicción inferior al 10%, en contraste con el modelo lineal que tan sólo presentó un 17,8%.

No obstante, acotan, el método bayesiano también presenta una serie de inconvenientes como son su complejidad y la necesidad de disponer de una correcta caracterización de los parámetros poblacionales y de su variabilidad en poblaciones específicas de pacientes. En este sentido, la incorrecta selección de un modelo poblacional, o la selección de un modelo desarrollado con la formulación tradicional, cuyos parámetros van a ser utilizados como información previa, podría conducir a importantes errores de dosificación.

Redes neuronales. Recientemente, se han desarrollado modelos de redes neuronales para el ajuste individualizado de dosis en pacientes en tratamiento con CsA. Las características intrínsecas de los modelos de redes neuronales posibilitan el control de los diversos factores que afectan el perfil farmacocinético de CsA, así como sus interacciones. En este sentido, Herman y cols. desarrollaron una red neuronal artificial para individualización posológica de CsA en pacientes con trasplante de hígado. Se utilizó una red de tres capas: la capa de salida, donde se sitúa la variable dependiente (dosis de CsA); la capa de entrada, donde se sitúan las variables independientes; y, la capa intermedia con diversos nodos que sirve de nexo entre la capa de entrada  de salida a través de una función logística. La red neuronal que incorpora la C0, la edad, el sexo, el tiempo post-trasplante, y otras variables que cuantifican tanto la funcionalidad renal y hepática de los pacientes, permiten explicar el 88% de la variabilidad en la dosis de CsA. Esto supone que entre un 50-60% de las dosis predichas diferían menos de 25 mg y entre el 75-85% de las dosis predichas diferían no más de 50 mg. Aunque estos resultados son prometedores, es necesaria evaluar la utilidad práctica y clínica de esta herramienta en el proceso de individualización posológica de CsA. Posteriormente, Camps y cols. desarrollaron y validaron tres tipos de redes neuronales: perceptrón multicapa, red neuronal FIR (en inglés «finite impulse response») y red recurrente Elman, para la predicción de concentraciones sanguíneas y dosis diarias de CsA en paciente con trasplante renal durante el primer año post-trasplante. La red neuronal FIR obtuvo los mejores resultados de predicción de C0, con un error medio de predicción de 0,18 ng/mL y una precisión de 52,8 ng/mL  Con relación a la predicción de dosis diarias de CsA, la red recurrente Elman permitió alcanzar un error de predicción medio de 0,07 mg/kg/día y una precisión de 0,27 mg/kg/día

Monitorización del ABC0-12 HS

Generalmente, en farmacocinética, el parámetro que mejor cuantifica la exposición global del organismo al fármaco es el área bajo la curva. La elevada correlación existente entre este parámetro farmacocinético y la eficacia y seguridad del tratamiento con CsA, justifica la monitorización farmacocinética  del ABC y el desarrollo de estrategias de individualización posológica de CsA basadas en este parámetro.

En pacientes con trasplante renal, la exposición sistémica de CsA, expresada en términos de ABC durante el intervalo posológico de 12 horas (ABC0-12h) ha sido identificada como el más sensible predictor de rechazo agudo y supervivencia del injerto durante el primer año post-trasplante. Concretamente, los pacientes con una biodisponibilidad inferior al 25% presentan una supervivencia del injerto durante el primer año post-trasplante (63,3%) significativamente menor que aquellos pacientes con una biodisponibilidad del 25 al 50% (83,4%). Además, dicen, diversos estudios realizados han identificado la variabilidad intrapaciente en el ABC0-12h como un predictor de rechazo crónico. Así, tanto la inmunosupresión subóptima como la sobredosificación de CsA, condición presente en los pacientes con variabilidad superior al 20% en el valor del ABC, puede contribuir en un 27% a la ocurrencia de rechazo crónico en el trasplante renal. Los pacientes con una baja variabilidad, definida como coeficiente de variación en el ABC inferior al 20%, tienen una tasa de rechazo crónico (22%) significativamente menor al grupo de pacientes con alta variabilidad en la exposición a CsA (39%). Por otra parte, la exposición a CsA, en pacientes con rechazo crónico, medida como ABC normalizada por el intervalo de dosis, es significativamente menor que en el grupo de pacientes estables (316 ng/ml vs 539 ng/ml). Esta evidencia ha determinado la necesidad de desarrollar estrategias de individualización posológica basadas en la cuantificación del ABC0-12h o exposición total al fármaco que el paciente experimenta durante el intervalo de administración.

El ABC0-12h deriva del análisis farmacocinético no  compartimental, y consiste en determinar el ABC durante un intervalo posológico (t), y calcular la concentración media en estado estacionario (Css = ABC/t). Para fármacos con linealidad cinética, la dosis administrada es directamente proporcional al ABC o a la Css. Sin embargo, como Grevel y cols. demostraron en pacientes trasplantados renales, en tratamiento concomitante con prednisona y la antigua formulación de ciclosporina, esto no sucede en el caso de CsA, donde la relación entre la dosis administrada y el ABC sigue un modelo de Michaelis-Menten tiempo-dependiente

El comportamiento no lineal de CsA invalida la individualización posológica basada en el principio de superposición como consecuencia de los importantes errores de dosificación que puede conllevar su adopción. Como ejemplo, un paciente estándar recibiendo una dosis de 700 mg/día al cabo de dos semanas alcanza una Css de 320 ng/ml; sin embargo, si este paciente recibiera una dosis de 500 mg al cabo de dos semanas se encontraría con una Css de 77 ng/ml y no de 228 ng/ml como cabría esperar de un modelo lineal. A la vista de estos datos, no es de extrañar el temor existente a una excesiva reducción de las dosis de CsA sobre todo en el post-trasplante inmediato. Por otra parte, como la Km, o concentración de CsA que se alcanza cuando se administra la mitad de la máxima dosis diaria, no se estabiliza hasta transcurridos, en promedio, 3 meses es necesario un incremento de la frecuencia de la monitorización durante este periodo.


La elevada variabilidad inter e intraindividual en el ABC de CsA durante el periodo inmediato pos trasplante justifica la elevada frecuencia de monitorización durante los primeros meses, y además coincide con el periodo de tiempo donde el paciente presenta un riesgo aumentado de nefrotoxicidad y rechazo agudo como consecuencia de la inestabilidad de la función inmunológica. "El modelo desarrollado por nuestro equipo de investigación para describir la relación entre la dosis diaria y C0 (tabla II) es similar al modelo desarrollado por Grevel." A diferencia de este modelo no utilizaron la Css sino la C0 en sangre completa. Además, aún cuando ambos modelos se han desarrollado a partir de información procedente de pacientes con trasplante renal, en este último caso a los pacientes se les administró la microemulsión lipídica en vez de la formulación tradicional, como sucede en el modelo de Grevel y cols. Por otro lado, al ser Css un parámetro estimado (ABC/t) incorpora no sólo la variabilidad intrínseca a su cálculo, sino la gran variabilidad reconocida para la biodisponibilidad de la antigua formulación de CsA.

La utilización del valor de C0, en lugar de Css, propuesta por nuestro modelo, se justifica por la buena relación lineal demostrada por algunos investigadores tanto para este valor y el ABC de CsA como para la relación entre las dosis administradas y el ABC en pacientes que reciben la microemulsión lipídica. Por tanto, la C0, por no requerir la determinación previa del ABC para realizar la individualización posológica y por la menor variabilidad en la biodisponibilidad de la microemulsión lipídica respecto a la formulación tradicional, se manifiesta como un parámetro adecuado para realizar ajustes posológicos individualizados de CsA, a pacientes post-trasplantados, especialmente en su fase temprana (2 primeros meses).

"En nuestro modelo," dicen los autores, "en la serie de pacientes tratados con la microemulsión lipídica, se observa como el tiempo medio necesario hasta alcanzar en los pacientes una estabilidad en la biodisponibilidad y, consecuentemente, la linealidad entre DD y C0 (12,7 días para km y 90,9 para Dmax) fue menor que la referida en la literatura para la formulación tradicional (114 días para km)." Y agregan que este hallazgo coincide con los datos de Kovarik y cols., quienes en un  ensayo clínico con 12 pacientes encuentran que la estabilización del ABC se produce tras 4-6 semanas del trasplante. Del mismo modo, los valores de los parámetros de variabilidad interindividual (t Dmax y tkm) establecidos en el modelo de C0 son 65%, 66%, respectivamente, menores que en el modelo de Grevel. Este hecho se debe, posiblemente, tanto a la diferente biodisponibilidad de ambas formas farmacéuticas como a la utilización de C0 en lugar de la concentración media en estado estacionario.
 
Nomogramas. Los parámetros poblacionales obtenidos con el modelo de Grevel permiten desarrollar un nomograma para la individualización posológica de CsA16. La tabla IV muestra la estrategia de individualización posológica propuesta por Grevel y cols. basándose en el modelo de Michaelis- Menten desarrollado. Inicialmente la dosis necesaria para alcanzar la concentración deseada se calcula a partir de los parámetros farmacocinéticos poblacionales. Posteriormente, cuando se dispone de concentraciones valle de CsA del paciente, se calcula alternativamente Km y Dmax durante los días posteriores al trasplante. Estos parámetros serán los determinantes de la dosis a administrar al paciente para obtener una concentración de CsA en estado estacionario previamente fijada por el facultativo responsable de realizar la individualización posológica. Posteriormente, a partir del día 46 posttrasplante es cuando se puede asumir perfectamente la linealidad entre DD y C.

Tabla IV

Estrategia de individualización posológica de ciclosporina partir de la concentración en estado estacionario (Css) utilizando el modelo de Michaelis Menten para Samdimmun®


Hasta los 114 días DD se individualiza del mismo modo, según el modelo de Michaelis-Menten.
Fundamentalmente, esto se realizará cuando exista un posible cambio en los parámetros individuales del modelo (interacciones) o cuando se precise un cambio de C*.

Tras primeros 114 días DD se puede individualizar de forma lineal (es decir, proporcional a la diferencia entre C* y C), siempre y cuando no se sobrepase la Vmax.

C*: concentración media en estado estacionario deseada; C: concentración media en estado estacionario calculada como la relación entre AUC e intervalo posológico; DD: dosis total diaria; Vmax: máxima dosis diaria que puede ser administrada; Km: concentración de ciclosporina en estado estacionario que se alcanza al administrar la mitad de la dosis máxima diaria; A= días post-trasplante; T= tiempo necesario parra la estabilización de Km.

Esta metodología propuesta por Grevel y cols. no es la óptima por cuanto se desarrolló para la formulación tradicional de CsA. Además, las limitaciones aplicables a los nomogramas de dosificación descritas con anterioridad también son aplicables en este caso particular. No obstante, la información poblacional disponible en el modelo farmacoestadístico descrito podría utilizarse para desarrollar un algoritmo bayesiano de estimación de los parámetros farmacocinéticos individuales y la predicción de la dosis de CsA. Sin embargo, esta estrategia no ha sido desarrollada posiblemente por la dificultad de su aplicación práctica.

Estimación bayesiana. La aplicación de la metodología bayesiana para la individualización posológica de CsA a partir del ABC, tras su administración oral, ha alcanzado resultados óptimos en el estudio llevado a cabo por Leger y cols. en pacientes estables con trasplante renal. La exactitud relativa obtenida para el ABC 12 horas post-administración y el Cmax fue de -0,49 y -3,42%, respectivamente, y la precisión de la estimación de estos parámetros del 2,00 y 4,32%, respectivamente.

Estimación del ABC 0-12 HORAS

Modelos lineales

La correcta caracterización del ABC exige la determinación de un elevado número de muestras de sangre a lo largo de un intervalo posológico y la permanencia en el hospital del paciente durante el tiempo de extracción de las muestras. Circunstancias ambas que limitan la frecuencia de monitorización del ABC en relación con C0. Este inconveniente ha sido resuelto mediante el desarrollo de modelos lineales para la estimación del ABC utilizando un número reducido de muestras (en inglés denominados «limited sampling models», LSM). En estos modelos lineales la variable dependiente es el ABC y las variables independientes son las concentraciones de CsA extraídas a tiempos prefijados. La ecuación de los LSM podría describirse como

ABC = Constante + M1·  Ct1 + M2· Ct2 + M3· Ct3 + ·······+ Mi · Cti

Ecuación 1

Donde Cti es la j-ésima concentración sanguínea medida a tiempo ti y Mi es el coeficiente asociado al modelo lineal, la Constante es la ordenada en el origen del modelo y, el subíndice i representa el número de muestras incluidas en la ecuación.

Los autores destacan que no hay un acuerdo en relación con el número y la combinación óptima de muestras para predecir el ABC0-12h, aunque se puede observar que la mayoría de modelos tienen en común una muestra cerca del tmax (entre 1,5 y 2,5 horas). Asimismo, en estos modelos cuando se utilizan 2 y 3 muestras para predecir el ABC, el porcentaje de muestras con un error de predicción superior al 15%, es inferior al 8% y al 4%, respectivamente.

El inconveniente de estos modelos es su escalabilidad puesto que sólo se pueden aplicar en las mismas condiciones que han sido desarrollados; es decir, en el mismo tipo de trasplante, en pacientes con características similares, cuando la monitorización se realiza con la misma técnica analítica y transcurrido el mismo tiempo post-trasplante, y la  extracción de la muestra se realiza a los tiempos predeterminados. De hecho, la variabilidad establecida entre los diferentes métodos analíticos, en relación con la sensibilidad y especificidad, puede depender del tiempo transcurrido tras la administración de CsA. No obstante, diferentes autores han demostrado que la aplicación de estos modelos en pacientes que difieren en edad, en el tiempo transcurrido post-trasplante (trasplante de novo estabilizado frente a pacientes estables), el incluso en el tipo de trasplante, dan resultados similares a los del grupo utilizado para el desarrollo del modelo, validando de este modo su utilización en otros grupos. Sin embargo, cuando la terapia inmunosupresora de mantenimiento en pacientes con trasplante renal se basa en la administración de Sandimmun Neoral® a intervalos de 24 horas, los modelos presentados en la tabla V no son aplicables. En estas condiciones, las determinaciones de CsA extraídas a 1,5, 5, 12 y 24 horas post-administración (r2: 0,934) permiten estimar el ABC con suficiente exactitud y precisión.

Modelos bayesianos

Recientemente se han publicado resultados preliminares, tras la aplicación de la metodología bayesiana  para la predicción del ABC y Cmax, con una adecuada exactitud y precisión, a partir de sólo tres muestras (0, 1 y 3 horas post-administración). No obstante, estos resultados corresponden a pacientes con trasplante renal estables (tiempo post-trasplante superior a tres meses) y, por tanto, sería necesario validar la aplicación de esta metodología durante el periodo post-trasplante inmediato.

Monitorización del ABC0-4 HORAS y concentración dos horas post dosis

Aunque la monitorización de C0 continúa siendo una herramienta útil y sencilla para optimizar la dosis de CsA, parece evidente que los resultados en los pacientes pueden mejorar si se adoptan otros métodos alternativos y/o complementarios de monitorización de CsA. En este sentido, se ha identificado la fase de absorción de CsA como la fase de mayor variabilidad intra e interindividual55; de hecho, las 4 primeras horas tras la administración de la dosis CsA, es el periodo de máxima variabilidad farmacocinética y, posiblemente, proporciona una información más sensible que C0 sobre la variabilidad interindividual en la absorción de ciclosporina. Además, se ha demostrado que los efectos farmacodinámicos de CsA, inhibición de la calcineurina y porcentaje de células T en sangre periférica activadas por IL-2, son máximos entre las 1,5 y 2,5 horas tras su administración oral. Por tanto, la búsqueda de nuevas herramientas de monitorización de CsA debería centrarse en la monitorización del perfil individualdel paciente en las primeras horas después de la administración; es decir, durante la fase de absorción, si y solo si se identificasen parámetros cinéticos predictores a corto plazo de los resultados clínicos en el paciente trasplantado. En un ensayo clínico prospectivo, los pacientes con trasplante de riñón de novo que alcanzaron ABC durante las primeras 4 horas post-dosis (ABC0-4h) de 4.400 a 5.500 ng.h/mL en el 5º día post-trasplante (utilizando la técnica de radioinmunoensayo, RIA) tuvieron un 7% de rechazo agudo durante los primeros 3 meses post-trasplante, comparado con el 38% de rechazo en aquellos pacientes que no alcanzaron este nivel diana. Asimismo, en aquellos pacientes que alcanzaron niveles superiores a 5.500 ng.h/mL el grado de disfunción renal fue significativamente mayor que en los pacientes que alcanzaron niveles entre 4.400 y 5.500 ng.h/mL (33% frente a 6%; p < 0,01). La utilización de esta técnica de monitorización a partir del ABC0-4h fue desarrollada en este ensayo clínico mediante su comparación con las técnicas de monitorización de concentraciones sanguíneas valle y del ABC0-12h. Así, el ABC0-4h fue el parámetro que mejor correlacionó con el rechazo agudo durante los primeros 90 días y también con la nefrotoxicidad. En este sentido, el ámbito terapéutico del ABC0-4h transcurridos 5 días desde el trasplante renal de novo queda comprendido entre 4.400 y 5.500 ng.h/mL, y por tanto, se sugiere la utilización de la ecuación 2 para estimar la dosis diaria de CsA necesaria para obtener un ABC0-4h de 5.000 ng.h/mL.

Dosisactual
Dosis diaria de CsA 
________________
           ABC0-4h
                     Ecuación 2

Este nuevo escenario de monitorización de CsA, ha conducido al desarrollo de diversos modelos lineales para la predicción del ABC0-4h a partir de un número limitado de muestras. David-Neto y cols. han descrito una ecuación para el cálculo del ABC0-4h a partir de la concentración obtenida 2 horas después de la administración de CsA (C2) el día 14 posttrasplante (Ecuación 3).

ABC0-4h = 451 + 2.729 . C2
Ecuación 3

El ABC0-4h calculado a partir de C2 presenta una alta correlación con el ABC0-4h calculado mediante el método trapezoidal (r: 0,9; p < 0,001). Con la finalidad de facilitar la monitorización clínica del ABC0-4h en función de la C2 en pacientes con trasplante renal estable, David y cols. han desarrollado y validado una ecuación para estimar la C2 cuando la extracción de la muestra se realiza entre las 2 y 3 horas post-dosis (ecuación 4):

C2 = Ct
_____
e[-0,41· (t-2)]

Ecuación 4

Posteriormente, el International Neoral Renal Transplantation Study Group ha desarrollado diferentes modelos de estimación del ABC0-4h a partir de un número limitado de muestras y en función del tiempo transcurrido desde trasplante en pacientes adultos.

[Los modelos de toma de muestras reducidas para predecir ABC0-12h  desarrollados en trasplante renal con Sandimmun Neoral®  y los modelos de toma de muestras reducidas para predecir desarrollados en trasplante renal con Sandimmun Neoral® durante los primeros 3 meses post-trasplante pueden consultarse en el trabajo original.]

De todas las muestras sanguíneas determinadas es la concentración 2 horas post dosis (C2) la que mejor correlación presenta con el ABC0-4h (r2= 0,85) y, se considera actualmente el mejor predictor de rechazo agudo. Así, en un estudio realizado en 38 pacientes con trasplante renal, los pacientes que alcanzaron valores de C2 por encima de 1.500 ng/mL el 7º día post-trasplante no experimentaron rechazo durante el primer mes post-trasplante62. En otro estudio realizado sobre 204 pacientes con trasplante renal se identificó el valor de C2 de 1.700 ng/mL como nivel óptimo de inmunosupresión, durante las primeras dos semanas post-trasplante63. Estos resultados han permitido establecer el ámbito terapéutico de C2, en función del tiempo post-trasplante


Ámbito terapéutico de ciclosporina en trasplante renal para concentración dos horas post dosis
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Tiempo postrasplante  Límites terapéuticos (ng/mL)

1º mes postrasplante   1.360-2.040
2º mes postrasplante   1.200-1.800
3º mes postrasplante   1.040-1.560
4º-6º mes postrasplante      880-1.320
7º-12º mes postrasplante      720-1.080
>12º mes postrasplante      640-960
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En esta línea, Belitsky y cols. recomiendan realizar los ajustes de la dosis diaria de CsA, basándose en los resultados alcanzados en C2, considerando la existencia de una relación lineal entre la dosis y la concentración sanguínea de CsA que no contempla la influencia del tiempo post-trasplante y, en función de los valores terapéuticos definidos en la tabla VII (ecuación 5).

                                      Dosisactual · C2deseada.
Dosis actual de CsA      __________________
                 Ecuación 5
                                             C2actual

Los ámbitos terapéuticos presentados en la tabla VII pueden ser utilizados para el ajuste individualizado
de dosis siempre y cuando la determinación de C2 se haya realizado mediante las técnicas analíticas de radioinmunoensayo (RIA) y enzimoinmunoensayo en las vertientes EMIT, AxSym, CEDIA y mTDx64. Es importante destacar este hecho diferencial respecto a la determinación de C0, cuyo valor estaba condicionado por la técnica utilizada, y por consiguiente, se habían establecido diferentes ámbitos terapéuticos de C0 en función de la técnica analítica utilizada en su monitorización. Esta ventaja analítica, contrasta con el problema técnico derivado de la elevada incidencia de valores de C2 superiores al límite superior de detección de la técnica analítica. Esta situación requiere la dilución de la muestra previa a su determinación, y representa una
fuente adicional variabilidad y discrepancia entre diferentes laboratorios. En este sentido, el control del proceso de monitorización solo podrá alcanzarse cuando se hayan establecido y consensuado  recomendaciones y/o directrices para la dilución y validación de las muestras sanguíneas de CsA65.

Los autores no tienen duda acerca de que el punto clave de la monitorización de C2 es la adherencia al tiempo de extracción de la muestra de sangre. En efecto, la exactitud  de la estrategia de individualización posológica esta condicionada por una desviación máxima de ± 15 minutos en el tiempo de extracción de la muestra. Variaciones superiores a las indicadas falsificarían por exceso la variabilidad de C2 y motivarían recomendaciones de modificación posológica erróneas. Para evitar estas situaciones, es necesaria una correcta organización de los procesos sanitarios y del personal profesional implicados, y del paciente.

La adopción de este nuevo criterio de monitorización presenta la ventaja, al igual que la monitorización
de C0 de CsA, de requerir la extracción de una única muestra. Además de su simplicidad, proporciona una estimación exacta y precisa de la exposición sistémica a CsA, y consecuentemente de la respuesta clínica, reduciendo la incidencia y gravedad de episodios de rechazo agudo, así como la neurotoxicidad y nefrotoxicidad por CsA. Por otra parte, parece constituir una herramienta adecuada para realizar ajustes posológicos e identificar tempranamente pacientes con toxicidad derivada de una sobreexposición o con una biodisponibilidad baja y/o amplia variabilidad intraindividual.

Otras estrategias de Monitorización

La medida de la funcionalidad hepática ha sido identificada como estrategia potencial de monitorización
de CsA puesto que este fármaco es, mayoritariamente, metabolizado en hígado. En este contexto, el test respiratorio de la aminopirina es el primer test desarrollado para cuantificar la capacidad de metabolización hepática, sin embargo, el test respiratorio de la eritromicina (TRE) es el test más utilizado para cuantificar la capacidad de metabolización hepática de CsA ya que la eritromicina, y no la aminopirina, es un fármaco metabolizado por los enzimas de la familia 3A4 del complejo enzimático citocromo P450 (CYP3A4). Según la relaci existente entre el aclaramiento de CsA y el valor del TRE se desprende que conocido el valor del TRE se puede inferir el aclaramiento aparente de CsA y, así, optimizar el régimen posológico que debe recibir cada paciente.

El TRE es una prueba de laboratorio con mayor sensibilidad que especificidad, de tal forma que un resultado bajo en el TRE necesariamente no significa que el paciente presente una insuficiencia hepática. Estas características, limitan la utilidad clínica del TRE como prueba diagnóstica de funcionalidad hepática. Sin embargo, clínicamente, el cambio del resultado del TRE entre dos situaciones puntuales puede ser de interés para determinar la magnitud de algunas interacciones farmacológicas. En efecto, respecto al nivel basal, el cambio en el TRE puede confirmar el efecto que la administración concomitante de inductores enzimáticos, provoca sobre la actividad del CYP3A4 y, por tanto, sobre los requerimientos de CsA.

El principal inconveniente del TRE radica en la existencia del metabolismo presistémico de CsA. No obstante, en la actualidad se está desarrollando un TRE en el que la administración se realiza por vía oral y el grupo metílico de la eritromicina se halla marcado con 13C. En cualquier caso, todavía hoy existe muy poca experiencia clínica en este test y, aunque parece ser un método adecuado y no cruento para diferenciar el metabolismo hepático de CsA de su metabolismo intestinal, su utilización quedaría restringida al ámbito de la investigación clínica.

DISCUSIÓN

De todas las estrategias de monitorización farmacocinética de CsA desarrolladas hasta el momento, la adoptada por la mayoría de hospitales españoles ha sido la monitorización de C0 y, más recientemente, C2. Las ventajas que presentan ambas técnicas en relación con su simplicidad, coste y resultados clínicos en los pacientes con trasplante renal de novo han impulsado la implantación de estas estrategias de individualización posológica que permiten reducir el rechazo agudo y garantizar la supervivencia del injerto de forma más eficiente que la monitorización del ABC0-12h y el ABC0-4h, incluso cuando se emplean sus respectivos modelos de estimación a partir de un número limitado de muestras sanguíneas.

La controversia surge a la hora de decidir cual de estos dos valores, C2 o C0, es el predictor óptimo. No obstante, posiblemente la monitorización simultánea de C0 y C2 sea la situación ideal por cuanto que permite obtener información farmacocinética sobre la absorción y eliminación individual de CsA.

Aunque hasta el momento se habían obtenido resultados óptimos con la individualización posológica a partir de C0, los resultados obtenidos recientemente con C2 hacen ya casi imprescindible la utilización de esta estrategia monitorización farmacocinética en la práctica clínica. No obstante, el beneficio clínico a largo plazo de la monitorización de C2 en los pacientes trasplantados de novo y, durante el periodo de mantenimiento, no se ha evidenciado todavía de manera prospectiva. Según Oellerich y cols. la monitorización de C2 se presenta como una estrategia que puede ser particularmente útil durante la primera semana post-trasplante donde es imprescindible alcanzar un adecuado nivel de exposición a CsA y una adecuada inmunosupresión con el objeto de prevenir el rechazo agudo69. Si esto es así, transcurrido este periodo, "¿sería suficiente monitorizar
solamente C0 o se deberían alternar o simultanear ambas técnicas?" Además, agregan, las interacciones farmacológicas potenciales en estos pacientes son elevadas, y cabe preguntarse si C2 es capaz de predecirlas como lo hace C0. Además, si en un paciente se observa una baja correlación entre C2 y C0, entonces es difícil seleccionar la mejor estrategia de monitorización para realizar los ajustes posológicos. De hecho, las primeras cuatro horas post-dosis representan el periodo con mayores diferencias interindividuales y, aunque el pico de absorción se produce entre 1,5 y 2,5 horas en la mayoría de pacientes55, 66 existe un grupo de pacientes con absorción retardada donde la concentración máxima se alcanza a un tiempo superior. Esta situación justificaría la baja correlación encontrada entre C2 y C0 en algunos pacientes y por tanto, sería necesario en estos casos monitorizar un nuevo punto, (de 3 a 6 horas post-dosis), para descartar la existencia de una absorción retardada o, por el contrario, una biodisponibilidad baja. En los pacientes con una biodisponibilidad baja, ambos puntos deberían estar bajos y la dosis de CsA se debería aumentar y ajustar de acuerdo con el valor de C2. Por el contrario, en los pacientes con absorción retardada el segundo punto podría ser incluso superior al C2 y, por tanto, el aumento de dosis puede conllevar toxicidad71. Lamentablemente, todavía no existe evidencia científica suficiente que ayude a la toma de decisiones en estas situaciones que con bastante frecuencia surgen en los pacientes trasplantados.

Actualmente se están llevando a cabo diversos ensayos clínicos multicéntricos, en pacientes con trasplante renal, que tratan de establecer definitivamente las ventajas clínicas de la monitorización de CsA durante la fase de absorción, o C2, frente a C0. En este sentido, sería necesario realizar en el contexto de un ensayo clínico, una validación prospectiva a largo plazo, de la efectividad y seguridad de los ámbitos terapéuticos establecidos para C2 en función del tiempo post-trasplante. Mientras tanto, cada hospital debe plantearse su propia estrategia de individualización posológica que debería incluir la monitorización de un punto durante la fase de absorción (C2 o equivalente) en trasplante de novo durante, al menos, los primeros 1-3 meses post-trasplante.

Por último, sería imprescindible cuantificar y modelar la influencia del tiempo post-trasplante y otras covariables predictoras sobre la biodisponibilidad de CsA y, desarrollar algoritmos bayesianos de estimación de los parámetros farmacocinéticos individuales, lo que permitiría mejorar las actuales ecuaciones predictivas para la individualización posológica basándose en C2 y prevenir importante errores de dosificación al considerar la existencia de una relación lineal, en un fármaco de conocido comportamiento cinético no-lineal y tiempo dependiente; e incluso, desarrollar redes neuronales para la predicción de la dosis de CsA a partir de C2, al igual que se realizó en su momento con C0.

En conclusión, las ventajas que se han evidenciado en la monitorización de C0 y C2, justifican la implantación de estas estrategias de monitorización en pacientes con trasplante renal. Sin embargo, la información disponible hasta el momento no permite adoptar una de las dos técnicas como estrategia exclusiva para realizar ajustes posológicos en trasplante renal. En este sentido, sería necesario cuantificar y modelar la influencia del tiempo post-trasplante y otras covariables predictoras sobre la cinética no lineal de CsA para la individualización posológica utilizando C2 y, obtener más información que avalara el beneficio clínico a largo plazo de esta estrategia durante el periodo post-trasplante inmediato y de mantenimiento, así como, los ámbitos terapéuticos actualmente establecidos para C2 en trasplante renal.