Las vacunas son un invento que ha revolucionado la historia de la medicina, salvando millones de vidas en todo el mundo. Pero, ¿por qué se llaman "vacunas"? Para conocerlo tenemos que hablar de la viruela, que provocaba la muerte de 400 000 personas por año en la Europa del siglo 18.
Fue entonces cuando el médico rural Edward Jenner observó que las personas que cuidaban vacas y se exponían a la viruela bovina desarrollaban pequeñas ampollas en las manos, pero luego parecían inmunes a la viruela humana, que era mucho más peligrosa. ¿Podría usar una versión inofensiva de la viruela bovina para proteger a las personas contra la variante humana mortal?
Para probar su teoría, tomó la viruela bovina de una ordeñadora y la inoculó en un niño de 8 años llamado James Phipps. Tras recuperarse de la viruela bovina, Jenner expuso al niño a la viruela humana, no mostrando luego la enfermedad.
Pero fue Louis Pasteur quien popularizó este proceso y acuñó el término "vacuna" en honor a Jenner. Como tributo a su predecesor, eligió la palabra que proviene del latín "vacca" (vaca).
Hace más de dos siglos, un viaje marcó un hito en la historia de la medicina y la vacunación. La expedición, liderada por el médico español Francisco Javier Balmis, se convirtió en la primera misión humanitaria, llevando la vacuna contra la viruela a América y Asia, entre 1803 y 1806.
En esa época, la viruela era una enfermedad global, con una letalidad altísima y afectaba a todos los estratos sociales. Solo en Europa había acabado con la vida de 60 millones de personas. Recientemente, se estaba utilizando la vacunación de Jenner.
Pero, sin dudas, el gran problema era poder transportarla al otro lado del mundo. Balmis tomó una decisión audaz y polémica: el suero sería transportado dentro de receptáculos vivos, 22 niños huérfanos de La Coruña.
La idea era inocular la viruela en los brazos de los jóvenes cada semana de dos en dos (por si había complicaciones fatales en alguno) con las pústulas de los vacunados la semana anterior. Así llegarían con la muestra apta para vacunar a los americanos.
Se eligió a niños porque podía establecerse con seguridad que no habían padecido la viruela. No solo se les contagiaba de una enfermedad mortal, sino que además se les sometía a un viaje en el que muchos adultos no sobrevivían.
En un punto, la expedición de dividió en dos. Una al norte, para vacunar a Centroamerica y el Caribe, y otra al sur, para hacer lo mismo con los actuales paises de Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Luego, en 1805, Balmis viajo a Filipinas, llegando en su viaje incluso a vacunar regiones de China.
Se calcula que se vacunó de forma directa alrededor de 250 000 personas, beneficiando hasta a 1 millón de pacientes.
Todos conocemos que la viruela es la primera (y única) enfermedad infecciosa eliminada; todo eso gracias a la vacunación. Este virus, que aterrorizó al mundo entero durante miles de años, mataba a un tercio de los contagiados. Solo en el siglo XX se estima que 300 millones de personas murieron de viruela.
La Organización Mundial de la Salud lanzó un programa global de vacunación que prácticamente acabó con el virus. Para la década de los 70 ya era muy raro encontrar casos. En 1980 la OMS la declaró oficialmente erradicada del mundo.
Pero pocos conocen la historia de la última víctima y los trágicos detalles que la rodearon. En 1978, Janet Parker, una fotógrafa de Birmingham (Inglaterra), desarrolló abultamientos en la espalda, las extremidades y el rostro. Al principio, los médicos la diagnosticaron con varicela, pero su salud empeoró.
Finalmente, fue ingresada en un hospital y diagnosticada con "viruela". Las autoridades locales se movilizaron rápidamente, vacunando y poniendo en cuarentena a las personas cercanas a Janet. Más de 500 fueron vacunados en solo dos semanas.
Pero la pregunta que todos tenían en mente era cómo se había contagiado Janet. Ella trabajaba en el laboratorio del profesor Henry Bedson, un experto en viruela. Su laboratorio era uno de los pocos centros de investigación de la enfermedad comisionados por la OMS.
Luego, el padre de Janet, de 77 años y que también estaba en cuarentena, sufrió un paro cardíaco que acabó con su vida. Se cree que el estrés provocado por el estado de su hija fue el detonante, pero no le hicieron un examen post mortem para confirmar la causa de su fallecimiento, por miedo al riesgo potencial que representaba un contagio de viruela.
Un día después de esta "primera" víctima indirecta del brote, el profesor Bedson se suicidó en el jardín de su casa. Dejó una nota que decía: "Siento haber traicionado la confianza que tantos amigos y colegas pusieron en mí y en mi trabajo".
Y cinco día más tarde, exactamente un mes después de haber aparecido los primeros síntomas, Janet Parker también murió.
Finalmente, en octubre de 1978, las autoridades declararon que Birmingham estaba libre de viruela. Un año después, un juicio exoneró a la Universidad de Birmingham de cualquier culpa en el brote. En 1980, dos años después de la muerte de Janet, la viruela finalmente fue declarada erradicada.
En 1885 Pasteur desarrolló la vacuna contra la rabia. Pasteur había logrado avances en microbiología, entonces, decidió dirigir su atención hacia este virus, cuya transmisión ocurría generalmente por la mordedura de un animal infectado.
Hasta entonces, Pasteur había experimentado en animales, principalmente perros, mediante la inoculación de una forma atenuada del virus obtenida al secar las médulas espinales de conejos y monos infectados. Sin embargo, a pesar de los éxitos iniciales, tenía dudas sobre la seguridad y eficacia de aplicar este tratamiento en humanos.
Pero estas dudas llegaron a su fin cuando un niño de nueve años, Joseph Meister, fue mordido por un perro rabioso. Su pronóstico era muy malo: Joseph tendría una muerte segura. Sin otra alternativa, Pasteur tomó la decisión de administrar el tratamiento experimental.
Finalmente, el niño sobrevivió, convirtiéndose en el primer humano en recibir con éxito la vacuna contra la rabia. Esto no solo impactó a la comunidad científica, sino que también atrajo la atención pública y generó una demanda masiva de la vacuna. El éxito impulsó a Pasteur a crear el instituto que lleva su nombre.
La estrategia, basada en la debilitación progresiva del virus para estimular el sistema inmunitario, marcó el camino hacia el desarrollo de muchas otras vacunas en la historia de la medicina.
El Dr. Maurice Hilleman dejó un legado imborrable al crear 40 vacunas (humanas y animales). Una de sus contribuciones más destacadas fue la creación de la vacuna contra las paperas, un hito que no habría sido posible sin la inesperada "ayuda" de su propia hija, Jeryl Lynn.
Después de graduarse con honores en microbiología en 1944, el joven Hilleman continuó con su tesis doctoral, donde demostró que la clamidia era una bacteria y no un virus. Luego ingreso a trabajar en el gigante farmacéutico Merck.
En 1963, su pequeña hija Jeryl Lynn, de 5 años, cayó enferma en medio de la noche. Hilleman recurrió a su experiencia y conocimientos para identificar y abordar la enfermedad.
Su hija recordó que, en vez de consolarla, como cualquier padre normal, buscó un hisopo y una placa de Petri, donde tomo una muestra de hisopado faríngeo. Afortunadamente, Jeryl se infectó por una cepa de paperas poco virulenta, la cual era difícil que afectara al cerebro o la médula espinal, de modo que la vacuna terminó siendo notablemente segura.
En los años 60, los ensayos clínicos eran más pequeños y rápidos que hoy. El virus fue probado en 1966 y aprobado un año después. El proceso en total duró solo 4 años.
La vacuna, nombrada en honor a su hija, Jeryl Lynn, se convirtió en la base de la vacuna triple viral, una herramienta crucial en la lucha contra el sarampión, las paperas y la rubéola. El compromiso de Hilleman con la seguridad y la eficacia de las vacunas se reflejó en cada etapa del proceso de desarrollo.
* Flavio Gabriel Lipari es médico infectólogo, profesor universitario en la Cátedra de Bacteriología y Virología Médicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, doctorando en "Bacteriemias por enterobacterales productoras de carbapenemasas".