Ciclos de quimioterapia antes de la cirugía

México: abordaje novedoso para disminuir secuelas terapéuticas en cáncer de cavidad oral

Así lo indican los primeros resultados de una investigación llevada a cabo en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, dependiente del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Fuente: IntraMed

No tiene tanta prensa como otros tipos de tumores, pero -según datos de la OMS de noviembre de 2024-, el de cavidad oral es el 13º tipo de cáncer más común en el mundo. La organización estimó que en 2020 se produjeron 377.713 nuevos casos y 177.757 defunciones por los cánceres de labio y de la cavidad bucal. Este tipo de tumores es más común (y más letal) entre los varones.

Por su parte, un artículo publicado en la Revista Española de Salud Pública, y disponible en la United States National Library of Medicine (NLM), informa que el cáncer oral afecta los labios, la mucosa oral, las encías, el paladar, la lengua, el piso de la boca y el área retromolar. “Los hombres de los países con Índice de Desarrollo Humano (IDH) bajo y medio, como son la mayoría de los países de América Latina, tienen una tasa estandarizada de cáncer oral por edad de mortalidad del 8,7%, superada solo por el cáncer de pulmón (11,0%). En Centroamérica y Sudamérica, se espera un aumento del 17,2% en la mortalidad por cáncer oral para 2030”, añade.

Esa tendencia la vive (y le preocupa) el equipo del Departamento de Tumores de Cabeza, Cuello y Piel del Hospital de Oncología del CMN Siglo XXI, en Ciudad de México. “En los derechohabientes del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), los tumores de cavidad oral son la primera causa de consulta por tumores de cabeza y cuello en el Hospital de Oncología, seguida por el cáncer de laringe. Aproximadamente tres casos nuevos por semana son vistos en el departamento”, informó su jefe, José Francisco Gallegos Hernández, según publicó el sitio del IMSS cuando dio la noticia de que los resultados iniciales del tratamiento de 45 personas con quimioterapia de inducción acababan de ser presentados en Francia (20 y 21 de noviembre), concretamente en el Congreso de la Société Française de Carcinologie Cervico-faciale. 

¿Qué puede provocar un cáncer en la boca y cómo se trata?

El estilo de vida tiene una relación directa con la aparición de este tumor: el consumo de tabaco (fumado o colocado en la boca), de alcohol (principalmente cerveza y destilados), de cannabis y de cocaína; las prácticas sexuales sin uso de preservativo -porque pueden provocar infección con el virus del papiloma humano (VPH)- y la falta de aseo bucal son algunas de las causas más frecuentes, subrayó Gallegos Fernández.

Destacó asimismo que, históricamente, en muchas personas con tumores orales avanzados el tratamiento inicial con cirugía implica secuelas mutilantes en el habla, la deglución y la continencia oral. El objetivo de la investigación fue, entonces, reducir las secuelas funcionales y permitir al paciente reintegrarse a su vida laboral y a su entorno social, invirtiendo el orden del abordaje: iniciarlo con quimioterapia de inducción, es decir, la que permite disminuir el tamaño del tumor antes de otras intervenciones. “Consiste en dar dos o tres ciclos, reevaluar al paciente, y si la respuesta es adecuada, ofrecer cirugía de menor magnitud a la que habría sido necesaria inicialmente, y seguir el tratamiento, ya sea con radiación o asociación de quimioterapia con radiación. Esto implica, en los pacientes que responden, menor secuela funcional y un control similar”, explicó en el foro.

“Con este abordaje, lo que tratamos es disminuir la etapa del tumor, su tamaño, para ofrecer luego un tratamiento igual de radical, pero con menos secuelas y que ofrezca un control oncológico a la par de un beneficio”, señaló, y agregó que anteriormente este tipo de neoplasias se atendían con radiación y no siempre se lograban buenos resultados. “Gracias a este conocimiento sobre la quimioterapia de inducción, probablemente en un próximo tiempo el tratamiento pase a ser uno de los estándares terapéuticos, y de esta manera podremos disminuir las secuelas terribles”, se permite esperanzarse, aunque, por supuesto –resaltó- lo mejor es la prevención: cambio de hábitos y detección precoz.