Solo en 2020 se produjeron más de 80 millones de nuevas infecciones por gonorrea en todo el mundo, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si no se tratan, estas infecciones pueden provocar enfermedad inflamatoria pélvica, embarazo ectópico e infertilidad.
N. gonorrhoeae ha sido tratada con antibióticos desde la década de 1940. Pero el gonococo puede evolucionar rápidamente, lo que da lugar a nuevas cepas que resisten los medicamentos, como la azitromicina, la cefixima y la ceftriaxona. Esta última es el único tratamiento de primera línea recomendado actualmente por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. para la gonorrea.
Los científicos están explorando nuevos antibióticos, pero sin una vacuna que ayude a prevenir la infección, siempre estaremos tratando de escapar de la resistencia. Hasta ahora, los esfuerzos para desarrollar una vacuna contra la gonorrea han resultado inútiles, y los candidatos prometedores no lograron brindar protección en los ensayos clínicos.
En este contexto, una vacuna segura, incluso con una eficacia limitada, sería una buena noticia para la salud pública.
A finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, Nueva Zelanda experimentó una epidemia de enfermedad meningocócica causada por N. meningitidis del grupo B. Para frenar la infección, el Ministerio de Salud del país lanzó el programa de inmunización MeNZB, que ofrece vacunación gratuita a cualquier persona menor de 20 años.
La campaña de salud pública, que se llevó a cabo entre 2004 y 2006, redujo los casos de meningitis relacionados con la cepa del grupo B. Pero la incidencia de la gonorrea también disminuyó.
En 2017, un estudio retrospectivo de casos y controles, publicado en The Lancet, comparó la incidencia de gonorrea en quienes recibieron la vacuna MeNZB con la de quienes no la recibieron. Los investigadores estimaron que la vacuna MeNZB tiene una eficacia del 31 % contra la ITS.
La observación no se limitó a Nueva Zelanda. Canadá, Cuba y Noruega también informaron reducciones en las tasas de infección gonocócica después de las campañas de vacunación contra meningitis B, y estudios en Australia y los EE. UU. encontraron que la vacuna fue igualmente efectiva contra la gonorrea.
"Puedes seguir contrayendo gonorrea una y otra vez porque tiene un mecanismo para bloquear tu sistema inmunitario", dijo Rino Rappuoli, profesor de investigación de vacunas en el Imperial College de Londres. En el nuevo estudio, financiado por el Consejo Europeo de Investigación y publicado en Science Translational Medicine en mayo, Rappuoli y sus colaboradores trataron de comprender la protección cruzada provocada por las vacunas antimeningocócicas.
Aunque hay 2 tipos de vacunas MenB disponibles en los EE. UU., solo la vacuna 4CMenB, que se dirige a las vesículas de la membrana externa de la bacteria, parece proteger contra la gonorrea. El reciente estudio tuvo como objetivo identificar los anticuerpos inducidos por esta vacuna que matan al gonococo. Estos anticuerpos podrían utilizarse para identificar los antígenos específicos responsables de la protección cruzada.
Los investigadores recolectaron muestras de sangre de 3 voluntarios que recibieron la vacuna multicomponente 4CMenB. A continuación, aislaron e incubaron las células B de memoria activadas por la vacunación, dando tiempo a las células para producir anticuerpos.
Casi 400 de estos anticuerpos reconocieron al menos una de las cepas de gonococo y 36 de ellos mataron con éxito al gonococo. Luego, los investigadores determinaron a qué antígenos se habían dirigido los anticuerpos.
El estudio detectó 17 anticuerpos clínicamente significativos inducidos por la vacuna contra el meningococo que mataron al gonococo. Nueve de estos anticuerpos reconocieron el antígeno porina B (PorB), 4 reconocieron el antígeno lipooligosacárido (LOS) y 4 tenían especificidad desconocida.
PorB es una proteína abundante en la superficie tanto del gonococo como del meningococo, pero debido a que su secuencia de aminoácidos difiere un poco entre las 2 bacterias, no era una pieza obvia del rompecabezas antes de este estudio. Un ensayo de 1985 que probó una vacuna contra la gonorrea con un componente PorB encontró que no logró provocar una respuesta protectora, aunque los métodos para purificarla no eran confiables en ese momento.
El meningococo y el gonococo también comparten estructuras comunes de LOS, pero las moléculas son pequeñas y no son particularmente propensas a provocar una respuesta inmunitaria. Aun así, estas proteínas emergieron como antígenos clave en el nuevo estudio.
Teniendo en cuenta el pequeño tamaño de la muestra del estudio y la presencia de los antígenos no identificados, es probable que el PorB y el LOS no cuenten la historia completa. Pero estas proteínas compartidas parecen proporcionar al menos una explicación mecánica parcial para la protección cruzada de la vacuna contra el meningococo contra la gonorrea.
Una hipotética vacuna específica para la gonorrea debería incorporar antígenos PorB y LOS previamente no considerados. Los investigadores también podrían considerar los anticuerpos anti-PorB y anti-LOS como terapéuticos. Y hasta entonces, la vacuna MenB podría proporcionar cierta defensa.
Tras los diagnósticos de gonorrea récord, el Servicio Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra anunció recientemente planes para comenzar a administrar la vacuna 4CMenB a poblaciones de alto riesgo, incluidos los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y tienen un historial reciente de múltiples parejas sexuales o una ITS. El lanzamiento, un uso no autorizado de una vacuna, será el primer programa de vacunación del mundo para prevenir la gonorrea.