LungVax es la primera vacuna terapéutica destinada a combatir el cáncer de pulmón. Ha comenzado su fase de ensayos clínicos en Europa y América Latina.
Esta vacuna no busca prevenir la enfermedad como lo hacen las tradicionales, sino que estimula al sistema inmunitario de los pacientes para combatir células tumorales activas, en especial, aquellas relacionadas con el cáncer de pulmón de células no pequeñas, uno de los tipos más comunes y letales.
El ensayo clínico de fase III ha comenzado en España, Cuba, Turquía, Malasia, Sudáfrica, Serbia y Venezuela, involucrando a más de 700 pacientes. Se busca confirmar la eficacia de la vacuna como complemento a tratamientos estándar de quimioterapia e inmunoterapia.
Uno de los aspectos más destacados de LungVax es que se basa en el uso de un antígeno llamado EGF (factor de crecimiento epidérmico), que está sobreexpresado en muchos tipos de cáncer. Al inducir la creación de anticuerpos que bloqueen este receptor, se pretende detener el crecimiento de las células malignas.
La vacuna contiene EGF humano recombinante unido a una proteína transportadora (generalmente P64K del Haemophilus influenzae), más un adyuvante, como el montanide ISA 51, para mejorar la respuesta. Los ensayos de fase II registraron una mejora en la mediana de supervivencia global (de hasta 11-12 meses en ciertos grupos) y una mejora en la calidad de vida. Aunque esta etapa será crucial para obtener la aprobación final por parte de agencias regulatorias, como la EMA (Agencia Europea del Medicamento).
El proyecto ha despertado gran interés internacional, en parte por su enfoque único, y además, por haber sido concebido en Cuba. Pese a las limitaciones económicas del país del Caribe, ha sido históricamente reconocido por sus avances en biotecnología y medicina preventiva.
LungVax es un derivado mejorado de la vacuna CIMAvax-EGF, que ya se usaba en el sistema de salud cubano desde hace años.
CIMAvax-EGF ha sido utilizada en Cuba desde 2011 como tratamiento complementario en pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas. Su mecanismo consiste en inducir una respuesta inmune contra el EGF, bloqueando la proliferación tumoral. Según estudios publicados en Journal of Clinical Oncology, los pacientes tratados con esta vacuna mostraban una supervivencia media prolongada, especialmente en aquellos con bajos niveles de EGF en sangre al inicio del protocolo.
En 2016, Roswell Park Comprehensive Cancer Center (de Estados Unidos) firmó un convenio con Cuba para investigar el potencial de la vacuna en América del Norte, siendo la primera colaboración biomédica de este tipo tras el deshielo de relaciones diplomáticas.
Los científicos enfatizan que no se trata de una cura milagrosa, sino de una herramienta que puede ampliar el arsenal médico contra el cáncer. De aprobarse, se convertiría en la primera vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón aprobada en Occidente, abriendo el camino para futuras vacunas dirigidas a otros tipos de cáncer.
Además de sus beneficios médicos, podría tener un impacto económico y social relevante, reduciendo costos de hospitalización y tratamientos intensivos, y mejorando la calidad de vida de miles de pacientes que hoy enfrentan diagnósticos con pronósticos reservados.
El siguiente paso en este camino será la publicación de resultados preliminares de esta fase III, que podrían darse a conocer entre finales de 2025 e inicios de 2026. Si los datos confirman su eficacia, se podría iniciar el proceso de autorización para su uso comercial.